A pocas horas de recibir un nuevo año, Hebraica tiene la extraordinaria oportunidad de celebrar una institución cada día más fortalecida y pujante, más comprometida y solidaria. La publicación de un cuadernillo educativo sobre Jaguei Tishrei, una mega Harkadá abierta a toda la comunidad, un evento con música, juegos y comidas típicas, son algunas de las propuestas especiales para celebrar y re-encontrarse – con los cuidados necesarios – en esta festividad.
Qué mejor que los días que van de Rosh Hashaná a Iom Kipur para resignificar el encuentro y en estos tiempos particulares, el reencuentro. “Mesa de la familia ampliada a todas las generaciones”, escribía el poeta Eliahu Toker en “Iluminaciones judías”.
El sonido del shofar, como todos los años y cada año de un modo diferente, vuelve a ser un poderoso llamado capaz de hacernos dejar de lado cotidianeidades, conflictos y desesperanzas para transformarse en deseo que construye y reconstruye con fuerza nuestra identidad.
Rosh Hashaná es una invitación a renovar y recrear el sentido inagotable de nuestras tradiciones y el compromiso con la transmisión de los valores judíos. Es un tiempo de renovación y reparación, el “tikun olam” en lo individual y en lo colectivo. Con este espíritu, después de un año de celebraciones virtuales y a distancia, Hebraica se prepara para recibir este 5782 con energías renovadas para encarar nuevos proyectos y propuestas para toda la familia.
En el plano de la historia institucional y comunitaria, Rosh Hashaná tiene un significado adicional. Durante la dictadura del ´76 al ´83, se celebraba Rosh Hashaná en el Teatro SHA. Se invitaba a los socios, a intelectuales amigos de Hebraica, que eran muchos y a políticos cuyo rol había sido prohibido. En la primera fila del teatro se podía encontrar al escritor Isidoro Blastein, al escultor Gyula Kosice, al Mtro. Mario Benzecry, a la recitadora Berta Singerman, al dirigente político César Jaroslavsky, al escritor Marcos Aguinis, entre muchas otras personalidades. Los invitados especiales subían al escenario y brindaban ante el aplauso generalizado. En aquellos años se brindaba muy especialmente por la libertad y por la vida como valores sagrados.
Hoy Hebraica continúa afianzando esos valores que guiaron su historia y que guían su presente y su futuro. Con el deseo de un año bueno y dulce para toda la comunidad, Rosh Hashaná en Hebraica expresa un augurio presente que se proyecta al futuro.