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KKL: Importante visita a la Argentina de especialistas israelíes en Gestión Forestal y Agua

Por Iton Gadol
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Itongadol.- El ingeniero forestal de la Región Central de Israel para el Keren Kayemet LeIsrael (KKL), David Evlagon, mantuvo una entrevista con ItonGadol durante su visita a la Argentina junto al director de la Oficina de la Región Norte, Kalil Adar.

Los expertos en Gestión Forestal y Agua estuvieron en el país del 30 de junio al 4 de julio y participaron de diversas conferencias, entre ellas una brindada en la Secretaría de Agroindustria de la Nación, con la presencia de Sergio Bergman, secretario de Ambiente y Desarrollo Sustentable; Luis Miguel Etchevehere, secretario de Agroindustria; Ilan Sztulman, embajador del Estado de Israel en la Argentina; y Juan Talmasky, vicepresidente KKL Argentina.

También expusieron sus conocimientos en el Palacio de las Aguas, el Colegio Martín Buber, la Legislatura porteña, la Universidad de Buenos Aires y la casa de Gobierno de la ciudad de Salta.

-¿Qué significa tu presencia en la Argentina?
-Para mí es un agrado estar en el país donde nací, donde estudié y obtuve mi primer título (como ingeniero agrónomo en la Universidad de Rosario). Es un honor poder compartir mi trabajo con la gente de Argentina.

-¿Cuál es tu actividad específica en la familia del KKL?
-Yo trabajo en KKL desde 1989, en el área forestal. Esta área tiene a cargo aproximadamente mil hectáreas en la región para la cual yo trabajo. Forestal significa que son terrenos donde se hicieron repoblaciones forestales para cambiar el paisaje, aumentar la biodiversidad, dar al público áreas de recreación, y por supuesto, los agricultores que se benefician del uso de la madera o del pastoreo.

-¿Esto es una cultura?
-Israel es una zona muy poblada, con una alta densidad de población, y con mucha falta de espacios verdes. KKL crea esas áreas forestales para el bien de la población. Estamos hablando de bosques naturales donde se hacen rutas para ciclismo, senderismo y áreas de picnic. No son parques en ciudades. La población sale de la ciudad y va a los bosques. Allí encuentra todo lo que necesita, hasta explicaciones históricas del lugar, porque muchos lugares de Israel están mencionados en la Biblia. La rehabilitación de esas áreas por medio de la forestación, la creación de actividades para la gente en general, es lo que nosotros hacemos. Es una cultura porque yo conozco lo que se hace en Argentina y no es común ir a hacer caminatas en áreas de bosques naturales. Pero en Israel es muy común salir de paseo y hacer caminatas, disfrutar de la naturaleza tal cual como es.

En la Legislatura porteña

-¿Dónde se aprende esta forma de vivir?
-Desde la escuela primaria. Yo lo aprendí cuando llegué a Israel en 1976 a trabajar en un Kibutz. Nos hacían realizar paseos y yo no estaba acostumbrado a ese tipo de actividad. Mi actividad era ir una vez por año de vacaciones, casi siempre al mismo lugar durante dos semanas, y esto lo conocí en Israel. Nunca entendí por qué en Argentina nadie se iba una vez al mes o al menos tres veces al año a disfrutar de la naturaleza. Israel es especial. En las ciudades no hay parques grandes y la costumbre de ir a buscar nuevos paisajes es algo que se educa desde chicos. Es Israel las distancias son muy cortas, así que con sólo viajar una o dos horas hay una diversificación de paisajes muy grande.

-¿Y esto necesita de profesionales?
-Sí, nosotros manejamos esas áreas para prevenir incendios, adaptar los caminos para que la gente pueda llegar a los lugares en forma segura, poner señalización en los bosques, hacer áreas de picnic, y señalar puntos de interés para recorrer en bicicleta, moto o caminando.

-¿Hay países que pudieron incorporar esta costumbre?
-Hace 30 años atrás, recorrer la Argentina era algo que sólo los valientes podían hacer. Hoy en día hay más información, más actividad turística. No sé si lo aprendieron de Israel, pero hay un gran cambio. En Israel es más común quizás porque las distancias son más cortas y no importa adonde vivas, podés llegar a un área natural en una o dos horas.

-¿Tienen un mapa para delimitar en Israel el trabajo realizado y lo que falta?
-Yo como profesional mantengo esas áreas de bosques o repoblaciones. A su vez, el KKL se encarga de mantener en línea toda la información. Mi trabajo no consiste sólo en la parte recreativa, sino cómo manejarlas en función de las expectativas de la gente para que sean de usos múltiples. Tienen que ser recreativos tantos para la gente del lugar como los visitantes, y tiene que tener una función económica para los agricultores que trabajan la tierra. Y nuestra función en los últimos años es tratar de mantener una cantidad de hectáreas que sigan funcionando como espacios verdes y nos oponemos a todos los pedidos de las ciudades de construir en el bosque. Israel va a ser uno de los países más poblados del planeta por metro cuadrado. Por eso nuestra función en KKL es mantener esas áreas verdes. Generalmente no se tocan las áreas de cultivos agrícolas. Si se construye un camino, pasa por un área considerada menos productiva económicamente. Pero ellos no toman en cuenta el valor ecológico, el turismo ecológico.

Junto al director de ItonGadol, Daniel Berliner

-¿El trabajo de Kalil Adar y el tuyo están relacionados?
-Sí, él trabaja en otra región y cada una de ellas está a su vez asesorada por una oficina central que brinda asistencia a las tres regiones. En la parte norte, él está en contacto con la oficina central.

-¿Cuál es el trabajo del KKL con el agua?
-Hace muchos años trabaja en cómo hacer para aumentar la cantidad de agua potable en el país. Eso se hace por medio del aprovechamiento del agua de lluvia. También está el tema de las represas de agua en agricultura y la tecnología australiana adaptada a las necesidades de Israel, que es cómo colectar agua de corrientes superficiales en la ciudad. Porque como cada vez la población aumenta más a costa de los espacios verdes, los acuíferos cada vez se llenan menos, porque cada vez hay más asfalto. Toda esa agua que entraba por las zonas verdes, que hoy en día están construidas, ya no reciben agua de los acuíferos, entonces se están secando. La tecnología del biofiltro puede colectar el agua superficial de las ciudades, filtrarla e introducirla nuevamente a los acuíferos. Así, la agricultura toma las aguas recicladas.

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