Itongadol.- En el marco del convenio amplio de cooperación académica, científica y tecnológica suscripto entre Hadassah Internacional y CEMIC, esta noche partirá desde Argentina una delegación de médicos con destino a Polonia para brindar ayuda humanitaria a los refugiados ucranianos. En diálogo con ItonGadol, Fanny Ribak, coordinadora de Desarrollo de Hadassah, contó los detalles de cómo se gestó esta misión.
-¿Cómo vinculamos la Argentina, Hadassah y Ucrania?
-Quiero destacar especialmente el valor de la cooperación internacional y humanitaria promovida por Hadassah Internacional y el hospital Hadassah, a la que en este caso se suma Cemic (Centro de Educación Médica e Investigaciones Clínicas), que también es una organización que ha dado claras muestras de que la ayuda humanitaria forma parte de su ADN desde su creación. Hadassah y Cemic han comenzado a recorrer juntos un camino de cooperación, hay un convenio de intercambio científico, tecnológico entre las dos instituciones. Ya hace dos años firmamos nuestro convenio, en diciembre del 2019, con la intención de instalar intercambios profesionales entre nuestros médicos y nuestros estudiantes, y vino la pandemia. La idea era que retomar nuestro convenio, porque la pandemia ya había pasado, pero Jorge Diner, el director de Hadassah Internacional, dijo: ‘Terminó la pandemia, pero empezó la guerra’. Con esa frase la dirección de Cemic, junto a quienes también formamos parte de esa organización. dijimos todos juntos ‘pues ahí tenemos que estar’, cumpliendo nosotros junto a Hadassah esta misión humanitaria.
-Cuando decís que está en el ADN de Cemic este reflejo que han tenido, ¿lo podés explicar un poquito más?
-Una de las cosas que nos unió rápidamente a Hadassah y a Cemic es que ambas instituciones tienen los mismos pilares en su fundación, que son la investigación científica, la docencia y la asistencia médica. Y ambas instituciones son organizaciones sin fines de lucro, que dentro de sus proyectos y dentro de sus programas incluye la intervención en cualquier situación de catástrofe en la cual se pueda colaborar. Y a su vez, en todo lo que tenga que ver con la atención de la población carenciada. Así como Hadassah atiende a la población más pobre de Israel, los judíos ultra ortodoxos y los árabes que viven en Israel, Cemic, desde ya hace más de 30 años, tiene una clínica de atención primaria en el municipio de San Fernando, donde atiende de manera gratuita a toda la población de los barrios vulnerables que se encuentran ahí. Y también ha realizado otras intervenciones, la última, por ejemplo, en Cúcuta, cuando fue el conflicto entre Colombia y Venezuela.
¿Hay nombres propios para destacar en este viaje?
-En primer lugar, hay que hacerle un gran reconocimiento a Jorge Diener, director de Hadassah Internacional; a Yoram Weiss, el director general de Hadassah; a los miembros de board de Hadassah Internacional y a los miembros del board de la organización de mujeres sionistas de Hadassah, que es la organización fundadora. Ellos rápidamente decidieron que en Ucrania había que estar. Y por supuesto a todo el staff de Hadassah. La semana pasada envió su contingente número 12 de manera rotativa. Y por el lado de Cemic, por supuesto y desde ya, el liderazgo del director general, Hugo Magonza, junto con la comisión directiva de Cemic, el doctor Pablo Rozic, que es el que tiene a cargo la promoción del convenio entre Hadassah y Cemic, totalmente fundamental para que esto se pueda llevar a cabo. Además, quiero destacar muy especialmente a tres jóvenes doctoras que se suman a esta tarea, que son la doctora Dana Tatin, pediatra; la doctora Jimena Juárez, médica de familia; y la doctora Mercedes Heinermann. Todas ellas mujeres muy valientes y jóvenes, la mayor de ellas tiene apenas 33 años. Esos son los verdaderos protagonistas de esta historia.
-¿Cuál es el trabajo que viene haciendo Hadassah, desde que surgió la pandemia, en Latinoamérica?
