Inicio Buber Directora General de la Escuela Martín Buber: “Buscamos un equilibrio entre ser fieles a nuestra identidad al tiempo que introducimos los cambios necesarios en cada momento”

Directora General de la Escuela Martín Buber: “Buscamos un equilibrio entre ser fieles a nuestra identidad al tiempo que introducimos los cambios necesarios en cada momento”

Por Iton Gadol
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Itongadol.- La Directora General de la Escuela Martín Buber, Erica Herszkowich, mantuvo una entrevista con ItonGadol sobre el presente de una institución que “desde hace más de 10 años ve un crecimiento continuo en su matriculación”.

Herszkowich destaca que uno de los grandes éxitos del Buber es que logra incorporar los nuevos paradigmas educativos al tiempo que se mantiene fiel a los valores y la identidad desde sus inicios.

Sostiene que sería importante para la comunidad judìa contar con “un estudio demográfico, que permita conocer con mayor profundidad las tendencias de las familias judìas, dónde está la población judía no escolarizada y por qué no lo está; y cómo podemos llegar a esa población que muchas veces elige escuelas privadas no judías o escuelas públicas”.

-¿En qué momento de la escuela nos encontramos?
-Nos encontramos cerrando el año escolar, muy conmovidos y comprometidos con la guerra en Medinat Israel.

-¿Esto se trabaja con los estudiantes? ¿Qué pasa con los chicos?
-Se trabaja permanentemente en toda la escuela, tanto en las clases como en los espacios no formales. Toda nuestra comunidad educativa está muy comprometida y pendiente de la guerra, su desarrollo, el clamor por la liberación de todos los secuestrados. Realizamos acciones propias y nos sumamos a las que lleva adelante la comunidad. Adicionalmente recibimos 15 familias israelíes que vinieron provisoriamente y se incorporaron, sobre todo en el Jardín de Infantes. Fue increíble que, en su mayoría, llegaron y, casi al día siguiente, estaban todos en la escuela integrados a los grupos.

-¿Qué características tienen, son argentinos que estaban allá?
– Claro, son argentinos que viven allá. Algunos hace muchos años, otros hace menos. En algunos casos vino la mamá con los hijitos; en otros, la familia completa. Nuestros grupos los recibieron maravillosamente bien. Hace poco hablábamos con los directores sobre las adaptaciones. Años atrás, los procesos de adaptación de los grupos a la escuela, al inicio del año escolar, demoraban casi un mes. Hoy, ya no es así porque los chicos se adaptan mucho más rápido y todo sucede con mucha más inmediatez.

-¿Qué significa para esta kehilá ampliar cuestiones edilicias o planificar futuros edificios?
-En principio, hay una definición estratégica. Un edificio nuevo en este contexto, y en nuestra manzana del barrio de Palermo, nos da mayor posibilidad de que los edificios se sigan adaptando a las necesidades educativas de hoy. Nuestra Escuela Primaria, que en este momento es la más antigua desde el punto de vista edilicio, fue pensada para mediados del siglo XX (es la que está ubicada en Armenia 2362). Aulas de la misma dimensión, para trabajar con grupos de máximo 24 estudiantes, todos aprendiendo lo mismo a la vez. Hoy eso ya no existe más en educación. Tenemos grupos flexibles, heterogéneos, distintos ritmos de aprendizaje, diferentes entradas para acceder al aprendizaje. La escuela es mucho más inclusiva para alojar mejor tanto a quienes tienen dificultades de aprendizaje como a quienes se destacan. Por ejemplo, empezamos a tener estudiantes que saltean un año de la escuela primaria porque pueden más. También en esas situaciones tiene que haber toda una estructura que haga posible un acompañamiento individualizado de cada uno, de lo que necesita en cada momento.

Erica Herszkowich junto al director de ItonGadol, Daniel Berliner

-Es novedoso escuchar este tema.
-Es novedoso y hoy la normativa lo acompaña. Eso era casi imposible en la escuela del siglo XX. Y por supuesto requiere que las escuelas tengan espacios y una estructura para trabajar en pequeños grupos, en configuraciones flexibles y también de trabajo uno a uno o de trabajo individual. No es más la escuela a la que nosotros fuimos cuando éramos chicos, donde todos mirábamos al frente. En ese sentido los edificios deben acompañar las necesidades educativas del día de hoy para mejorar la calidad de vida estudiantil al interior de la escuela.

-Si miramos diez o quince años atrás, ¿en dónde más hubo cambios?
-Educación es tensión entre cambio y permanencia. Una de las fortalezas de nuestra escuela es que sigue siendo la misma escuela que soñaron los fundadores: la escuela humanista, de excelencia académica; esa sigue siendo nuestra marca identitaria. La escuela del diálogo, del encuentro. Hoy somos escuela bilingüe inglés-español. Hace quince años lo éramos solo en la Escuela Secundaria. Pero el núcleo identitario de la escuela, sigue siendo el mismo.

