Itongadol/AJN.- El 4 de abril de 2017, Sarah Halimi, una médica jubilada de 65 años y ex directora de una guardería, fue brutalmente apuñalada y asesinada en el balcón de su tercer piso, por un vecino al grito de «Allahu Akbar».
El Tribunal que trataba el caso desestimó todos los cargos, alegando que su asesino «no era responsable mientras estaba bajo la influencia del cannabis».
El Centro Simon Wiesenthal, desde el comienzo del proceso legal, recurrió al Ministro de Justicia para que considere las ramificaciones de un caso de antisemitismo flagrante y brutal.
Por ese motivo, miles de personas participaron en una manifestación en París el domingo, para pedir justicia y expresarse contra el antisemitismo.
La manifestación en la Place de la République y la marcha desde allí hasta el edificio donde vivía la víctima tuvo lugar cuando miles de personas se manifestaban de manera similar en Nueva York, entre ellos el mismo Centro Simon Wiesenthal, contra el creciente odio a los judíos.
«Desde el atentado de 1980 en la sinagoga de la Rue Copernic, pasando por la masacre del restaurante Goldenberg de 1982, hasta el cruel secuestro, tortura y asesinato de Ilan Halimi en 2006, el ataque de Toulouse a una escuela judía en 2012, el atraco en el supermercado Hypercacher y los asesinatos en 2015, a Sarah Halimi en 2017, seguido por la sobreviviente del Holocausto de 85 años Mireille Knoll, apuñalada y prendida fuego en 2018… la lista no incluye las palizas, apuñalamientos, profanaciones de cementerios y otros asaltos ocurridos en Francia», recordó el director de Relaciones Internacionales del Centro, Shimon Samuels.
«Sarah Halimi es un caso emblemático. Intelectuales, celebridades y periodistas, judíos y gentiles, están hablando del tema. Ahora, la gente se está manifestando y la marcha exige justicia… ¿El tribunal reconsiderará su fallo injusto? Si no, un cartel en la manifestación, con la silueta de Hitler, lleva un mensaje irónico, acentuando una realidad inaceptable: «El asesinato de judíos no conlleva una sanción judicial cuando el perpetrador está drogado con narcóticos», concluyó Samuels.