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Fundación León: “La solidaridad del judaísmo está en el ADN de nuestra organización”

Por Iton Gadol
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ItonGadol mantuvo una entrevista con Diego Aguilar, director ejecutivo de la Fundación León, una organización que trabaja para erradicar todas las formas de pobreza en Tucumán. “Trabajamos fuertemente con un centro de acompañamiento familiar, que acompaña a casi 3 mil familias en toda la provincia y, por otra parte, con los pueblos originarios a través de un plan integral de desarrollo territorial en los Valles Calchaquíes”, destacó.

-¿Cómo puede surgir de Tucumán, una provincia tan pequeña, un proyecto tan vibrante?

-Creo que hay una gran historia por detrás, y eso es el motivo del crecimiento y de todo lo que hacemos. Nuestra historia no empieza en 2003, cuando se creó la Fundación, sino muchísimos años antes, a finales del siglo XIX, cuando el barón Hirsch ayudó a que la familia Feler, que llegó a la Argentina como refugiada, encontrara una casa en el país. Ese gran gesto de solidaridad, como con muchos otros judíos de Rusia, está en el ADN de Fundación León. Los padres de don León llegaron a la colonia Mauricio y se instalaron ahí. Don León siempre pensaba que ese gesto de solidaridad no se quedaba en el asistencialismo, sino que les daban las tierras, ellos tenían que trabajar e iban devolviendo a lo largo de su vida lo que les habían dado. Y eso siempre ha estado en nuestro pensamiento y en nuestra filosofía.

-¿El origen es algo que se mantiene o solo quedó en el nombre?

-Es un legado que se mantiene, que por supuesto ha ido creciendo en estos casi 20 años. Y ha superado las expectativas de los fundadores. La fundación fue un regalo para don León en su 90 cumpleaños, como un reconocimiento de todo lo que había hecho durante su vida, como un hombre solidario, un pionero del tema del voluntariado. Él iba a los hospitales y visitaba a la gente. Y la verdad que la familia y los amigos que le regalaron la fundación, nunca se imaginaron que íbamos a crecer tanto e íbamos a ser una de las organizaciones más importantes del norte argentino.

-El tema de los colonos marcó un siglo en nuestro país, fue inspirador.

-Yo coincido y hay varias fundaciones en Argentina que nacieron de ahí. Creo que fue una historia que se repite e inspira. Es parte de nuestro ADN y lo vivimos mucho en el día a día. Nosotros empezamos a encarar un proyecto y de pronto vemos que estamos haciendo cosas que tienen que ver mucho con esa historia de los colonos.

-¿Cómo se pueden definir los objetivos de la fundación?

-Hoy en día es acompañar a comunidades vulnerables y a pueblos originarios para superar la pobreza y para desarrollarse territorialmente. En este punto de la historia, estamos trabajando sobre todo con el tema de pueblos originarios en los Valles Calchaquíes, lo que de alguna manera nos muestra la historia de la agricultura, de los colonos y del campo. Esto nos sorprende, porque muchas veces vemos que la herencia siempre está ahí y que no se puede escapar de la herencia. Creo que también nos pasa a nosotros como institución.

Diego Aguilar

-¿Qué significa haber integrado a Tucumán y Argentina al proyecto, y relacionarlo con el Estado de Israel? ¿Qué es lo que fueron a buscar?

-Hay cosas muy específicas. Una es que particularmente nosotros implementamos un programa en Israel, que se ejecuta en diferentes lugares del mundo. Además, nuestra historia, por tener este pasado con los colonos y por la familia Feler, obviamente que siempre estuvo relacionada con el judaísmo y con Israel. Si bien no somos una organización judía, de acuerdo a nuestros estatutos, sí tenemos una inspiración o identidad judía que de alguna manera nos atraviesa, porque tenemos muchos miembros que viven en Israel. Creo que para nosotros es un vínculo muy importante, porque habla un poco también de quiénes somos. El viaje de Federico Díaz Marino (el director de Programas de la organización) fue muy bueno porque pudo encontrarse con muchas organizaciones con las cuales trabajamos, como el Keren Kayemet, la Organización Sionista Mundial, y para nosotros son grandes alianzas que nos permiten trabajar muchos de nuestros programas allí en el norte de Argentina.

-Coincidirá que dentro del judaísmo el ayudar al mundo es algo casi fundacional…

-La idea de la Fundación León es poder, a partir de la historia de un nombre judío y de una familia judía, llegar a muchas personas que no necesariamente sean judías. De hecho, nuestros destinatarios tradicionalmente no son de origen judío, pero sí sabemos que está dentro del ADN del judaísmo la solidaridad, y eso es lo que tratamos de transmitir. Creo que es así y que es muy lindo mostrarle al mundo la solidaridad del pueblo judío.

Junto a don León

-Entre los logros y las preocupaciones que le toca atravesar a cualquier organización que tiene objetivos como los de la Fundación León, ¿cómo resulta la cuenta en lo cotidiano, entre los logros y las preocupaciones?

