Itongadol/AJN.- Para Netanyahu, la Oficina Oval nunca fue un lugar cálido en el que tuviera un sitio seguro. Pero desde la llegada de Donald Trump y más puntualmente los últimos meses la Casa Blanca se transformó en un refugio para el primer ministro israelí.
El primer ministro Benjamín Netanyahu no es ajeno a la Oficina Oval de la Casa Blanca.
Estuvo ahí en varias ocaciones, primero en reuniones con el presidente Bill Clinton durante la década de 1990 y luego nuevamente desde 2009 hasta 2016 con el presidente Barack Obama.
Es dudoso que asistiera a cualquiera de esas reuniones, en las que se enfrentó a los presidentes sobre los palestinos, los asentamientos o el riesgo que representa Irán, y que consideraba la Oficina Oval como un lugar de refugio.
Para Netanyahu, la Oficina Oval nunca fue lugar cálido en el que podía quitar la preocupación de sus problemas con un aliado comprensivo.
Sentado en la oficina ovalada, con retratos de los presidentes Andrew Jackson y Thomas Jefferson en las paredes y un busto de Abraham Lincoln sentado en una mesa, Netanyahu busca preservar su beneficio de amistad dentro del recinto.
Para Trump, como Netanyahu sería beneficioso sería conseguir un éxito en el proceso diplomático de Medio Oriente, que él mismo caracterizó como el "acuerdo definitivo". Algún tipo de movimiento en el proceso de paz sería incluso más oportuno para Trump, con el esposo de su hija. Un éxito demostraría que Jared Kushner es indispensable.
Netanyahu quiere cosas de Trump, y recibido bastante, principalmente el movimiento de la embajada. Trump también quiere cosas de Netanyahu. Una prueba de cuán genuinamente estrecha y cercana es su relación es cómo reaccionará Trump si Netanyahu no puede debido a sus circunstancias particulares en este momento darle a Trump lo que necesita.