Itongadol (Por Ronen Bergman/Yedioth Ahronoth).- Un alto funcionario de uno de los países mediadores le preguntó a un israelí familiarizado con los detalles de las negociaciones: «Dígame, tal vez usted sepa por todas las conversaciones que tuvo con los miembros del equipo negociador en Israel y con los altos funcionarios interesados en la cuestión: ¿tienen alguna idea de lo que va a pasar en la cumbre de Doha? ¿Cómo se superan los obstáculos que Netanyahu introdujo en el acuerdo? Escuché que ustedes llaman a esto ‘cabras’. ¿Quizá sabe por qué lo llaman ‘cabras’? En realidad es un animal simpático, ¿no? Entonces, ¿por qué ponerle una etiqueta tan negativa?».
«La verdad es que no lo sé, respecto a las dos preguntas», respondió el israelí. «No sé por qué los llaman ‘cabras’ ni de qué hablarán ni cómo cuidar a esas ‘cabras’.»
El mediador respondió: «Es lo que temía, que llegaremos allí porque es importante iniciar y llevar a cabo negociaciones, pero que nos estancaremos muy rápidamente porque aquí hay una serie de problemas que no se pueden solucionar. Tal vez los estadounidenses tienen un conejo en la galera porque sin él estas negociaciones estarán estancadas durante mucho tiempo».
¿Cuáles son las nuevas condiciones?
La opinión según la cual el documento de dos páginas que Israel les entregó a los mediadores paraliza absolutamente las negociaciones es compartida por los tres países mediadores, así como por la mayoría de los miembros del equipo negociador y los altos funcionarios involucrados en Israel. Estas personas, altos funcionarios de inteligencia y diplomacia y negociadores de cuatro países, creen que el documento incluye adiciones o cambios a la propuesta que hizo Israel, algunos de los cuales retoman cosas a las que había renunciado.
Fuentes relacionadas con el equipo negociador israelí dijeron en conversaciones con el primer ministro Benjamín Netanyahu, en su presencia, y en conversaciones con periodistas en las últimas semanas que Netanyahu introdujo estas nuevas condiciones para estancar las negociaciones, que no tengan éxito y alcancen un acuerdo al que le teme, cuando las amenazas de la extrema derecha en su gobierno están ante sus ojos y la integridad de la coalición es para él la máxima prioridad, muy por encima de las vidas de los secuestrados. Netanyahu, por su parte, negó las afirmaciones una y otra y otra vez.
Poco después de que ayer, martes, se publicó un artículo en The New York Times (que estaba firmado por el suscripto, entre otros) que revelaba los documentos internos de las negociaciones, para comprobar la exactitud de esa afirmación su oficina publicó en hebreo la declaración dada al Times en inglés, según la cual «la afirmación de que el primer ministro Benjamin Netanyahu añadió nuevas exigencias al plan del 27 de mayo es falsa. El borrador del 27 de julio no incluye nuevas condiciones y no contradice el esquema del 27 de mayo. Hamás es quien exigió 29 cambios, algo a lo que el primer ministro se opuso».
Es un mensaje extraño, y no solo porque incluye afirmaciones que las palabras «no es cierto» complementan, a pesar del título «estos son los hechos», y no solo porque ignora algunas de las secciones de la carta, sino también porque se refiere a afirmaciones que no se hicieron en el artículo ni en los medios.
«Miren lo atormentado que se siente cuando presenta estas cosas», dijo un alto funcionario de uno de los países que median sobre el jefe del Mossad, Dadi Barnea, cuando le informó a su interlocutor dos semanas antes de la cumbre de Roma en julio que el primer ministro israelí había anunciado «aclaraciones». Pero Barnea, majestuoso y fiel a su cargo, no dijo nada más y la impresión que sus interlocutores tuvieron de su rostro pudo haber sido errónea. De cualquier manera, el primer ministro de Qatar le dijo a Barnea que eran cosas sorprendentes y le pidió que formulara por escrito todos los temas discutidos y se los entregara de manera centralizada a los mediadores. Añadió que hasta que Israel lo hiciera, no tenía sentido continuar.
El catarí tenía razón en su exigencia, pero no es seguro que los secuestrados dispusieran de las dos semanas que transcurrieron hasta la presentación del documento, y otras dos hasta que el jueves se convoque la cumbre para discutirlo. En Israel retrasaron la formulación del documento y esperaban que bajo la presión conjunta del equipo aquí, más Biden en la reunión en Washington, Netanyahu retirara las adiciones al mismo. Grandes esperanzas.. Biden y su equipo también tenían la impresión que Netanyahu aceptaba su posición, pero en la práctica, en lo que finalmente se envió, los resultados de la presión fueron muy pequeños, casi cero.
La carta a los países mediadores, que lleva el título «Aclaraciones para la Etapa 1 de Implementación del Proyecto de Acuerdo del 27/5», es muchas cosas, pero aclaraciones no hay. Los pocos que la vieron -los equipos negociadores en Israel, que fueron socios reacios a redactarla, y los equipos de los países mediadores- comprendieron inmediatamente que la gran mayoría eran innovaciones, adiciones y cambios, y todas ellas al esquema que presentó Israel, es decir, el que Israel dijo que podía firmar.
¿Era posible? En realidad no porque incluso antes de que se resolvieran algunos problemas difíciles que aún quedaban, incluso después de que Hamás eliminara la mayoría de sus objeciones, llegó la «carta de las aclaraciones».