-Este gran proyecto que se llama Fundación León siempre supera nuestras expectativas. Y a mí como director ejecutivo y a todos los que integramos la Fundación, nos genera mucha alegría. Siempre lo pensamos como una organización bien local, pero hoy por hoy va creciendo y salió de lo local y estamos trabajando en diferentes lugares del norte de Argentina. Creo que el tema de la pandemia nos desafió y a su vez fue un puntapié para poder crecer. Hemos crecido muchísimo porque creo que la gente es más solidaria en las crisis y esto ha dado lugar a muchos proyectos nuevos. De hecho en plena pandemia nacieron dos proyectos que para nosotros son muy importantes. Uno es un centro de acompañamiento familiar, que acompaña a casi 3 mil familias en toda la provincia de Tucumán que están viviendo en situaciones de crisis, y por otra parte un proyecto que es un plan integral de desarrollo territorial en los Valles Calchaquíes, que se llama El Futuro está en los Valles. Ya lo hemos iniciado este año y está generando muchos cambios en una zona muy postergada de la provincia de Tucumán. A mí la emoción que me invade es la de mucha ansiedad por todas las cosas que están por pasar, tengo mucha emoción y agradecimiento por toda la gente que nos acompaña en esto, porque sería imposible hacerlo sin los directivos, los socios, las empresas, las personas que colaboran, el Estado, todos aportan su granito de arena y realmente creemos mucho en eso. Creemos en lo que siempre decía Feler, que había que trabajar juntos y organizados, y ese es nuestro lema.

-¿Cuál es la relación, si la hay, con el gobierno provincial? ¿Tienen algún vínculo o reconocimiento?

-Sí, trabajamos muy bien con el gobierno de la provincia. Hemos encarado este proyecto que te comentaba de planificación territorial en los Valles Calchaquíes en forma conjunta, sobre todo con la Secretaría de Estado de Relaciones Internacionales, con la cual trabajamos mano a mano, pero también trabajamos con otros sectores del gobierno de la provincia y la verdad es que hemos podido consolidar un buen trabajo en equipo. Creo que el trabajo entre sociedad civil y Estado es importantísimo para llegar a los lugares más complicados, alejados, postergados y olvidados de Argentina. La forma seria de hacerlo es con el Estado, para poder pensar en proyectos que tengan un alcance importante, con políticas públicas que sean pensadas y que sean construidas desde ambas partes. La realidad es que sí, que nuestra relación con el gobierno es buena.

-Hace poco recibí una invitación de la Gobernación de Entre Ríos para visitar las Colonias Judías. Me encontré, por ejemplo, con cementerios o sinagogas en los que la llave para entrar no estaba. Esto es un símbolo de generaciones que van pasando y se corre un riesgo. ¿Hay alguna respuesta a los años que van pasando con respecto a legados tan importantes como pueden ser las colonias judías en la Argentina?

-Lo primero que se me ocurre es que hay que hablar sobre esto, hay que escribirlo, hay que visibilizar esta historia de León, de entre muchas historias de Argentina y del mundo. Muchas veces, quizás, se nos olvida contarlo, y es lo único que nos queda, porque los hijos están grandes también, y lo único que nos queda es la memoria. Es lo único que queda para poder mantener el recuerdo y esa tradición, y esa impronta. Así que no hay que dejar de charlar, de organizar espacios para poder hablar de esto. Qué lindo que sería organizar en la Argentina un congreso sobre el legado de los colonos judíos en la solidaridad de Argentina.

-¿Qué es lo que está por venir en la Fundación para los próximos años?

-Para nosotros es muy importante el tema de la evaluación. Nosotros trabajamos con planes trienales, o sea por tres años, así que hicimos la valuación de los últimos tres años, y viendo que nuestro trabajo se enfoca en un eje, que es el acompañamiento humano, técnico y emocional; que a través de ese acompañamiento nosotros podemos generar una transformación en la vida de personas en situación de vulnerabilidad, personas que pertenecen a pueblos originarios, personas que tienen que tienen alguna discapacidad y personas mayores. Lo que quedó planificado para los próximos 3 años es dar un fuerte impulso a nuestro trabajo con las comunidades indígenas, sobre todo de los Valles Calchaquíes, pero explorando también algunos nuevos territorios, dentro del norte argentino. También, por supuesto, continuar con todos nuestros programas, que implementamos en la zona metropolitana de Tucumán, pero lo que buscamos mucho es migrar nuestros programas a comunidades de territorios que, quizás, son menos convencionales y no hay tanta participación de la sociedad gentil. Por supuesto que también esto afianzando el vínculo con los tres niveles de Gobierno y con toda nuestra red de organizaciones de la sociedad civil, y siempre con el legado de don León, de los colonos, de poder trabajar juntos y organizados.

-¿Trabajan con otras instituciones judías?

-Sí, tanto de Argentina como del mundo, como Fundación Tzedaká, AMIA, Keren Kayemet. Creo que es muy importante y nos sentimos como parte de esa red. La verdad da mucho gusto el poder hacer cosas acá, en el norte, que quizás no es el centro del país ni geográfica ni políticamente, y es importante poder hacer cosas acá.

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