Por Nadav Shragai (Israel Hayom)
La pregunta es demasiado familiar para los israelíes pero ahora la misma está migrando a la Autoridad Palestina: Después de 14 años en los que no se llevaron a cabo elecciones, Abu Mazen (Mahmoud Abbas) habla nuevamente sobre elecciones, aunque no está claro si realmente las quiere. Hamás, que también cree en su poder en Cisjordania, sorprendió a la Autoridad Palestina con su flexibilidad. Incluso el terrorista Marwan Barghouti ha dejado en claro que se postulará – desde la cárcel – para el liderazgo. En la actualidad, las elecciones quedan solo en el papel.
Juegos electorales también en la Autoridad Palestina. Después que Israel intentase evitar una tercera ronda de elecciones – y fracasase – ahora se está llevando a cabo un juego político similar en los territorios palestinos, pero en la dirección opuesta: Mientras que entre el público israelí no se deseaba una elección, allí (entre los palestinos) al menos alguna parte del público si las quiere. Mientras que aquí no pudieron evitarlas, allí, al menos mientras tanto, no logran llevarlas a cabo.
Durante 14 años, Abu Mazen (Abbas) no se presentó a las elecciones, y ahora que tiene 84 años, después de recuperarse en su estado de salud, habla públicamente sobre elecciones cercanas e incluso recuerda a sus asociados, con un guiño, que su padre extendió su vida hasta los 100 años. El problema de Abu Mazen, al plantear el tema de las elecciones, y al no hacerlo por primera vez, es que muchas personas ya no creen que lo diga en serio. El conjunto de condiciones que establece Abu Mazen para las elecciones solo profundiza los signos de interrogación con respecto a su sinceridad y, sobre todo, desdibuja las posibilidades de su existencia. Puede poner al público palestino en una sacudida del tipo que experimentó el público israelí durante los últimos meses.
Elecciones… pero en sus términos
Hasta hace poco, las elecciones en la era de Abu Mazen no parecían ser más que un eslogan vacío; al igual que las declaraciones unánimes – entre nosotros los israelíes – que hacían portavoces del Likud y de Kajol Laván (Azul y blanco). Los dos agrios rivales, Hamás y Fatah, han utilizado esta supuesta “elección” como parte de su juego de acusaciones mutuas. Sin embargo, recientemente, se ha producido un aparente cambio: Hace dos semanas, Abu Mazen repitió su anuncio del septiembre pasado en el mitin de las Naciones Unidas, nuevamente anunciando su intención de celebrar elecciones parlamentarias y presidenciales. El anuncio de Abu Mazen fue seguido por una fuerte presión ejercida sobre él por los países de la UE, en particular Alemania y por la canciller Angela Marker, incluida una amenaza de congelar el dinero de la ayuda que le dan si no lo hacía. Abbas abrió conversaciones con Hamás sobre la posibilidad de ejecutar la promesa e incluso envió a Hanna Nasser, presidenta de su comité electoral, varias veces, para discutir el asunto.
Este diálogo dio lugar a un resultado sorprendente, que es dudoso considerar si Abu Mazen lo anticipó o si así lo quiso: Hamás, quien estima que también puede tomar el poder vía elecciones en Cisjordania, le respondió a Abbas dos veces “si”. Por primera vez, estuvo de acuerdo con el plan de dos etapas propuesto por el presidente de la AP: Elecciones parlamentarias y después de tres meses elecciones presidenciales para la AP. La segunda vez acordó que las elecciones serían partidistas y no por áreas electorales.
La pregunta que mucha gente se está haciendo ahora es cómo se comportará Abu Mazen y si realmente quiso decir que habrá elecciones o simplemente habló de ellas. Pinjas Inbari, un experto en asuntos palestinos y miembro del Centro de Asuntos Públicos y Estado de Jerusalén, define las declaraciones de Abu Mazen como una “charla ociosa”. “Abu Mazen”, cree Inbari, “renovó su discurso sobre las elecciones por dos razones principales, ante todo para volver a colocar en la escena a los palestinos, para volver a ser relevantes. En segundo lugar, hubo una fuerte presión externa sobre Abu Mazen, especialmente de la UE, sobre la que la AP depende financieramente, para permitir procedimientos democráticos en la AP”.
