Itongadol.- Familiares, amigos y figuras del espectáculo participaron en la emotiva e íntima ceremonia de despedida al actor y director Max Berliner z»l en el Cementerio Israelita de La Tablada.
Lo cierto es que el último adiós al reconocido actor, que falleció el lunes pasado a los 99 años, tuvo sus momentos de profunda emoción como cuando la caravana fúnebre se detuvo en el famoso bodegón de Villa Crespo “San Bernardo”, donde Max solía tomar su café cada mañana, leer los diarios y compartir interminables conversaciones con Raquel, su mujer de toda la vida.
Todo fue emoción cuando desde la vereda el personal y clientes del histórico café aplaudieron a Max como si fuese el final de algunas de sus obras de teatro.
La caravana recorrió algunas cuadras de la “calle Corrientes” como símbolo de la vida teatral y nocturna de la ciudad de Buenos Aires donde la mayoría de los teatros porteños lo tuvieron en sus escenarios y en sus plateas al querido Max.
Luego el cortejo fúnebre se detuvo en lo que fue su segundo hogar, la escuela Scholem Aleijem donde Max fue docente de teatro durante 50 años. Miles y miles fueron sus alumnos.
Directivos, personal, docentes y compañeros de trabajo lo despidieron haciendo varias filas como niños en las escaleras de la entrada, todos para honrar al «lérer» (maestro en ídish) Berliner.
Los rabinos Tzvi Grunblatt y Dani Goldman acompañaron a la familia en el cementerio de la Tablada . Sin duda solo Max pudo juntarlos en su última morada.
Para aquellos que no conocen las costumbres uno es Rabino observante y el otro conservador, y gracias a ambos rabinos su socialismo, el Bund, el teatro IFT, su reciente Bar Mitzvá, D’s y la Torá volvieron a tomar dimensión en lo que había sido su vida.
El lunes a los 99 años y a pocos días de cumplir sus 100, este hombre dejó un legado convirtiéndose en una leyenda porteña que jamás será olvidada. Lo distinguía su sencillez y su convicción de que el “amor” lo es todo en la vida. Adiós querido Max.