Itongadol.- Una vez más, nos encontramos reunidos en Israel y en la diáspora, en un espacio para rememorar virtualmente en familia y en comunidad la salida de Egipto, en esta ocasión, en un momento delicado mundial.
“Ha lajmá aniá”, “el pan de la pobreza” es un concepto que ocupa un lugar central para el pueblo judío y muy especialmente nuestra vida institucional.
Esta festividad nos enseña que debemos realizar los mayores esfuerzos para lucha por suplir el individualismo y la indiferencia, por lo colectivo y la solidaridad. Reemplazar la impunidad por la justicia y el olvido por la memoria.
Miremos el futuro aprendiendo de nuestros maestros y ancestros.
El Seder de Pesaj es un acto pedagógico y de la memoria, casi una clase abierta para los más pequeños.
La educación y la cultura, pilares esenciales del pueblo judío a través de su historia, son algunos de los máximos objetivos de nuestra Kehilá. La naturaleza esencial del judío se encuentra en la profundidad y fortaleza de sus propias convicciones.
Esto se logra reforzando la enseñanza, la docencia y el aprendizaje de la cultura judía para que nos hagan seguir sintiéndonos parte de una cadena milenaria.
Trabajemos, hoy y siempre por el bienestar y la igualdad de nuestros hermanos.
Elevemos la copa de Pesaj por la continuidad de nuestra tradición y la vida de nuestro pueblo a través de sus valores más preciados: libertad, justicia y solidaridad.
UNA AMIA