Itongadol/AJN.- "Las raíces del cristianismo son judías. Si un cristiano fuese antisemita estaría yendo en contra de sus propias raíces, por eso un cristiano no puede ser antisemita", expresó el Papa Francisco a la comitiva de líderes del Congreso Judío Mundial y el Congreso Judío Latinoamericano.
Francisco, quien recibió una tradicional torta de miel -leicaj- de manos del Presidente del Congreso Judío Mundial, Ronald Lauder, se refirió a la situación de fundamentalismo que aflorece en el mundo hoy: "El fundamentalismo es el enemigo del diálogo y a su vez al fundamentalismo se lo combate con más diálogo", y puso como ejemplo a la "experiencia de convivencia" que se vive en la Argentina.
En tanto, Claudio Epelman, Director Ejecutivo del Congreso Judío Latinoamericano y Representante del Congreso Judío Mundial ante la Santa Sede, expresó: "Ante el inicio de un nuevo año renovamos nuestro compromiso de trabajar aún más unidos para alcanzar la paz".
"Sabemos que los líderes religiosos no pueden alcanzar la paz por si mismos, pero estamos convencidos de que pueden hacer una importante contribución en ese sentido. Una vez más el Papa Francisco sorprendió con afecto a sus `hermanos judíos´, como el mismo suele llamarnos", comentó Epelman.
El Sumo Pontífice se refirió también a la situación de los refugiados en el mundo, principalmente a la situación que se vive con los migrantes sirios: "La solución al problema no es solamente recibir a los inmigrantes, sino integrarlos plenamente a la sociedad", afirmó.
"La mayoría de los argentinos somos inmigrantes, inclusive yo soy hijo de inmigrantes italianos que llegaron a la Argentina", expresó el Papa en un ejemplo autoreferencial.
Finalmente, Francisco se despidió pidiendo que no dejen de rezar por el. "Yo rezo por ustedes y sé que muchos judíos y muchos musulmanes también rezan por mí".