-Cuando comenzó la pandemia, desde Hadassah Internacional vimos la necesidad de dar rápidamente una ayuda a esta catástrofe que estaba sucediendo, dado que en Israel la pandemia comenzó antes que en el cono sur y contábamos con más experiencia. Cuando la pandemia empezó en Latinoamérica, Hadassah ya había producido una cantidad de manuales de protocolos de las diferentes áreas para poder llevar adelante la tarea hospitalaria. Con lo cual, teniendo este material, decidimos traducirlo a varios idiomas, incluido al castellano. Las distintas comunidades judías de Latinoamérica nos ayudaron a poder contactarnos con los ministerios de Salud de cada uno de los países, con las universidades, con los hospitales, y a partir de ahí se comenzó a generar un vínculo muy fuerte, principalmente con Chile, Perú, Uruguay, Paraguay. En pocos meses logramos armar un consejo de dirigentes judíos de Hadassah de Latinoamérica, con uno o dos representantes, dependiendo el país.
Por otro lado, Hadassah decidió construir su primer hospital en América Latina y será edificado en México, dentro del complejo Bosque Real, en el distrito de Huixquilucan, dentro del área metropolitana del Distrito Federal. Será un moderno centro de salud sin precedentes en México que proveerá los servicios de salud y prevención propios del Centro Médico Hadassah.
Y desde el año pasado tomamos la decisión estratégica de empezar a realizar un trabajo muy profundo en Chile, y en pocos meses pudimos hacer dos cosas maravillosas. Por un lado, la creación de Hadassah Chile, con todo lo que eso implica, igual que lo hicimos en Argentina, intercambios médicos, científicos y tecnológicos. Y tuvimos tanta buena respuesta que en el día de hoy, hace apenas unas horas, acaba de salir el primer contingente de médicos internacionales que se suma a la tarea de Hadassah en la frontera de Polonia.
-Vimos fotos de Jorge Diener y Yoram Weiss en Ucrania, poniendo el cuerpo y trabajando a la par.
-El compromiso de los médicos, cuando deciden sumarse al proyecto, es que van a trabajar 12 horas por día en turnos rotatorios. Les puede tocar a la noche, les puede tocar durante el día, pero ese es el compromiso. Son turnos de 12 horas interviniendo en esa situación, así como lo vienen haciendo los médicos de Hadassah durante 10 días corridos, con lo cual la decisión de ir no es una decisión fácil. Es una decisión valiente predispuesta a darlo todo.
-¿Cuándo sale el vuelo de Argentina?
-Sale el lunes a la noche. Eso también tiene su particularidad, porque hace no más de un mes pudimos contactar al actor Enrique Piñeyro, que está realizando viajes humanitarios llevando insumos médicos, comida y todo lo que necesitan los refugiados, con donaciones de Argentina hacia Polonia. Va con esa carga y vuelve lleno de refugiados que salen de Polonia, muchos de ellos se quedan en España y otros continúan a la Argentina. Entonces, en un acto de arrojo, nos contactamos con él y nos dijeron que era posible sumarnos a ese vuelo.El viernes pasado recibimos la confirmación de que en una semana salíamos. Por suerte los doctores ya estaban elegidos, ya sabíamos cuál era nuestro equipo, ya teníamos preparada toda la documentación, así que sólo tuvimos que ultimar los detalles. Fue una semana muy emotiva, muy movilizada, preparando la salida de las dos delegaciones, primero la de Chile y después la de Argentina.
-Para cerrar, ¿qué reflexionás sobre la colaboración entre Argentina e Israel?
-Algo muy significativo es que hace un año atrás, justo en el mes de mayo, en medio de la ola de Covid recibimos en la Argentina la delegación de los directores médicos de Hadassah, que en un acto de valentía se vinieron acá cuando la pandemia allá ya había pasado, a ayudar a la Argentina. Hoy, un año después, en el mes de mayo, Argentina se une nuevamente a Israel, y juntos van a hacer esta tarea. Es muy emotivo.