Itongadol.- El Hospital Hadassah logró devolverle la vista a una niña de Gaza después de que no pudieran llegar a su recuperación en otros centros médicos.
La niña sufría de un tumor maligno que cubría la mitad del área de los ojos, por lo que no podía ver. El tratamiento duró varios meses e incluyó quimioterapia mediante el cateterismo de la arteria principal del ojo en un método innovador de inyección ocular directa y precisa.
Recorrer los pasillos del Centro Médico Hadassah es una experiencia única de coexistencia y convivencia. Las imágenes más conmovedoras pueden verse en el sector de pediatría, en el hall o sala de usos múltiples. Apenas uno llega y levanta mínimamente la vista, puede observar una locomotora y sus vagones de hierros en miniatura recorriendo a gran velocidad toda la sala, sobre una vía apenas por encima de los marcos de las puertas. Los niños viven un viaje imaginario con sus estaciones en medio de las paredes pintadas con globos y colores. Pero lo más maravilloso ocurre cuando una baja la vista y observa una gran mesa bajita, esas que usan los chicos con sillas pequeñas. Ahí están todos juntos, madres, padres y sus hijos, algunos papás árabes, otros ortodoxos judíos, palestinos, musulmanes: todos juntos en una gratificante convivencia y atmósfera de paz y armonía alrededor de la mesa.
Ese y muchos otros méritos -como su esfuerzo por mantener la igualdad en la prestación de tratamiento médico, su modelo ejemplar de cooperación y coexistencia y su perseverancia en construir puentes para la paz- le valieron a Hadassah la nominación para el Premio Nobel de la Paz en el año 2005 y siguen convirtiendo a la institución en un ejemplo de coexistencia en Medio Oriente.