Otras de las reformas previstas son la reducción considerable del gabinete y la unificación de los cuerpos de seguridad, que pasarían a encuadrarse bajo un solo mando.
Esta renovada dinámica política se vio acompañada de nuevas incursiones militares israelíes en cuatro localidades de Cisjordania -Ramalá, Betunia, Taluza y Umsarayet- y el campamento de refugiados de Jan Yunis en la franja de Gaza. La comisión delegada del Consejo Legislativo (parlamento interino de la Autoridad Nacional Palestina) encargada de elaborar un documento de propuestas que sirvan de guía a la próxima reforma institucional, comenzó sus trabajos, un día después de que Arafat le otorgara el mandato correspondiente.
El número de diputados que logró asistir a las sesiones no llegó ni a la mitad de un total de 88, debido a los controles militares, que limitan y en ocasiones impiden el movimiento entre las diferentes áreas autónomas palestinas, en estos momentos cercadas por el Ejército israelí. De hecho, en Cisjordania solamente pudieron asistir los diputados del área de Ramalá, que a su vez se comunicaban vía videoconferencia con los de Gaza.
La más importante de las propuestas fue la anteposición de elecciones presidenciales a las municipales y legislativas. Como fecha orientativa, los miembros de la comisión sugirieron el primer cuatrimestre del 2003, y antes de que terminara el año, se celebrarían los otros dos comicios. No obstante, fuentes próximas a Yasir Arafat aseguraron que éste prefiere que las presidenciales y las legislativas tengan lugar conjuntamente en un plazo inferior a seis meses.
Además, destaca la propuesta de creación de la figura del primer ministro, lo que haría que Arafat perdería gran parte del poder ejecutivo que ostentaba hasta ahora, en que ejercía como presidente, como ministro del Interior y como comandante en jefe de las fuerzas de seguridad.
Otra reforma importante sería precisamente la de las fuerzas de seguridad, que serían unificadas en un solo cuerpo y bajo un solo mando. Esta medida estaría acompañada del nombramiento de un ministro cuyo mandato sería solamente de cuatro años y debería abstenerse de hacer comentarios políticos, según una nueva proposición de ley del Consejo Legislativo. Asimismo, el número de ministerios podría pasar de una treintena a quince, a partir de una serie de fusiones interministeriales. De esta forma se conseguiría un gabinete más flexible y, sobre todo, más eficiente que el actual, en el que el número de ministros es superior a un tercio del número de diputados
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