Itongadol/AJN.- Yehonatan Indursky coescribió la exitosa serie internacional “Shtisel”, una de las representaciones televisivas más sensibles de la vida haredí, como un judío secular. Después de crecer como el menor de cinco hermanos en el barrio Givat Shaul de Jerusalem, en una familia ultraortodoxa, y estudiar en una ieshivá (escuela religiosa) en Bnei Brak, abandonó el mundo jasídico a los 19 años.
La semana pasada, Indursky confesó que se identifica como haredí nuevamente.
“Durante muchos años luché contra el hecho de ser ultraortodoxo. Trabajé duro para ser secular”, expresó al sitio de noticias Ynet en una entrevista sobre su vida y su trabajo. “Hasta que de repente me detuve”.
Ese tipo de cambio de identidad, de haredí a secular y luego de nuevo a haredí, es poco común. Sin embargo, algunos dirían que a través de su trabajo, Indursky nunca se alejó demasiado del mundo haredí de su juventud.
En “Shtisel”, junto con su programa “Autonomies” y su obra debut “Babchik” – que cuenta la historia del dueño de un restaurante haredí que intenta combatir una maldición familiar – ha encontrado maneras de continuar “viviendo” en el estilo judío jasídico.

Yehonatan Indursky, cocreador de la serie “Shtisel”
Indursky atribuye varias cosas a la razón por la que una vez más usa sombrero negro y se deja crecer los rizos laterales. Uno de ellos es su relación con su esposa, Eva, una inmigrante judía practicante procedente de Francia.
“Siempre supe que al final me enamoraría de una persona religiosa”, le admitió a Ynet. “Mi padre era haredí, mi abuelo era haredí y mi hijo también será haredí, si quiere serlo”.
También le dio crédito a sus padres por mantenerlo cómodo y cerca de la religión, y especialmente a su madre, a quien le diagnosticaron cáncer hace unos años. Cuando tenía casi 19 años, después de decidir dejar la ieshivá a la que había asistido desde los 16 años (más tarde hizo un documental sobre ello titulado “Ponevezh Time”), planeó ir a un refugio para jóvenes ex haredíes.
Pero sus padres lo encontraron en el refugio y le pidieron que volviera a vivir con ellos en Jerusalem. Le dijeron que lo amarían y lo aceptarían sin importar nada, solo querían que estuviera cerca. Más tarde descubrió que su madre ayunaba una vez a la semana con la esperanza de que volviera a la comunidad.
Indursky dijo que siempre se sintió como un extraño, incómodo en el mundo secular, pero con su atuendo haredí, que comenzó a usar nuevamente hace unos meses, finalmente se siente como él mismo nuevamente.
Ahora asiste a una sinagoga afiliada a Gur Hasidic y vive en el corazón de Tel Aviv. Indursky dijo que a veces se siente prejuzgado por sus vecinos seculares, sin embargo comparte muchas ideas con ellos: está en contra de la controvertida reforma judicial del gobierno israelí, que califica como una ofensa atroz contra el status quo sobre el que se construye el país. También está a favor de los derechos de las mujeres y de los LGBTQ+, y espera que algún día los líderes haredíes acepten la homosexualidad. Y aunque se arrepiente de no haber servido en las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), dice que está en contra de que los haredíes sirvan en el ejército.
Además de su reciente obra aclamada por la crítica, Indursky también ha estado trabajando en una secuela de “Shtisel”, llamada “Kugel”, que se estrenará el próximo año judío en la cadena Yes en Israel.