Itongadol.- Los médicos del Centro Médico Hadassah han salvado la vida de Kimberly Winkler, de 22 años, una estudiante de ingeniería industrial de Minnesota que sufrió un aneurisma cerebral masivo.
Winkler, nacida en República Dominicana, estuvo en Jerusalén como parte del programa Birthright, para celebrar el 50 aniversario de su reunificación. Se alojaba en un hotel de Jerusalén cuando empezó a sentirse mal y fue llevada en ambulancia a Hadassah Ein Kerem. Después de varias operaciones cerebrales, Winkler fue dado de alta y regresará a Santo Domingo.
Kim Rosenthal, directora de la unidad de cuidados intensivos del departamento de neurocirugía y neurocirujano senior, recordó: “Kimberly sufría de una hemorragia intratable, masiva que definitivamente puso en peligro su vida. Un aneurisma explosivo es muy raro a una edad tan temprana, pero es un accidente cerebrovascular que amenaza la vida. El tratamiento se centra en detener la hemorragia por a través de un stent o bypass“.
El Prof. José Cohen, cirujano del departamento de neurocirugía, insertó stents de acero en su cerebro para detener el sangrado. Esta es una tarea delicada, ya que se debe evitar el daño al tejido cerebral. “Su tomografía computarizada fue tan mala que todo el mundo se sorprendió de que ella todavía estaba viva”, dijo Cohen.
Ellen Hershkin, Presidenta de Hadassah, declaró: “Cada día, el brillante equipo de médicos y enfermeras de Hadassah salvan vidas en todo el mundo. En el Centro Médico Hadassah cuentan con salas de operaciones de última generación que ofrecen instalaciones médicas de clase mundial para todos los que entran en sus puertas“.
Winkler se sometió a tres operaciones en las que la sangre se drenó de su cerebro e insertaron bobinas para cerrar el aneurisma. La condición de Winkler mejoró gradualmente y ahora es capaz de caminar, hablar y está haciendo grandes progresos en la terapia de rehabilitación.
La madre de Kimberly, Miriam Winkler, que había viajado desde Santa Domingo con las dos hermanas de Kimberly, dice: “Me sorprendí cuando vi a Kimberly, no estaba segura de que fuera la misma niña que jugaba voleibol y bailaba jazz. Nunca podremos darle las gracias suficientes a Hadassah por devolvernos a nuestra hija. La fe y la medicina son factores que trabajan aquí en una combinación perfecta".