Un problema llamado Marwan Barghouti
La evaluación de Inbari aparentemente está respaldada por dos pruebas circunstanciales claves. Abu Mazen, a través de uno de sus ministros, Hussein a-Sheikh, hizo un llamamiento oficial a Israel para que los residentes de Jerusalén Este pudieran participar en las elecciones y votar en ellas. En 2006, Israel permitió esto, pero Abbas sabe muy bien que las posibilidades que Israel acepte esto, en este momento, son bajas. El que lo hizo posible entonces fue el gobierno de Kadima durante la era de Olmert, como reemplazo de Ariel Sharon. Hoy, cuando el Likud está en el poder, la probabilidad que durante las elecciones israelíes apruebe una medida con una probabilidad de violación de su soberanía en Jerusalén es bastante baja. Además, en los últimos meses, el ministro de Seguridad Pública, Guilad Arden, ha impedido en repetidas ocasiones que la Autoridad Palestina opere en Jerusalén, ordenando arrestar a algunas de sus personas claves en la ciudad, incluyendo a Adnan Rith, quien tiene el título de gobernador de Jerusalén en nombre de la Autoridad Palestina.
El llamamiento de Abu Mazen a Israel en este momento, cuando su respuesta es casi conocida de antemano, aparece como una jugada diseñada para invitar a un rechazo israelí, con la esperanza que tal rechazo le “saque las castañas del fuego”. Lo que refuerza esta impresión es el hecho que Abu Mazen ha dejado en claro (casi en paralelo a su solicitud a Israel) que sin Jerusalén Oriental, no habrá elecciones en ninguna parte.
La evaluación de Inbar está respaldada por una evidencia circunstancial bastante fuerte relacionada con Marwan Barghouti. Barghouti es conocido por cumplir una sentencia de cinco cadenas perpetuas en la prisión israelí por actos de terrorismo en los que muchos israelíes fueron asesinados y heridos durante la segunda intifada. Ha dejado en claro muchas veces que tiene la intención de presentarse desde prisión para la presidencia de la AP. La gente de Barghouti todavía está furiosa porque Abu Mazen lo ha “omitido” en un acuerdo con Shalit, y en lo que a ellos respecta, y así lo han dejado en claro esta semana, él es un fuerte candidato en el panorama electoral. Mahmoud Abbas intentó convencer a Barghouti que se conformara con ser el presidente de Fatah en el parlamento palestino, pero Barghouti lo rechazó. El presidente de la Autoridad Palestina sabe que la popularidad de Barghouti en la calle palestina es infinitamente mayor, y es poco probable que (Abbas) se presente a las elecciones presidenciales a menos que primero se asegure que Barghouti no se presentará frente a él. En este contexto, actualmente Abbas está retrasando su firma del decreto presidencial para celebrar elecciones presidenciales, y, en este momento, está contento con solamente “hablar”.
Otro jugador importante del que dependen las elecciones es, por supuesto, es Israel. Jerusalén sigue los acontecimientos y no está entusiasmada con las elecciones en la AP, temiendo que Hamás logre restaurar su victoria electoral en 2006. Hamas ganó 74 de los 132 escaños en el parlamento palestino, mientras que Fatah recibió solo 45 escaños. Estará lista para las elecciones en Cisjordania solo si no se garantiza la participación de Hamás y siempre que no se celebren en Jerusalén Este. Si la AP y Hamás acuerdan elecciones en contravención de estas condiciones, se espera que Israel evite el paso de funcionarios electorales de Cisjordania y Gaza, arreste a los líderes y candidatos de Hamás y actúe contra la organización.
En este momento, Israel, que en 2006 sufrió quemaduras graves, está listo para absorber las críticas internacionales por frustrar las elecciones con la participación de Hamás, temiendo que en un escenario que, después de la toma del poder en Gaza, Cisjordania también caiga en manos de la organización terrorista.
