Itongadol.- Karina Pincever es la creadora del proyecto Aliá Protegida, el programa de CUJA-Keren Hayesod dedicado a los jóvenes judíos de entre 20 y 30 años que atravesaron situaciones de vulnerabilidad, como pobreza, exclusión o problemas familiares. Pincever, quien estuvo recientemente en Israel con los 19 jóvenes de la primera camada del programa, en diálogo con Itongadol aseguró: «Queríamos que vean que a pesar de la distancia nosotros seguíamos acompañándolos y apoyando el proceso de cada uno. Para mí fue muy importante sentarme a solas con cada uno para escuchar cómo se están sintiendo, que desafíos y temores los acompañan y que futuro vislumbran. Esos encuentros que tuvimos en el hermoso espacio abierto del Merkaz fueron fundamentales para mí, cada charla me enriqueció y nutrió mi mirada sobre el Programa».
Con respecto a la actualidad de los integrantes de la primera camada de Aliá Protegida, Pincever destacó: «La aliá es un proceso complejo y nuestros olim la están transitando y poniendo todo de sí mismos. Estudiar hebreo cinco horas por día no es una tarea fácil, pero están avanzando mucho y ya se animan a manejarse en hebreo en la calle. La mayoría decidió empezar a trabajar y muchos de ellos comentaron la satisfacción que sienten al ver cuánto vale el dinero que logran trabajando pocas horas. El trabajo en Israel les asegura acceso a bienes y servicios que en Argentina se ven lejanos».
¿Cómo fue el encuentro con los Jóvenes de Aliá Protegida en Israel?
Si bien claramente sabía que los jóvenes ya estaban en Israel, verlos allá interactuando con otros olim, hablando en hebreo, planeando su futuro fue realmente muy emocionante. Cada uno está haciendo su propia experiencia dentro de esta propuesta que se llama Alia Protegida, pero como son la primera camada, estamos caminando y aprendiendo juntos. La idea es que cada uno de los jóvenes elija su propio camino y que nosotros junto al equipo que trabaja con ellos en Israel podamos potenciar y propiciar que cada uno llegue a donde quiere o tal vez aspire a llegar a metas que nunca imaginó.
Compartí con ellos más de 12 días, conviví con el grupo día y noche ya que en lugar de ir a un hotel decidí alojarme con ellos en el Merkaz Klita. Fue una experiencia maravillosa. Pude compartir momentos distintos, charlas relajadas, rondas de mate, las clases, los almuerzos, los espacios sociales y las noches. Me sentí parte y hasta unos años más joven. Fue muy intenso, muy emocionante y conmovedor.
¿Cuál era el objetivo del viaje?
Con Paul Rozenberg (Representante del Keren Hayesod en Argentina) planeamos viajar juntos para poder abarcar varios objetivos. Por un lado era necesario entablar una relación personal con el equipo profesional que está acompañando a los jóvenes desde Israel. La Directora del Ulpan Etzion, la referente de la Agencia Judía para el programa, el representante de la Municipalidad de Jerusalem. Era necesario sentarnos en la misma mesa y teniendo la experiencia de cuatro meses de recorrido del programa pensar juntos, hacer acuerdos, generar procedimientos de cara al futuro de este grupo y los próximos participantes.
En relación a los jóvenes queríamos que vean que a pesar de la distancia nosotros seguíamos acompañándolos y apoyando el proceso de cada uno. Para mí fue muy importante sentarme a solas con cada uno para escuchar cómo se están sintiendo, qué desafíos y temores los acompañan y qué futuro vislumbran. Esos encuentros que tuvimos en el hermoso espacio abierto del Merkaz fueron fundamentales para mí, cada charla me enriqueció y nutrió mi mirada sobre el Programa. Pude comprender y hasta compartir las emociones que solo se tienen cuando nos miramos a los ojos.
¿Cómo encontraste a los jóvenes?
La aliá es un proceso complejo y nuestros olim la están transitando y poniendo todo de sí mismos. Estudiar hebreo cinco horas por día no es una tarea fácil, pero están avanzando mucho y ya se animan a manejarse en hebreo en la calle. La mayoría decidió empezar a trabajar y así darse algunos gustos que no eran accesibles en Argentina, trabajan en hoteles cerca del Merkaz. Muchos de ellos me comentaron la satisfacción que sienten al ver cuánto vale el dinero que logran trabajando pocas horas. El trabajo en Israel les asegura acceso a bienes y servicios que en Argentina se ven lejanos. Escuché frases como «con 3 días de trabajo me aseguro la comida para todo el mes»; «Pude comprarme por primera vez en mi vida una remera Nike original»; «Con una semana de trabajo, pocas horas por día, pude hacerme anteojos nuevos»; «Puedo elegir el trabajo y si dejo uno sé que tengo otros esperando».
Estas frases pueden reflejar la sorpresa y la tranquilidad que representa vivir en un país donde el trabajo y el esfuerzo tienen recompensa. Un joven me dijo con mucha emoción, que trabajando tres días le mandó 100 dólares a la mamá, plata que la ayuda para pagar más de la mitad del alquiler.
Y este es solo el comienzo, todavía falta otro ciclo de cinco meses de Ulpán y después cada joven está pensando en estudiar o un curso o una carrera para acceder a mejores trabajos.
Son jóvenes, valientes, saben atravesar momentos de luz y otros más oscuros, tienen una meta, se tienen a ellos y a nosotros. Cuentan con olim latinos que los reciben y ayudan a integrarse, tienen un país que a través de sus instituciones los piensan, los apoyan y los reciben y tienen un pueblo que esta entrenado para grandes desafíos.