Itongadol/AJN.- El fundador de WhatsApp, Jan Koum, se convirtió a un importante donante que hizo grandes aportes a organizaciones judías que actualmente brindan ayuda humanitaria a los refugiados ucranianos.
Koum es de origen judío y nació en Ucrania, pero emigró a California después de la caída de la Unión Soviética. Ese cambio generó que en pocos años pasara de la pobreza a la riqueza.
Según un examen de las declaraciones de impuestos presentadas por la fundación de Koum antes de la guerra, el fundador de WhatsApp, que llegó a California cuando era adolescente, está más entrelazado de lo que parece con los acontecimientos que sacudieron el país que dejó atrás cuando tenía 16 años.
Sus donaciones incluyen decenas de millones de dólares a organizaciones judías que ahora participan en los esfuerzos de ayuda en Europa del Este.
Por ejemplo, de 2019 a 2020, la Fundación de la Familia Koum donó alrededor de 17 millones de dólares a la Asociación Judía Europea, una organización con sede en Bruselas que lanzó una campaña en marzo para proporcionar vivienda, alimentos y ropa a los refugiados de la guerra. Casi todo el presupuesto del grupo para 2019 provino de Koum.
Con 10,6 millones de dólares en donaciones durante ese mismo período, la fundación de Koum también es uno de los donantes más importantes de otro grupo involucrado en los esfuerzos de socorro: la Federación de Comunidades Judías de la CEI. El grupo, cuyo nombre hace referencia a la Comunidad de Estados Independientes, una asociación de antiguos territorios soviéticos, anunció el establecimiento de una flota de ambulancias para evacuar pacientes en toda Ucrania.
Las declaraciones de impuestos revelan que Koum, con una fortuna estimada entre 9.800 y 13.700 millones de dólares, se ha convertido silenciosamente en uno de los mayores donantes de causas judías en el mundo.
Su fundación donó casi 140 millones de dólares entre 2019 y 2020 a unas 70 organizaciones benéficas judías que trabajan en Estados Unidos, Europa del Este e Israel.
A este nivel de donación, Koum tiene un impacto descomunal en la vida comunitaria judía, pero sin la conciencia pública que a menudo acompaña a la gran filantropía.