Itongadol (Por Ronen Bergman/Yedioth Ahronoth).- ¿Acaso el oficial de inteligencia que denunció que altos funcionarios de la Oficina del Primer Ministro le señalaran que tenían material embarazoso sobre él y que sospecha que estaban tratando de cerrarle la boca o chantajearlo realmente tenía material de gran importancia sobre cuestiones de culpabilidad y responsabilidad por lo ocurrido el 7 de Octubre poco antes de las 6.30 de la mañana? Y al mismo tiempo, si realmente se hicieron falsificaciones de horas y contenido, ¿acaso es probable que descarten, de un modo u otro, la responsabilidad y la culpabilidad de funcionarios de la Oficina del Primer Ministro, y quizá del más importante de ellos, exactamente sobre los mismos temas?
De conversaciones con varios funcionarios familiarizados con las denuncias y los materiales de inteligencia más relevantes surge que en el centro del capullo están las investigaciones que zumban en torno a la Oficina del Primer Ministro Benjamín Netanyahu y dentro de él -investigaciones que incluyen denuncias sobre falsificación de documentos, espionaje dentro de las FDI, el robo de documentos ultrasecretos y la entrega para su publicación en el extranjero, denuncias sobre un chantaje con amenazas y más- hay un tema con importancia histórica, que está en el centro del debate sobre la culpa por la guerra, un tema que ya ha provocado bastantes discusiones e intercambios de acusaciones. Este tema tiene un nombre: SIM. O tarjeta SIM, la que está en los teléfonos de todos nosotros.
Se refiere a la operación de las SIM en los meses previos al ataque de Hamás. En el centro hay dos preguntas sobre las que existe un gran debate: la primera, ¿qué sabía la Oficina del Primer Ministro y qué sabía el propio primer ministro sobre la operación de seguimiento de tarjetas SIM lanzada por el Shin Bet, que buscaba señales que indicaran la posibilidad de una actividad planificada por Hamás en los años y meses previos a la guerra? Y la segunda, ¿qué se informó a la Oficina del Primer Ministro sobre el hecho que las SIM fueron activadas durante los dos días anteriores, y especialmente la noche previa, a la invasión de Hamás a Israel?
La importancia de las SIM quedó definida en un documento del comandante del Comando Sur que se refiere a la cuestión ya en 2022: una red de tarjetas SIM israelíes asignadas a la agrupación Nukhba, que existe en cada brigada de Hamás. Dispositivos de telefonía celular inteligente con las SIM están en manos de oficiales de batallón y también de elementos de la Nukhba en las compañías. Inicialmente, los dispositivos estaban destinados a filmar la invasión en tiempo real y transmitirla a la Franja con la ayuda de una aplicación llamada «Ivideon», simultáneamente con la utilización del paquete de navegación de la SIM israelí, y también, estimaron, podrían usarse para la comunicación entre los terroristas durante la invasión.
«En nuestra opinión, la activación de estos medios en una emergencia constituye una indicación importante del avance de la invasión en las siguientes horas o días», dice el documento. «Es importante subrayar que el simple encendido de estos dispositivos no constituye una indicación de alarma; esto se debe a que los miembros también activan rutinariamente los dispositivos con el fin de realizar pruebas, mantener el servicio, actualizar una versión y descargar aplicaciones».
Suponiendo que la operación de las SIM se llevase a cabo desde hace al menos varios años, la jerarquía política y el primer ministro que la encabeza la conocen por su creación y desarrollo. Sin embargo, cuando la operación fue publicada en los medios, entre otras en estas páginas, la Oficina del Primer Ministro se apresuró -en lo que un alto funcionario de inteligencia definió como un «efecto Pavlov», llamado así en honor al famoso investigador que descubrió que los jugos gástricos del perro recién comienzan a actuar al ver la comida- a negar cualquier conocimiento de todo el asunto, y también como de costumbre, solo para retractarse más tarde ante las evidencias inequívocas de que Netanyahu lo sabía.
En las primeras horas de la noche del 6 al 7 de octubre comenzaron a surgir en la comunidad de inteligencia cada vez más señales de la activación de teléfonos con SIM israelíes. Esas señales les fueron comunicadas a varios funcionarios, incluida la Oficina del Jefe del Estado Mayor: «En los últimos dos días se secuenciaron activaciones y ubicaciones de los teléfonos celulares en varias brigadas de Hamás. De las revisiones surgió que en el pasado hubo indicaciones de activación de nuevas SIM y la carga de paquetes de navegación en el sector de Khan Yunis y en el sector norte». Al final se habla sobre «una secuencia inusual de activaciones tanto en el sector norte como en el sur».
Ese informe, con muchos detalles, le fue enviado a la Oficina del Jefe del Estado Mayor y de allí a un grupo de funcionarios a través de la comunicación cifrada de teléfonos celulares rojos de las FDI. El mismo oficial de Inteligencia, el coronel Sh., también recibió ese informe. Si realmente lo recibió, ello contradice la afirmación de la Oficina del Primer Ministro de que la Oficina no recibió una actualización durante la noche sobre lo que estaba sucediendo en Gaza ni sobre el temor de que la activación de las SIM fuera una posible señal indicativa del paso de Hamás a un esquema de emergencia; es decir, de la posibilidad de que atacase a Israel.
En cuanto a la continuación de lo ocurrido esa noche, en simultáneo con la denuncia del ex secretario militar general Avi Gil ante la asesora legal, oficiales del Ejército le presentaron otra denuncia al jefe del Estado Mayor sobre la sospecha de que intentaban extorsionar al coronel Sh. En el centro de las supuestas sospechas según esa denuncia, que también fue presentada ante altos oficiales judiciales del Ejército, se encuentra el jefe de gabinete del primer ministro, Tzachi Braverman. La primera denuncia, la del secretario militar, se refería a la conducta de un muy alto funcionario de la Oficina, quien amenazó a una de las empleadas y le exigió cambiar la hora y la redacción de varias de las conversaciones más críticas que tuvieron lugar la misma mañana del 7 de Octubre.
La Secretaría Militar lleva un registro de llamadas y acciones como una cuestión de práctica, y en una inspección realizada después de unos meses, el secretario se sorprendió al descubrir, cuando le entregaron las transcripciones y los registros (horas de las llamadas, destinatarios y duración de las conversaciones), que se habían cambiado detalles importantes en los registros y algunos temas esenciales en el contenido de las transcripciones de manera que se creara la impresión, aparentemente, de que en la Oficina se sabía mucho menos sobre la operación de las SIM. Cuando se acercó a la empleada que recopiló el registro y le preguntó el significado del incidente, ella le respondió que lo había hecho por orden del mismo funcionario de la Oficina y que no podía rechazar sus instrucciones por temor a que le fuera mal.
La Oficina del Primer Ministro declaró: «Otra completa mentira que también es parte de una expedición de caza mediática sin precedentes contra la Oficina del Primer Ministro en medio de una guerra, diseñada para encubrir los graves fracasos de otros en la noche del 7 de Octubre».