Itongadol.- El hallazgo de un nuevo archivo nos permite reflexionar sobre la memoria y la documentación. En este caso la historia no se cuenta sola y se requiere de muchos esfuerzos para preservarla.
“…El viernes a la mañana iba caminando por la calle Trelles Rumbo a la Estación La Paternal y cerca de Espinosa veo decenas de fotos desparramadas en la vereda, Comienza contando Ezequiel Semo, bibliotecario de IWO. "Cuando empecé a levantarlas vi la iconografía judía clásica: escrituras en ídish y polaco, un chico con kipa y talit, una estrella de David en un decorado, un monumento de cementerio judío. Las fotos marcaban un camino que iba hasta un tacho de basura en el cual seguramente habían sido tiradas el día anterior junto con ropa de la cual quedaban solamente algunas medias. Empecé a seguir ese camino levantando las fotos. Seguramente un cartonero vio el paquete, saco la ropa y dejó las fotos al costado del tacho. El viento las habrá desparramado.” Algunas pocas se volaron a la zanja y no se pudieron recuperar. Las demás las llevé a IWO. Lamentablemente, no tenemos ningún dato concreto del origen del archivo.”
Surge entonces la pregunta ¿Por qué guardar este archivo? ¿Qué valor documental tiene una colección de estas características? En primer aparece la respuesta emotiva y apasionada de Ezequiel que dice “primero fue la curiosidad, porque ves fotos de personas tiradas en el piso y no es algo habitual. Después vi las letras en ídish ya no podía dejarlo en la calle, entiendo que el IWO es el lugar para esta colección”
"Por otra parte no saber el origen no invalida su valor informativo" nos explica Silvia Hansman, directora del Archivo Histórico. Porque las marcas en las fotografías nos dicen mucho sobre la historia de una familia. Las dedicatorias son indicios de relaciones familiares, amistades y amores. Las inscripciones en diferentes idiomas nos cuentan historias de migraciones, desarraigo y aventuras.” Inclusive las huellas de pisadas – dice Semo – nos cuentan historias de abandono e indiferencia. Esto también habla de su significado en la memoria de una familia.Además, hoy no tenemos información, pero es muy probable que alguien, en algún momento pueda reconocer a esa familia y darnos más información."
Hansman nos cuenta que entre las fotografías Ezequiel encontró una postal de Mar del Plata que un hijo les escribe en ídish a sus padres. "Me pareció interesante consultar con Abraham Lichtenbaum, dijo Hansman porque notamos algunas particularidades en la escritura. En un minuto tuvimos un panorama más claro. Pudimos ver que los conocimientos de ídish del veraneante eran elementales porque comienza la carta diciendo “zai guezunt” pensando que significa “espero que estén bien de salud” sin darse cuenta que en ídish “zai guezunt” es una fórmula de despedida. También pudimos inferir que son litvakes porque no utiliza el diptongo “oy” y escribe “Shraybt undz eyb ir vilt” y “Greysn kush.” Solamente con estos indicios ya sabemos que es una persona que aprendió ídish en su hogar, escuchando hablar a su familia, que también aprendió a leer y a escribir pero que no tuvo educación escolar porque en esa época en las escuelas se enseñaba ídish estándar. Esta postal también nos muestra que a fines de la década de 1960 y principios de 1970 muchas familias todavía se comunicaban en ídish."