Itongadol.- El domingo, una protesta antiisraelí en una sinagoga de Los Ángeles derivó en reyertas, rociamiento de manifestantes y periodistas con gas lacrimógeno y vandalismo contra instituciones judías, según testigos presenciales y grupos propalestinos.
Las manifestaciones en la sinagoga Adas Torah, en el barrio de Pico-Robertson, fueron organizadas por Palestinian Youth Movement LA y Code Pink LA contra un acto inmobiliario israelí.
Grupos de activistas antiisraelíes y miembros de la comunidad judía se acusaron mutuamente de iniciar la violencia, compartiendo vídeos en las redes sociales en los que se veía al bando contrario enzarzado en puñetazos. Vídeos compartidos por miembros de la comunidad judía mostraban a judíos siendo golpeados en el suelo por miembros de una turba antiisraelí.
Tras horas de silencio sobre los disturbios en la sinagoga, la alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, prometió proporcionar patrullas policiales adicionales al barrio, de gran densidad judía, y que se reuniría con el jefe interino de la policía de Los Ángeles, Dominic Choi, para seguir debatiendo sobre la seguridad pública.
«La violencia de hoy en el barrio de Pico-Robertson ha sido abominable, y bloquear el acceso a un lugar de culto es inaceptable», declaró la alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass. «Quiero dejar claro que Los Ángeles no será un refugio para el antisemitismo y la violencia. Los responsables de cualquiera de ellos serán encontrados y tendrán que rendir cuentas. Me uniré a la concejala Katy Yaroslavsky, al director ejecutivo de la Federación Judía de Los Ángeles, el rabino Noah Farkas, y a otros líderes religiosos y de las fuerzas del orden en una reunión comunitaria en la que hablaremos de los pasos a seguir, juntos.»
El periodista Daniel Greenfield, que estaba presente en la concentración, dijo en las redes sociales que se habían producido múltiples casos de miembros de la comunidad judía que habían sido rociados con gas lacrimógeno y spray de pimienta sin que la policía respondiera. Señaló que algunos manifestantes se habían preparado «para la violencia» llevando gafas de esquí.
«Miles de millones vendrán a mataros», dijo a Greenfield un hombre con un keffiyeh.