Itongadol.- La novena Cena Anual de las Escuelas Oholey Jinuj de Jabad Lubavitch se realizó el martes a la noche en uno de los salones de “La Rural”, con la presencia de numerosos asistentes, que en forma regular colaboran con la institución educativa, y dirigentes y azkanim de diversas instituciones comunitarias judías.
Entre los invitados estuvo presente Ariel Eichbaum, presidente de la AMIA, quien estaba acompañado por varios directivos de la Kehilá de Buenos Aires.
La actividad se desarrolló en un ambiente de gran camaradería, que se inició con una imponente recepción, durante la cual los asistentes pudieron deleitarse con una gran variedad de comidas mientras conversaban entre ellos. Luego se pasó al salón, en el cual se sirvió la cena propiamente dicha, se proyectaron videos sobre el accionar de la escuela, uno de los cuales era del Rebe hablando en diversos momentos de su vida sobre la importancia de que los niños reciban una educación basada en la Torá y el cumplimiento de las mitzvot (mandamientos), y otro sobre el nuevo plan educativo que se ha puesto en marcha en la institución.
Gabriel Pines, director administrativo de las escuelas, agradeció la presencia de los asistentes y recordó que el motivo de la cena era conseguir becar a la mayor cantidad de alumnos posible de la escuela.
El Rabino Tzvi Grunblatt, director general de Jabad Lubavitch Argentina, invitó a los asistentes a hacer un Lejaim (brindis) por la obra que llevan a cabo las escuelas Ohaley Jinuj, cuyos egresados prestan servicios en instituciones judías tanto en la Argentina como en diversas comunidades en el mundo.
El rabino Grunblatt resaltó la importancia de la educación que se le brinda al niño desde su más tierna edad, en la que tiene que estar muy bien establecido qué está bien y qué está mal, y se preguntó por qué establece la Torá que el pueblo de Israel, cuando está por ingresar a Eretz Israel, debe pararse frente a dos montañas, una representando todo lo positivo y la otra todo lo contrario. Y su respuesta fue: “Se entraba a un nuevo estilo de vida en la Tierra de Israel, después de estar en el desierto 40 años con una generación a la que hay que educar para que esté preparada para los nuevos retos. Pues Hashem nos ordena y dice: ‘Si vos querés saber el camino de las bendiciones y al revés, tenés que tener claro el camino’. El camino del bien y el camino opuesto, el camino de Hashem y el camino opuesto no puede ser algo gris, tiene que estar bien claro qué está bien y qué está mal. Esta es la base de la educación: no estar negociando permanentemente, debido a que una educación basada en la negociación permanente es el fracaso total, porque el chico tiene confusión, no tiene claridad, todo es lo mismo”.
Grunblatt también se refirió a que, junto con la necesidad de saber exactamente qué es lo bueno y lo contrario, antes de entrar a Eretz Israel, la Torá establece que el judío debe hacer Tzedadá (donar).
Luego de las palabras del Rabino Grunblatt, y mientras los asistentes se comprometían a sostener la obra educativa de las Escuelas Oholey Jinuj, la cena fue amenizada con un show de magia.
Finalmente, se entregó un reconocimientos a tres madres de alumnos que colaboraron en la organización de la cena anual y se sortearon entre los asistentes dos joyas especialmente donadas para esta fiesta. Gabriel Pines agradeció a todos los que se comprometieron a colaborar con la institución durante el próximo año hebreo e invitó a los asistentes a participar de la décima cena de las Escuelas Ohaley Jinuj el año próximo.