Itongadol/AJN.- Las instituciones de la comunidad judía de Chile apelaron a la solidaridad para hacer frente a la gran crisis económica que provocó el coronavirus. El rabino de la Comunidad NBI y el director del Instituto Hebreo de Santiago dialogaron con ItonGadol para reflexionar sobre el antes, el durante y el después de la pandemia.
Al igual que en todo el mundo, la pandemia del coronavirus trajo grandes consecuencias sanitarias y socio-económicas a Chile, donde la comunidad judía debió ofrecer una rápida respuesta, tanto reprogramando todas sus actividades de manera online como organizando campañas de donación para los más necesitados.
La comunidad judía de Chile tiene más de 110 años y está compuesta por 17.000 personas aproximadamente. El movimiento religioso más importante es el conservador y la comunidad más grande es la del Círculo Israelita de Santiago, que tiene más de 1.000 familias asociadas. Además, tiene tres colegios, uno pluralista, con casi 1.500 alumnos; otro ortodoxo, con unos 400 chicos; y un tercer colegio judío en Viña del Mar.
Respecto a cómo es la realidad de la comunidad en este tiempo de pandemia, Alejandro Bloch, rabino de la Comunidad NBI y vice-rector del Seminario Rabínico Latinoamericano, afirmó a ItonGadol: “La comunidad reaccionó rápidamente frente a esta nueva realidad y las comunidades han invertido mucha energía en mantener y desarrollar la vida judía. Todas las instituciones, sin distinción, estamos con programas muy importantes online para educar, acompañar y apoyar a la gente”.

Rabino Alejandro Bloch
“Las instituciones permanecen cerradas, inclusive antes de que las autoridades de la Nación decreten la cuarentena obligatoria, ya que la recomendación de los dirigentes de la comunidad fue adelantarnos a lo que está ocurriendo y fue una medida correcta. Eso no quiere decir que se terminó la vida judía, al contrario muchas personas destacan que hay muchas más oportunidades de participación en estos días”, agregó Bloch.
En cuanto al impacto socio-económico que generó la pandemia en la comunidad, Sergio Herskovits, director del Instituto Hebreo “Dr. Chaim Weizmann” de Chile, destacó en diálogo con ItonGadol que “existe una institución que se llama Reshet, que quiere decir ‘Red’, y cumple funciones parecidas a las que tiene la Fundación Tzedaká en Argentina. Su objetivo es apoyar con medicamentos, ropa, apoyo psicológico, psicopedagógico, de salud a familias y personas que lo necesitan”.

Sergio Herskovits
Herskovits evaluó que los pedidos de asistencia social “han crecido en los últimos tiempos debido a la pandemia” y que “hay familias que no están pudiendo cubrir sus necesidades básicas. Reshet está dando cajas de comida para apoyarlas. También hubo campañas de recaudación de fondos, en las que la comunidad ha respondido muy bien”.
En ese sentido, el rabino Bloch mencionó el trabajo articulado con “los hogares de ancianos en campañas de apoyo económico y algunas instituciones también están desarrollando acciones solidarias en diferentes comunas. C.A.D.E.N.A. hizo una campaña con las Tnuot (movimientos juveniles) para llevar elementos de abrigo para este invierno”.
Pero además, la situación económica no sólo afecta a las familias, sino a las instituciones. El director del Instituto Hebreo subrayó: “Todas las instituciones de la comunidad judía están sufriendo por esta situación. Chile es un país que en general tiene a sus instituciones muy sanas y sin deudas, pero esta situación, como le pega a los miembros de la comunidad, también le pega a las instituciones. Todas están haciendo un esfuerzo muy grande de racionalización de sus recursos y lo están haciendo muy bien”.
Por eso, consultado sobre si hay algún plan para ayudar al sostenimiento de los colegios de la Red Escolar Judía chilena, Herskovits resaltó: “El plan es mucha solidaridad de distintas personas, con tanto pequeños como grandes donantes. Hay dos fundaciones que apoyan a la educación judía en Chile, una al colegio ortodoxo y otra al Colegio Hebreo de Santiago. Los dos colegios están haciendo un esfuerzo muy grande”.

Reshet
Y por supuesto, la ayuda y solidaridad también llegó del exterior: “Las instituciones judías en Chile han recibido el apoyo de la Agencia Judía para Israel, porque esta es una comunidad muy sionista y muy comprometida con el Estado de Israel”, rescató Herskovits.
Justamente, esta gran crisis ha llevado a las autoridades israelíes a prever una ola de aliá (inmigración a Israel) impulsada por la pandemia. Al respecto, Herskovits reflexionó que “la aliá de Chile siempre es muy pequeña, pero está habiendo un crecimiento. Si bien no es un crecimiento exponencial, sí se está sintiendo que hay un cambio en ese sentido”.
En la misma línea, el rabino Bloch afirmó que “hay que recordar que en Chile la pandemia vino a completar un proceso que comenzó con el levantamiento social de octubre. En ese momentos muchas personas comenzaron a pensar en dónde podían desarrollar proyectos personales y familiares. La pandemia solo aceleró, como en muchas otras cosas, estos procesos”.
Finalmente, sobre cómo imagina que será la situación de la comunidad después de la pandemia, el rabino Bloch concluyó que “la comunidad judía de Chile tiene organizaciones sólidas y la mayoría están dando una batalla muy dura.
El Chile post-pandemia presenta interrogantes económicos muy fuertes, y eso también incluye la pregunta por la sostenibilidad de la vida judía. Sabemos que el tiempo que viene será un tiempo difícil para muchas familias y las instituciones deberán estar a la altura para incluir y acompañar a quien lo necesita. También esta nueva realidad impulsará la creatividad y el trabajo en conjunto, promoverá alianzas entre organizaciones para potenciar el trabajo y así servir mejor a Am Israel”.