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Un uruguayo en la frontera con Gaza

Por Gustavo Beron
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Itongadol.- El testimonio del agricultor uruguayo-israelí Pablo Leffler, en la frontera con Gaza. Pablo Leffler (62), nació en Uruguay y vive en Israel desde hace 38 años. Es agricultor y trabaja en los campos del kibutz Ein Hashlosha, que llegan hasta la frontera misma con la vecina Franja de Gaza. Al cumplirse cinco años de la última guerra contra Hamas y recordar que una de sus peculiaridades fue el descubrimiento de numerosos túneles cavados por los terroristas en camino a Israel, no podemos menos que tener presente la vivencia de Pablo.

Desde el fin de la guerra, han cambiado varias cosas, por la tecnología desarrollada por Israel para detectar los túneles. Pero los terroristas no dan el brazo a torcer. Este lunes de mañana, en los trabajos de construcción del obstáculo subterráneo para bloquear los túneles, el ejército encontró otro túnel precisamente, el número 18 en los dos últimos años. Una nueva confirmación de que los ojos, para quien trabaja junto a la frontera, deben seguir muy abiertos.

P: Uno de los grandes temas en aquella guerra fueron los túneles que se adentraban en Israel y muchos otros que estaba claro iban en camino a hacerlo. Desde entonces hay más herramientas tecnológicas contra ello pero Hamas sigue intentando y justamente ahora se acaba de descubrir otro túnel. ¿Cómo ves este tema?

R: Yo te diría que hoy en día la población aquí creo que está bastante tranquila, por lo menos así lo sentimos nosotros. Hemos recibido explicaciones del ejército sobre todo lo que se está haciendo para poder impedir que sigan construyendo túneles. Es un hecho, además, que en los últimos meses se han destruido varios túneles. Esto nos da más tranquilidad. En todas las poblaciones de la zona se están construyendo casas, numerosas familias quieren instalarse aquí y vemos sin duda un gran desarrollo.

P: Eso, me atrevería a decir, es resultado del espíritu de la gente, ya que amenazas continúa habiendo y el hecho es que cada tanto andan corriendo a refugiarse por las alarmas. En cuanto a los túneles, me imagino que inclusive en el caso puntual de tu kibutz, Ein Hashlosha, todo esto de los avances tecnológicos es muy significativo ya que en vuestros campos fueron hallados dos túneles en distintos momentos.

R: Así es.Uno de ellos fue hallado acá hace 6 años y el otro hace 3. O sea que ya pasaban al lado israelí. El último lo descubrieron jóvenes agricultores mientras preparaban el campo para sembrar maní. Al paso del tractor con el arado se abrió un pozo extraño donde había pasado el tractor, y resulta que el pozo ese era un respiradero del túnel. Así se encontró el túnel.Y te diré que el último túnel hallado sirvió para los trabajos experimentales que diversas compañías hicieron con sus equipos electrónicos para detectar bien lo que pasa a 15, 20 metros de profundidad.

P: Pero seguramente a pesar de estos avances, sería prematuro decir que ya no están alertas.

R: Por supuesto. El hecho que hoy en día Israel haya avanzado hacia buenas soluciones a la amenaza de los túneles, no quiere decir que estas sean 100% seguras. Además la gran barrera subterránea que están haciendo, que aquí se está llamando el «mijshol», que significa obstáculo en hebreo, va a demorar aún un par de años en cubrir toda la frontera con la Franja de Gaza. Y en nuestra zona todavía ni están trabajando. O sea que por todo esto, tenemos que estar alertas. Pero hay otro punto más que también constituye una amenaza.En los últimos años, desde el fin del último operativo contra Hamas conocido como «Margen Protector» o «Tzuk Eitan» en hebreo, Hamas ha construido torres de vigilancia dentro de la Franja de Gaza, desde las que dominan todo el terreno de los campos, o sea que estamos expuestos totalmente a su observación cuando salimos a trabajar. Es por eso que siempre, un día antes de salir a nuestras actividades agrícolas cerca de la frontera, tenemos que informar al ejército dónde cuándo y con cuánta gente vamos a estar trabajando, y recibir permiso . Es que más de una vez pasa que empezamos a trabajar y nos hacen volver a las casas por alguna información o incidente de cohetes o misiles anti tanques que pueden tirar hacia nuestros tractores.

P: Recordemos que ya ha pasado que hubo disparos , también de francotiradores, cuando ustedes estaban trabajando en el campo. Inclusive murió años atrás un voluntario ecuatoriano en esas circunstancias.