El coronel (retirado) Michael Milstein, jefe del Foro de Estudios Palestinos en el Centro Moshe Dayan, quien hasta 2018 se desempeñó como asesor de asuntos palestinos del coordinador del gobierno en los Territorios Ocupados, estima que Abu Mazen ahora hará uno de dos: “O anunciar que está suspendiendo su iniciativa, o que solo las elecciones se celebrarán en Judea y Samaria. Milstein descubre que después de que Hamás sorprendiese a Abu Mazen con respuestas positivas, Abu Mazen puso ante Hamás otras dos condiciones, que Hamás ya ha rechazado: “Reconocimiento de todos los acuerdos políticos con Israel, incluido ‘Oslo’ y el monitoreo del financiamiento electoral”. Abu Mazen, dice Milstein, se encontraba en una situación en la que no pensaba, y ahora tiende a evadir el asunto, aunque las elecciones solamente en Judea y Samaria sean muy mal vistas por gente de Fatah y por muchos activistas palestinos. Es como aceptar la división entre Gaza y Judea y Samaria, una división con la que muchos palestinos no están de acuerdo”.
Miedo a un levantamiento popular
En un artículo reciente para el Instituto de Estudios de Seguridad Nacional, Milstein menciona otro posible factor que ha alimentado el interés electoral de Abu Mazen: Inhibir la posible filtración de espíritus de la “Primavera Árabe” en la arena palestina también. “La actual protesta pública en el Líbano, Egipto e Irak, que se centra en los aspectos económicos y la corrupción gubernamental, también está causando molestias en Ramallah”, cree Milstein. “Abbas también necesita legitimidad en el ámbito doméstico, especialmente a la luz de las críticas contra la AP sobre su corrupción. Las elecciones pueden proporcionarle legitimidad”. Milstein, también describe la presión externa de la UE que critica a Abu Mazen por la ausencia de elecciones en la Autoridad Palestina. “El modelo tunecino”, “es decir, a través de personas identificadas con el movimiento pero que no son activistas prominentes”.
Pero hay otra razón para la jugada de llamar a elecciones del presidente de la AP. De acuerdo a Milstein: “Abu Mazen es consciente del creciente sentimiento de dudas en el régimen palestino antes de su muerte y quiere fortalecer sus cimientos para el futuro. Un elemento tan prominente es un parlamento electo. Según la ley palestina, se supone que el presidente del parlamento debe reemplazar al presidente, con su muerte, durante el período hasta que se celebren las elecciones. Desde 2006, el Presidente del Parlamento ha sido un hombre de Hamás, y Abbas puede estar luchando por establecer un nuevo parlamento, asegurando que encabece las filas de Fatah, especialmente si Hamás no participa en las elecciones o si se hacen solo en Cisjordania.
¿Qué lleva a Hamás se mostrarse tan flexible en sus tratos con la AP sobre el tema? Milstein dice que Hamás también puede tener miedo de una imitación del resurgimiento popular en el espacio regional que se termine deslizando hacia la Franja de Gaza. “Una región (Gaza) mucho más explosiva que Cisjordania”. Milstein cuenta que la dirigencia de Hamás dudo sobre el tema de las elecciones: “La posición que se formuló, dirigida por Yahya Senwar, es llevar a cabo elecciones en Gaza, incluso si es solo para el parlamento y sin una fecha límite para las elecciones presidenciales. Si la idea electoral avanza hacia su realización, se pueden crear las condiciones para el establecimiento de un gobierno de unidad que se encargará de la administración civil de la Franja de Gaza y aparentemente eximirá a Hamas de hacerlo, sin que la organización tenga que renunciar a su poder militar”.
Los funcionarios políticos en Jerusalén estiman que Abbas, que ya ha pedido a los países europeos que presionen a Israel para que apruebe las elecciones, publicará en los próximos días el decreto presidencial sobre la realización de las elecciones, pero con una clara estipulación de que también se celebrarán en Jerusalén Este. Al menos durante este tiempo y hasta que se establezca un gobierno permanente en Israel, es poco probable que Israel esté de acuerdo. Las elecciones, que también se mencionan en la AP, son por el momento elecciones sobre el papel únicamente.
Abbas quiere que Israel permita que los árabes orientales voten, pero espera que Israel le “saque las castañas del fuego” y se niegue. Por lo tanto, explicaría que no celebrarán elecciones sin la participación de Jerusalén Este, y así se ahorrará una posible derrota ante el Hamás.