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Naalé. Karina, madrijá de kitá iud: “Es muy bueno ver cómo los chicos se integran como una familia”

Por AJN
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Itongadol.- Naalé “es un programa educativo de tres años, en grupos de alrededor de 25 personas, y al finalizarlo, los chicos de Hispanoamérica saben hablar portugués, español, hebreo e inglés”, resumió Karina Coen, madrijá para alumnos de kitá iud (equivalente al tercer año del secundario), que son los que recién llegan, a la Agencia Judía de Noticias (AJN).
“Es muy bueno ver cómo se integran entre ellos, como una familia”, subrayó.
Los estudiantes viven en una Pnimiá (internado) en el kibutz Kfar Rutín, a 20 minutos del Kinéret, donde tienen habitaciones dobles o triples y cada grupo tiene un moadón (club) en una zona propia del establecimiento; además, van a una escuela que está a 5 minutos en micro.
La instructora explicó que “la rutina diaria es un desayuno en el jadar haójel, tras el cual viajan en ótobus, con los otros chicos del kibutz, al colegio”, donde “los primeros seis meses estudian hebreo y después se van integrando a las clases comunes con los demás y a mezclarse con ellos”.
En ese semestre inicial los alumnos también estudian Matemáticas, Inglés y Moréshet (pensamiento judío), luego empiezan de a poco con las otras asignaturas y a partir del segundo año, iud álef, ya estudian como cualquier israelí.
“Cuando vuelven los recibe la madrijá de la tarde, almuerzan y tienen una charla para ver cómo están y cómo les fue en la escuela e informarles qué se hará en la semana o el mes”, tras lo cual “hay talleres de música, deportes, cocina, etc., y cada chico elige el que le gusta”, continuó.
“Luego viene una actividad educativa con voluntarias que hacen su Shnat Sherut, que trabajan con nosotras, incluso los fines de semana, durante un año en el kibutz y ayudan a los chicos con las tareas, y una vez por semana ellos hacen lo propio con la madrijá”, prosiguió Coen, quien agregó que “a la noche tienen tiempo libre para hacer sus tareas, mirar la tele, escuchar música o lo que quieran”.
“También tenemos un día en el cual los chicos tienen que hacer la limpieza de su cuarto y ordenarlo; aquí son independientes, así que aprenden a ser responsables con sus cosas y a administrar su dinero, para que sepan qué hacer cuando salgan de aquí”, añadió.
Además, “tenemos muchos paseos que organiza Naalé -en Pésaj iremos a conocer Har Merón-; por lo general son largas caminatas con grupos de otros países, durante las cuales nos van explicando de qué se trata y así vamos conociendo Israel de a poco”, contó la madrijá.
Respecto del arribo de los chicos, “todos llegan a una especie de colonia de vacaciones y tratamos de que no se olviden de que vienen a estudiar y a recibirse al término de (kitá) iud bet”; sin embargo, “algunos ya extrañan su casa y a otros les lleva más tiempo, pero en algún momento les pasa y es normal”, admitió.
“Cuando un chico está muy triste y necesita apoyo, ahí estamos nosotros para escucharlo, abrazarlo o decirle de llamar a sus padres para levantarlo y que sienta que no está solo; eso es muy importante”, resaltó Coen.

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