R: Así es. Carlos Andrés Mosquera Chávez. Murió por disparos de Hamas desde Gaza, mientras no hacía más que trabajar el campo. Lo tenemos a él siempre presente y como sabes, hay un monumento en su memoria en el kibutz.

P: Así es. Lo recuerdo bien.

Hamas, contra su propia población.

P: Ustedes lidian con varios desafíos en esa región…

R: Te diré que hoy en día hay otro gran problema en la zona, el tráfico en la ruta 232 que es central para nosotros y que llega hasta el pasaje fronterizo Kerem Shalom.. Por esa ruta pasan unos 500 a 600 camiones diarios llevando provisiones hacia la Franja de Gaza lo cual crea embotellamientos de tránsito en la ruta y más de un accidente trágico. Estamos esperando que se pueda abrir otro paso de frontera al norte de la franja para pasar provisiones así se descongestiona un poco esa carretera que nosotros usamos tanto. El problema es que cualquier pasaje en la frontera necesita ser muy seguro y los propios palestinos dificultan el tema, aunque las mercaderías son para su propio uso. Recordemos que el último túnel descubierto pasaba por debajo del gasoducto que provee gas a la Franja misma. Y si por ese túnel cometían un atentado, el peligro habría sido enorme, con una explosión de gran envergadura. Es por ese tipo de situaciones que Israel no quiere abrir otro paso de frontera y todo se vuelca hacia la zona nuestra.

¿Y ahora qué?

P: Pablo, cinco años después de aquella guerra, cuando de hecho está claro que los problemas con Hamas no se han terminado ¿cómo vivís este «aniversario» en tu kibutz, Ein Hashlosha, a pocos kilómetros de la frontera con Gaza?

R: A 5 años de la guerra la situación no ha cambiado. No hay un programa que busque salida del conflicto, o sin hablar de paz, por lo menos de normalización. El Hamas mantiene a casi 2 millones de palestinos de rehenes, utilizando más fondos en armas, misiles y túneles, que en mejorar las condiciones de vida de sus ciudadanos. En especial en los dos últimos años hay continuas manifestaciones sobre la frontera, con cientos de neumáticos encendidos cuando el viento trae todo el humo hacia nosotros. Y utilizando ese viento, incendios diarios causados por cometas o globos con material incendiario, y luego con explosivos camuflados.

P: Una nueva forma de hacer terrorismo…Ahora Israel se prepara nuevamente para elecciones. El descontento de la población respecto a la política del gobierno, no es secreto. ¿Qué es lo que les molesta?

R: Lo más molesto es que nuestro gobierno no habla con los habitantes de esta zona. Por lo general, luego de cada escalada del conflicto, nos enteramos del alto al fuego por el Hamas. Hoy en día ellos manejan el conflicto e Israel solo responde a cada situación sin que se haya compuesto por parte de nuestro gobierno un programa, ni siquiera para disminuir el conflicto. Aún siendo cierto que los palestinos no están dispuestos a tratativas, y que los grupos que «gobiernan» la franja de Gaza son los mismos que instigan a su población a atentados y manifestaciones violentas, nuestro gobierno no ha dado ni un paso para tratar de cambiar la situación.

P: ¿Es ingenuo pensar que vuelvan los tiempos en los que gente de Gaza trabajaba en paz con ustedes?

R: Tu sabes que hoy día 80.000 palestinos pasan de la Cisjordania a Israel a trabajar todos los días. Y hay otros 40.000 que trabajan en los distintos asentamientos de Judea y Samaria. La mayor parte de la población en Gaza no son terroristas. Solo son rehenes de una dictadura que está interesada en destruir a Israel a todo precio, aún al precio de las vidas de su población. Yo creo que Israel es lo bastante fuerte para darle permisos de trabajo a palestinos de Gaza, y somos muchos agricultores que estamos dispuestos a darles trabajo, lo que ya hacíamos en otras épocas. Esto traería primero un acercamiento de las poblaciones, y luego una mejora del nivel de vida de esa gente que hoy día no tiene esperanza.

P: ¿Algo más que quieras agregar?

R: Si en otros tiempos se hablaba de paz, hoy día solo pedimos calma y tranquilidad. Solo deseamos no escuchar alarmas, ni correr a apagar diez o más incendios de campos en un día, y por sobre todo que los niños jueguen sin temor con globos sin pensar que puedan ser armas mortales.

Fuente: Uypress- por Ana Jerozolimski

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