– ¿Y cuál es el lugar del hebreo?
El hebreo es para nosotros fundamental porque implica la entrada al mundo de la cultura del pueblo judío de una manera más rica. Enseñamos hebreo con toda convicción al tiempo que formamos estudiantes bilingües inglés-español.

-¿Cuál es la llave de la permanencia, del éxito?
-No lo sé exactamente pero sin dudas hay parte en ese equilibrio permanente que buscamos entre ser fieles al ideario institucional, fundacional, y cambiar de acuerdo a las necesidades de la época, por supuesto. Otro aspecto que sin dudas influye es que la escuela invierte mucho en sus profesionales. Lo remarco porque no es tan común una escuela con tanta continuidad en los equipos profesionales. Ellos se quedan, eligen trabajar en nuestra escuela. Porque ofrecemos capacitación, formación, tenemos asesores de primer nivel. Y eso también hace a la solidez de un proyecto.

-Hubo un anuncio respecto a un terreno nuevo. ¿Eso tiene previsto qué y cuándo?
-Se adquirió y estamos avanzando a paso firme. Ese terreno era un garaje que estaba sobre la calle Güemes y que es lindante con el patio de nuestra Escuela Primaria.

-¿Cómo están viendo la educación judía en general, en relación a la red?
-Compleja. A mí me gustaría que tengamos un estudio demográfico, que nos marque tendencias, que nos diga dónde está la población judía no escolarizada, por qué no está en nuestras escuelas y cómo podemos llegar a esa población, que elige muchas veces escuelas privadas no judías o escuelas públicas. Pienso que necesitamos una mejor aproximación a esa gente, que tal vez después, aún cuando sepamos quiénes son, dónde están, qué necesitan, qué quieren y por qué no eligen las escuelas judías, sigan sin elegirlas. Pero me parece que podríamos hacer más para llegar a esa población y que tenemos esa responsabilidad comunitaria. Por lo demás, creo mucho en la riqueza de una comunidad diversa, heterogénea, donde cada uno pueda encontrar su espacio. La comunidad judía de Buenos Aires siempre fue plural, heterogénea, diversa. En esa comunidad tiene que haber espacio para todos, tiene que haber diferentes opciones para que cada uno pueda elegir.

-¿Estás conforme con la matriculación en Buber?
-Estamos conformes en el sentido de que hace más de 10 años que la escuela crece. Lo vivimos como un gran logro de los tres niveles: jardín, primaria y secundaria.

-No es un tema menor el de los docentes en la comunidad, ¿cómo viene eso en los últimos años?
-Difícil. Cada vez menos gente quiere ser docente y cada vez menos gente elige la docencia en general, en todas las áreas, en todas las disciplinas. La docencia es una profesión muy poco valorada socialmente, con muy poco prestigio, mal remunerada, a la que cada vez se le exige más. Cuando te decía que quisiera no renunciar al hebreo, lo digo con conciencia, porque no sé si vamos a tener morim que hablen en hebreo en un futuro cercano. Yo hablo hebreo, pero no alcanza en una escuela con que las directoras o los integrantes de los equipos directivos hablen hebreo. Las nuevas generaciones cada vez hablan menos hebreo, saben menos y los que saben se dedican muy poco tiempo a la docencia. Permanecen en la docencia dos, tres años y muchas veces después se alejan del trabajo en la comunidad. Eso también es una pregunta para la comunidad, ¿qué pasa con la comunidad judía que tantas veces expulsa y no logra retener a los mejores valores, a los mejores talentos?

-¿Qué tipo de papás vienen acá?
-No puedo hablar de un tipo de papás o mamás. Hay muchos y variados. Nuestras familias son heterogéneas e intentamos que todos encuentren su lugar en nuestra escuela. Es cierto que en Jardín y Primaria nuestro público es más de la zona y vive cerca de Palermo. En Secundaria nuestra escuela se hace muy heterogénea. Este año tenemos chicos que vienen de 20 escuelas distintas. Recibimos estudiantes de escuelas judías, no judías, privadas y públicas. Eso hace que nuestro secundario sea muy heterogéneo y muy diverso, y eso para la adolescencia es maravilloso.

-¿Terminás contenta el año y estás entusiasmada con lo que viene, a pesar de todas las dificultades que hay?
-Pienso con toda convicción que los educadores tenemos el deber moral de ser gente esperanzada y yo lo soy: colaboramos en la construcción de futuro. Ese es nuestro trabajo. Ni más ni menos. Por supuesto que estamos insertos en esta realidad, en este contexto de país, en este contexto de guerra en Israel y de secuestro de rehenes que nos toma el pensamiento y el corazón. Pero tengo esperanza. Y en relación con Martin Buber tengo la convicción de que tenemos una hermosa escuela, sólida, que sigue creciendo y vamos a estar bien.

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