Itongadol/Agencia AJN.- Mientras Israel enfrenta un aumento significativo de los casos positivos de coronavirus, con contagios a lo largo y ancho del país, el debate se centra en torno a la decisión de las autoridades de mantener la economía en funcionamiento, salvo en algunas ciudades donde se ha decidido aplicar un cierre parcial. «Si el único motivo para decidir fuera el virus y las autoridades de Salud por sí mismas pudieran decidir qué se hace, la gente debería seguir aislada por un tiempo más largo que lo que se está haciendo en todo el mundo. Pero la presión económica no lo permite», aseguró en diálogo con la Agencia AJN Jorge Diener, director adjunto de Hadassah Internacional, que junto a otros centros médicos ha liderado la respuesta de Israel a la pandemia.
«Estuvimos a punto de ser Nueva Zelanda, donde prácticamente no hubo casos. Tuvimos 5 contagiados por día, después de haber llegado a 1000 casos por día en el pico. Estuvimos a punto de casi terminar con la epidemia, y hoy estamos de nuevo con 500, 600 o 700 casos por día», se lamentó Diener respecto al rebrote que experimenta Israel.
Diener, israelí de origen argentino que ocupa el rol diplomático para el prestigioso hospital, se mostró optimista respecto a las capacidades de Israel para responder al aumento de casos. «No tengo dudas que Israel lo va a poder controlar, ya que tiene los mecanismos para hacerlo». Sin embargo, advirtió que «hay un desafío para las famosas 2, 3 y 4, donde se va abriendo porque no se puede mantener la economía cerrada, pero donde no se tiene la certeza de que no van a haber contagios».
«Si el único motivo para decidir fuera el virus y las autoridades de Salud por sí mismas pudieran decidir qué se hace, la gente debería seguir aislada por un tiempo mucho más largo que lo que se está haciendo en todo el mundo. Pero la presión económica no lo permite», manifestó Diener. «El riesgo sigue estando, y ese es el mensaje que es importante para las autoridades transmitir todo el tiempo: abrimos la economía para que la gente no se quiebre socialmente, ni profesionalmente, pero no porque el virus no esté más y no sea un riesgo», agregó.
Por otra parte, Diener sostuvo que «el contagio está en la comunidad, de una forma u otra» y que llega un momento donde, a pesar de las medidas, «es muy difícil de controlar». «Cuando se ven los números positivos subiendo, no se tiene mucho control de dónde está la carga viral más importante, y las medidas tienen que estar dirigidas a calcular el peor escenario y estar listos para eso».
Al comienzo de la crisis desatada por la pandemia, el Centro Médico Hadassah y su brazo internacional comenzaron a difundir y compartir con las instituciones sanitarias su Manual de Protocolos, que se tradujo al inglés, al español y al ruso. «Es un manual preparado para que cualquier persona que maneje un complejo hospitalario o que deba pensar políticas hospitalarias pueda organizar de forma muy simple, concisa y clara toda la entrada del paciente con coronavirus al hospital, todo lo que hay que hacer para el personal, cómo hay que organizar las salas y demás», explicó Diener.
El especialista hizo referencia al día después, y al futuro que le espera a la población hasta que el virus sea derrotado de manera definitiva. «Lo más complicado de esta crisis va a ser la resiliencia, entender que esto va para largo, que va a llevar mucho tiempo, y que la misma actitud que uno tiene el primer día y la primera semana va a haber que mantenerla mucho tiempo, tanto la gente como los gobiernos».
Respecto a la situación de Israel y las regiones que están experimentando un rebrote, Diener opinó que «el problema más grande tiene que ver con la disciplina». «La gente se relajó, y pensó que como tuvimos éxito en la primera etapa y nos fue bien, entonces el virus debe estar más débil, porque se juntaron 500 mil personas en las playas de Tel Aviv y no había contagios». «Bueno, sí hubo contagios. Se estaban contagiando, lleva un tiempo la incubación. Deben todos mantener la distancia, todos usar barbijo. En el momento en el que se deja de tomar distancia y se deja de usar barbijo, el riesgo existe«, enfatizó.
«Hay que poder combinar el tema sanitario con el manejo social», agregó Diener. «Por más que hayamos aprendido tanto de cómo fueron las cosas hasta ahora, la gente tiene que aprender también. Lamentablemente es el precio que estamos pagando», concluyó.