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FACCMA. Entrevista a Damián Faingold, orador en el acto de la Juventud por el 26 aniversario del atentado a la embajada de Israel

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 Itongadol.- Damián Faingold, perteneciente a Juventud Macabea (JUMA), la agrupación que reúne a los jóvenes de las instituciones afiliadas a FACCMA, dialogó con ItonGadol luego del acto para recordar a las víctimas del atentado del 17 de marzo de 1992.

El acto de la Juventud por el 26 aniversario del atentado a la embajada de Israel fue convocado por la Mesa de Juventud y se llevó a cabo el jueves 15 de marzo a las 19.30 en Arroyo y Suipacha.

“Generalmente, durante el año, tanto el Consejo Juvenil Sionista, como NOAM, como Juventud Macabea hacen actividades por separado, pero estos hechos nos unen más que nunca y realmente dejamos de lado cualquier diferencia desde lo cultural y las costumbres. Nos ponemos como una comunidad unida y fuerte para pensar y hacer cosas para poder llevar adelante un acto como el que hicimos y como los que llevamos haciendo desde hace muchos años”, expresó Faingold.

-En primer lugar y a modo de contexto, ¿cómo surgió la organización de este acto en la plaza de Arroyo y Suipacha un día antes del acto central?
-El acto se realiza desde hace varios años. En sus inicios se hacía en la fecha de conmemoración en el mismo horario, es decir, en simultáneo. Hasta que se decidió cambiar esto y hacerlo una noche antes para poder encarar estos temas desde otro lugar. Queremos corrernos un poco y separar las intenciones de la juventud y de los organizadores de estos actos de las del contexto político que lógicamente tienen los actos centrales del aniversario del atentado a la Embajada y a la AMIA. La organización la llevamos a cabo entre los tres movimientos juveniles más grandes, que son Juventud Macabea, representada en FACCMA, chicos de NOAM Argentina y del Consejo Juvenil Sionista Argentino, coordinados también los últimos años por el Departamento de Juventud de AMIA. Fue algo creado entre todos, muy en conjunto, donde cada uno va aportando ideas, temas que quiere tratar, propuestas, y entre todos lo armamos.

-¿Sentís que este año este acto pasó a tomar otra dimensión por ser el único acto en realizarse sobre la calle Arroyo?
-El hecho de haber sido el único acto en la esquina donde estaba la Embajada es muy importante. Creo que marca el potencial y la capacidad de la juventud de poder tomar la ‘posta’ en este reclamo, en este pedido de justicia constante, y en esta misión de no conformarse con esta realidad, que creo que la juventud está sabiendo cumplir de gran manera. Esto se vio marcado por valores muy fuertes, instalados y muy claros que son, primero que nada, la unidad entre todas las miradas y distintos movimientos que hay dentro de la comunidad, de los jóvenes por lo menos. Generalmente, durante el año, tanto el Consejo Juvenil Sionista, como NOAM, como Juventud Macabea hacen actividades por separado, pero estos hechos nos unen más que nunca y realmente dejamos de lado cualquier diferencia desde lo cultural y las costumbres. Nos ponemos como una comunidad unida y fuerte para pensar y hacer cosas para poder llevar adelante un acto como el que hicimos y como los que llevamos haciendo desde hace muchos años. Por eso es importante también para los jóvenes que fueron al acto, que el mensaje también es que podemos hacer la diferencia y es importante el aporte de la acción de cada uno, que es lo que realmente va a generar un cambio de acá al futuro. Es importante que la gente se haya llevado eso también.

-¿Qué significa para vos haber podido estar arriba de un escenario tan importante y qué los jóvenes sean los que, de alguna manera, lideraron el reclamo este año?
-En cuanto el haber estado en el escenario dirigiendo la palabra de la juventud, fue una grata responsabilidad para poder transmitir los conceptos y la idea que dejamos bastante clara con el acto, que tiene varios puntos. Por un lado, dejar en claro que la juventud, conformada en su mayoría por chicos que no habían nacido cuando fue el atentado, asume la responsabilidad y no es indiferente bajo ningún punto de vista a lo que pasó y a la responsabilidad que tenemos que asumir como líderes comunitarios y que es continuar no sólo con el reclamo, sino con la lucha continua para poder cambiar la realidad que impuso el atentado a la embajada y a la AMIA. Esa realidad que en muchos aspectos limitó o afectó a la vida comunitaria como tal. Es nuestra responsabilidad no naturalizarla, sino hacer acciones de vida y hacerle frente al miedo, a las muertes y al horror que instalaron estos hechos. Por eso el acto estuvo repleto de propuestas artísticas, de baile, de música. Hacerle frente con construcciones desde lo artístico y lo cultural.

-Desde tu movimiento juvenil comunitario, ¿cómo se vincula tu actividad diaria con el compromiso permanente en el caso de los atentados en la Argentina?
-Cuando se acercan las fechas de conmemoración, en Hacoaj se trata de hacer actos institucionales y se trabaja en los grupos del club, obviamente desde distintos lugares, para que los chicos desde los 3 años puedan incorporar algún concepto, información o entendimiento de lo que ocurrió y cuál es su rol como futuros líderes y para activar en la comunidad para entender un poco más lo que pasó. Me consta que en Hacoaj, como en todas las instituciones socio-deportivas de FACCMA, estos temas están al tope de la lista por lo que significan, porque golpearon muy fuerte a nuestra comunidad, son heridas que aún no cerraron. Hay muchas preguntas aún sin responder y eso hace que haya que ser el doble de cuidadosos e insistentes en esto de transmitírselo a los más chicos y de poder, desde cada institución, aportar un granito de arena para que este hecho. Que las víctimas y las consecuencias no caigan en el olvido y no se naturalicen. Porque eso es lo más riesgoso y es en lo que ayer hacíamos hincapié, cuando hablábamos de esas consecuencias que estallaron hacer 26 años pero hoy las seguimos viendo. Por ejemplo, cuando en los actos tenemos que aportar nuestra seguridad aparte por precaución, ya que siempre queda una sensación en el aire de que por ser un acto de la comunidad, algo puede ocurrir. Cuando estas cosas se naturalizan, pasan a formar parte de nuestra realidad y es mucho más difícil cambiarlas. Por eso es muy importante el trabajo desde nuestras instituciones, que tienen llegada a miles de chicos, jóvenes y miembros de la comunidad.

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