Itongadol/AJN.- Hace 7 años, el 9 de noviembre de 2013, un grupo cismático lefebvrista interrumpió la conmemoración de la «Kristallnacht» (La noche de los cristales rotos), que estaba prevista para realizarse con un acto interreligioso en la Catedral metropolitana.
Apenas había comenzado la ceremonia cuando un grupo de 40 personas empezó a rezar con actitud provocadora y a los gritos, intentando interrumpir la ceremonia.
Durante media hora, pese a que los asistentes les gritaron “nazis”, no cesaron con su actitud. Luego, con la presencia de la Policía, decidieron abandonar la Catedral, lo que permitió poder comenzar el acto.
Una vez que el recinto retomó su calma, el arzobispo de la Ciudad de Buenos Aires, Monseñor Mario Poli, pidió hacer uso de la palabra fuera del protocolo para expresar: “Queridos hermanos judíos, siéntanse en su casa”, lo que generó un aplauso cerrado por los cientos de asistentes que participaron de la ceremonia.
“Ustedes tienen que sentirse hoy en su casa, como nosotros nos sentimos a gusto en una sinagoga, así que bienvenidos. Que haya paz, shalom. Esta una ceremonia que siempre privilegió, que valora y tanto aprecia el Papa Francisco”, concluyó Poli.
Los disturbios en la Catedral fueron considerados un acto antisemita y recibieron el repudio de toda la sociedad.
En la noche del 9 al 10 de noviembre de 1938, las SA iniciaron un pogrom en todo el territorio del Tercer Reich, con la profanación de sinagogas y destrucción e incendio de las instituciones y los comercios pertenecientes a judíos.
Los hechos fueron incentivados por las máximas autoridades del régimen nazi y se unieron miembros de la población civil.
Las fuerzas policiales no intervinieron y los bomberos sólo controlaron que los incendios no afectaran a las propiedades “arias”.
Se considera que la Kristallnacht fue el comienzo de la Shoá (Holocausto), en la que fueron asesinados 6 millones de judíos, entre ellos 1,5 millones de niños.