Entre Filadelfi y Netzarim, y la cuestión de Rafah
He aquí ejemplos de «aclaraciones» que no son condiciones nuevas: en la primera sección, Israel anuncia que se retirará de la Franja según los mapas adjuntos en los apéndices. Hamás exigió anteriormente que el borrador estableciera explícitamente que Israel se retiraría del Corredor Filadelfi. Los cataríes, basándose en lo que escucharon de Israel, dijeron que no es necesario nombrar cada zona, basta con decir que Israel se retirará de toda la Franja. «No te preocupes, cuando obtengas los mapas, al final del proceso verás que Israel se ha retirado del Corredor Filadelfi». Los mapas muestran exactamente eso, pero al revés. Quienes rodean a Netanyahu afirman que el esquema del 27 de mayo no incluía referencias al Corredor Filadelfi ni al cruce de Rafah,porque Israel aún no estaba allí y la cuestión no era relevante. Esto tampoco, cómo decirlo, es de lo más cierto. Cuando se presentó el plan, el cruce de Rafah llevaba mucho tiempo ocupado, junto con la mayor parte del Corredor Filadelfi, cuya captura se completó dos días después según el plan.
Israel ya renunció a su presencia en todo el Corredor Netzarim y acordó convertir el de Filadelfi en acuerdos de seguridad con garantía estadounidense y consentimiento egipcio, incluidos sensores y otra tecnología. Al parecer, no fue una reconexión con la realidad lo que impulsó la necesidad de dar marcha atrás y exigir la presencia de estos dos, sino más bien los mensajes firmes escuchados de la ministra Strouk de que sin eso, ella y su partido romperían la coalición.
La cuestión de Netzarim estuvo en el centro de la disputa durante muchos meses, con Hamás exigiendo el regreso sin obstáculos de los refugiados y la eliminación de la presencia (israelí) en al menos parte del corredor. Al final, las FDI decidieron que no era lo suficientemente importante como para retrasar el acuerdo y que tenían suficientes soluciones (operativas, tecnológicas y de inteligencia) para abordar la cuestión del regreso de los refugiados al norte. Todos los requisitos para puestos de control, inspecciones y barreras fueron eliminados. La propuesta israelí del 27 de mayo solo decía que después de que Israel se retire del corredor «comenzará el regreso de las personas desplazadas a su lugar de residencia (sin portar armas durante el regreso)», una frase que es ni una cosa ni la otra, del tipo de redacción que se ofrece en negociaciones para darles a ambas partes la sensación de que han ganado algo. Los mediadores dieron un suspiro de alivio.
Pero en realidad no. Netanyahu anunció verbalmente que exige la creación de un mecanismo de revisión y supervisión para los retornados, que es exactamente a lo que había renunciado antes. Posteriormente, Netanyahu acordó retirar una exigencia explícita de «establecer un mecanismo» para supervisar el regreso de los refugiados al norte. Netanyahu aceptó contentarse con escribir que el regreso de los refugiados sin armas será «garantizado y realizado de manera acordada». En la práctica, esto no tiene sentido porque esta redacción significa volver al insalvable debate entre Hamás e Israel sobre el tema.
Ayer, después de la publicación del «Times, la oficina de Netanyahu no pudo contenerse, eliminó incluso esa pequeña concesión y escribió que el documento aclaratorio trata sobre «la necesidad de establecer un mecanismo de verificación acordado» y aquí hay dos «falsedades» más: que Estados Unidos lo propuso y que, de hecho, todo está «de acuerdo con la propuesta del borrador del 27 de mayo». No, ella no lo proponía y no está escrito allí en absoluto.
Se pueden seguir y seguir con las innovaciones y llamamientos que requiere la carta de «las aclaraciones». Durante meses, la cuestión de las listas de los liberados retrasó las negociaciones, una exigencia que Netanyahu planteó y Hamás rechazó. Al final, Israel abandonó esa exigencia, que con el tiempo les costó la vida a bastantes rehenes, pero desistió solo para devolverla en la carta de aclaración: Israel incluye en el segundo apéndice una lista de todos aquellos que cree que deberían ser incluidos en la primera fase, la fase humanitaria. «¿Dónde está aquí el truco de Netanyahu?», se pregunta una fuente de seguridad familiarizada con los detalles. «En que no hay debate sobre la definición de mujer o de hombre a partir de cierta edad, pero sí sobre quién será definido como ‘enfermo’. Hamás puede afirmar, y ya lo ha afirmado, que tal o cual no está enfermo en su opinión, o que no está lo suficientemente enfermo como para ser incluido en la lista, y ¡vaya!, nuevamente te quedás estancado en semanas o meses de discusiones.»
La sección más difícil es la sección en la que se afirma que «se harán acuerdos para la reapertura del cruce de Rafah al paso de enfermos y heridos y el traslado de mercancías y comercio».
La palabra «acuerdos» incluye la exigencia de Israel de que pueda garantizar que no se vuelvan a introducir armas y equipo militar en la Franja a través del cruce. Pero todas las partes entienden que Egipto y Hamás no estarán de acuerdo en que el cruce no esté en manos palestinas. «Hay dos opciones», dijo el funcionario israelí, «o que sea gente de Hamas, con lo que nadie en Israel, y con razón, estará de acuerdo, o que sea gente de la Autoridad Palestina, lo que Netanyahu no estará dispuesto a aceptar porque Strouk y Smotrich disolverían el gobierno. Y este es un obstáculo total, infranqueable y completamente estancado».