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La comunidad judía se prepara para recibir Iom Kipur, día de arrepentimiento y elevación

Por Iton Gadol
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Ante la llegada del día más sagrado del calendario hebreo, el rabino de AMIA, Eliahu Hamra, difundió un mensaje, dirigido a toda la comunidad, en el que se refirió a la esencia sagrada de la conmemoración que comienza hoy: la capacidad de transformar los pecados en méritos.

“Nuestro trabajo de arrepentimiento durante el ayuno de Iom Kipur es intentar dejar el mundo simple y superficial en el que vivimos, y pertenecer a un mundo superior, ver nuestras vidas desde una perspectiva más elevada”, destacó el rabino en su reflexión.

Iom Kipur, día de arrepentimiento y elevación

Por Eliahu Hamra

Iom Kipur es considerado en el judaísmo como el día más sagrado del año. La esencia de este día radica en la capacidad de transformar los pecados en méritos. De ascender desde las profundidades de la degradación hasta las cimas más altas. Regresar en un arrepentimiento completo y volver a ser hijos amados que se refugian en el regazo del Creador del mundo.

Esto es lo que nos sucedió este año, desde aquel fatídico 7 de octubre. Una degradación sin precedentes, en la que perdimos a tantos hermanos y hermanas, y por la que aún estamos esperando el regreso de las 101 personas que aún hoy permanecen cautivas.

En estas horas estamos entrando en Iom Kipur, en medio de una atmósfera completamente diferente, que marca el carácter resiliente de nuestro pueblo. Éste ha sido un año en el que la fe judía ha resurgido con toda su fuerza. La hemos visto arder en los corazones de los soldados que entraban en combate: colocándose los tefilín, vistiendo el tzitzit y recitando «Shemá Israel». Hemos sido testigos de innumerables historias de fe y conexión con nuestras raíces.

Nuestro trabajo de arrepentimiento durante el ayuno de Iom Kipur es intentar dejar el mundo simple y superficial en el que vivimos, y pertenecer a un mundo superior, ver nuestras vidas desde una perspectiva más elevada. Como decimos en la plegaria: «Abandona, hombre, abandona», que habla acerca de que vivimos en un mundo incorrecto y que debemos dejarlo para elevarnos y apegarnos a Di-s.

El problema principal no son nuestros actos negativos, aunque ciertamente también carecen de mérito. El verdadero origen de nuestras deficiencias radica en que no vivimos en un mundo de valores correctos. En Iom Kipur se nos ofrece la oportunidad de regresar y pertenecer a un mundo elevado y rectificado, con una conexión y cercanía a la santidad que reside en este día.

El comienzo del arrepentimiento es el remordimiento: «¿Cómo cambié un mundo pasajero por un mundo eterno?», como dice Rabenu Yoná en «Shaarei Teshuvá» (I, 9). No dice cómo cambié el mandato del Rey por un placer pasajero, sino cómo cambié un «mundo». El tema es el mundo; el comienzo del arrepentimiento es el reconocimiento de que no estamos entendiendo la vida.

Nos resulta difícil desconectarnos del mundo global y vivir en un mundo elevado. Y aunque después de Iom Kipur volvemos a nuestro universo superficial, debemos reflexionar más intensamente sobre cómo podemos pertenecer a algo más excelso, una pertenencia que nos impulsa a ver las cosas de manera diferente durante todo el año.

Para ello, debemos identificar en nosotros mismos nuestros puntos de pertenencia y hacer que nos desafíen. Por ejemplo, quien tiene una fortaleza en el ámbito de las relaciones interpersonales puede reflexionar que no basta con ofrecer apoyo o un buen consejo a un amigo, sino que debe entender que el otro es un mundo completo, sobre el cual se puede pensar mucho más allá de ese apoyo o consejo. De esta manera, esa conexión se eleva, y cuanto más lo haga, dejaremos gradualmente nuestro mundo simple y superficial, y lograremos alcanzar otro mundo, mucho más noble y sublime.

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