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Hatzad Hasheni: El enfoque realista práctico y actual (realpolitik) de Trump hacia la paz en el Medio Oriente

Por Iton Gadol
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Por Coronel (Retirado) Dr. Raphael G. Bouchnik-Chen (BESA)*

RESUMEN: El enfoque dado por la administración Trump al tema de la paz en el Medio Oriente difiere del de las administraciones estadounidenses anteriores en que se basa en la situación que ocurre en la realidad en la forma que estas han evolucionado a lo largo del tiempo. El equipo de paz estadounidense parece haber descartado tanto el histórico “juego de culpar al otro” como las narrativas contradictorias de los palestinos y los israelíes, que se han combinado para frustrar todas las iniciativas de paz anteriores.

Imagen de la portada: Donald Trump, Jared Kushner y Benjamin Netanyahu, fotografía GPO por Kobi Gideon vía cancillería de Israel Flickr CC

Los hechos sobre el terreno es un término diplomático y geopolítico que significa la situación en la realidad en lugar de en abstracto.

La decisión tomada por el Presidente Donald Trump de revelar finalmente su plan de paz para el Medio Oriente, denominado el “Acuerdo del Siglo”, generó sospechas inmediatas entre la Izquierda en Israel. Su objeción central al plan, independientemente de su contenido, es que la presentación de la iniciativa pudo haberse programado deliberadamente para que coincida con el período previo a las próximas elecciones generales israelíes, programadas para el 2 de marzo de 2020.

Estas reservas fueron quizás expresadas más claramente por el líder del partido Azul y Blanco Benny Gantz quien dijo, después de una reunión el 8 de enero con el enviado estadounidense Avi Berkovitz (asistente de Jared Kushner), “puedo suponer que en un tema tan importante los estadounidenses serían más cuidadosos y no lo publiquen antes de las elecciones, porque eso sería intervenir directamente en el proceso electoral del Estado de Israel”.

Esas palabras bien pueden haber sido interpretadas por la administración estadounidense como ambas una advertencia indiscreta y un insulto al Presidente Trump. Además, la implícita acusación de Gantz de que Trump pudiera intentar intervenir abruptamente en las elecciones israelíes puede percibirse como una señal hacia el partido demócrata estadounidense en un momento muy delicado para el presidente, quien se encuentra en medio de un proceso de juicio político presentado por los demócratas en su contra.

Lo inadecuado de la observación, particularmente de un candidato al cargo de primer ministro, pudiera habérsele transmitido a Gantz, ya que este se retractó unos días después.

La inclinación inicial de Gantz y sus colegas del partido Azul y Blanco, también finalmente descartada, en rechazar la invitación del Presidente Trump de acompañar al Primer Ministro Binyamín Netanyahu a Washington pudiera tener ramificaciones a la ya íntima relación israelí-estadounidense en caso de que Gantz triunfe en las próximas elecciones israelíes.

El material filtrado y las indicaciones por los funcionarios estadounidenses en los últimos meses han permitido una comprensión básica al marco general del Acuerdo del Siglo. Parece ser que el enfoque del equipo de paz estadounidense difiere de las anteriores iniciativas de paz en la medida en que su punto de partida esté basado en la situación que ocurre en la realidad.

El plan de paz parece estar diseñado no solo para atender las preocupaciones de seguridad israelíes, sino para consolidar el control total israelí sobre una Jerusalén unificada y ratificar el estatus de los vecindarios judíos existentes en Cisjordania autorizándole a Israel implementar su soberanía sobre una parte significativa de esa región. Las “dolorosas” concesiones requeridas por Israel pudieran referirse a la intención por parte de Estados Unidos de reconocer un estado palestino limitado y desmilitarizado bajo ciertas condiciones.

Parece ser que el equipo de paz de Trump para el Medio Oriente ha descartado el histórico “juego del culpar al otro”, así como también las narrativas contradictorias de los palestinos e israelíes, quienes juntos han conspirado para hacer que todos los intentos anteriores de encontrar una solución viable fracasen. Este enfoque es un reconocimiento de que a medida que las décadas han transcurrido sin solución alguna posible, las circunstancias si han cambiado.

Esa premisa subraya la teoría en ciencias políticas conocida como la “Tesis del Reemplazo”, creación del profesor Jeremy Waldron de la Facultad de Derecho de la Universidad de Nueva York. En su artículo “Asentamiento, Retorno y la Tesis del Reemplazo” (de julio, 2004), Waldron evaluó la forma en que las circunstancias cambiantes pueden afectar temas tales como el “derecho al retorno” palestino y los “asentamientos” israelíes.

Waldron argumenta que si bien no es impensable que la superación pueda legitimar los asentamientos y socavar el “derecho al retorno” palestino, no existe ninguna garantía de que esto ocurra. Muchas de las circunstancias que hacen que la Tesis del Reemplazo sea aplicable a “situaciones pos-colonialistas”, tales como Australia y Nueva Zelanda (sin mencionar a los Estados Unidos y Canadá), no aplican en la situación israelí-palestina. Su conclusión, por lo tanto, es que la Tesis del Reemplazo no es aplicable al conflicto israelí-palestino.

El equipo de Trump para el Medio Oriente parece haber encontrado viable el concepto, pero el tema puede ser discutible, ya que es difícil ver cómo puede implementarse el Acuerdo del Siglo ante el rechazo total y absoluto de la parte palestina.

*El Dr. Raphael G. Bouchnik-Chen es coronel retirado quien se desempeñó como analista sénior en el Servicio de Inteligencia Militar de las FDI.

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