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Itongadol.- “Nazis no” era el claro mensaje que Bukaneros, un sector de la parcialidad del Rayo Vallecano, un club de futbol español que en la última temporada perdió la categoría, con el que obligó a la dirigencia a modificar su decisión de contratar al jugador ucraniano que jugaba en el Real Betis, Roman Zozulya.
El mensaje de Bukaneros fue muy claro, en el Rayo Vallecano no puede jugar un neonazi, y se podía leer en varias pintadas "Vallekas en pie de guerra. Nazis no!" efectuadas en los alrededores de la Ciudad Deportiva del club mientras que sus líderes explicaban: “Su filiación nazi le impide vestir la franjirroja. No la vas a ensuciar. No eres bienvenido”.
Roman Zozulya surgió en el Dynamo de Kiev y se convirtió en ídolo en el Dnipro, cuyos hinchas, al estallar la guerra del este de Ucrania, armaron una suerte de ejército popular que logró captar seguidores gracias al futbolista, que puso su imagen a disposición. Al ser contratado por el Betis, llegó con una remera con el logo de Pravy Sektor, un partido nacionalista y paramilitar de la ultraderecha ucraniana; también remató camisetas suyas (por ejemplo, la que usó en un partido de su selección contra España) para recaudar fondos en favor de la Brigada del Aire número 25, uno de los grupos paramilitares del partido.
Según confirmó en diversas ocasiones el Servicio de Inteligencia ucraniano, Zozulya es fundador de la organización militar Narodna Armiya. Literalmente, Ejército del Pueblo. Este grupo paramilitar de ultraderecha opera en la zona Donbass contra las fuerzas prorrusas. Aunque las autoridades ucranianas siempre acostumbran a usar el concepto Fundación, lo cierto es que Narodna Armiya recluta a hombres armados que se juegan la vida en el frente; y hace un mes el Servicio de Inteligencia ucraniano le agradeció la donación de un dron para sobrevolar las líneas enemigas y para ayudar a "salvar las vidas de nuestros soldados".
Ideológicamente Roman Zozulya se manifiesta admirador de Stepán Bandera, icono de la ultraderecha nacionalista ucraniana y héroe de la lucha por la independencia de Ucrania, pero el más siniestro colaboracionista nazi del pasado siglo en Ucrania.
A diferencia de lo que en cierta medida se ha convertido en un incidente que se reitera en casi todos los torneos de futbol europeos, donde grupos de las parcialidades cantan consignas racista, xenófobas y antisemitas, Bukaneros tuvo una clara postura contraria al neonazismo