Itongadol/Agencia AJN.- Esta nueva gestión de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA) cumplió sus primeros 100 días y con ese motivo la Agencia AJN entrevistó a su todavía flamante presidente, Mauro Berenstein, semanas después de su primera visita a la Casa Rosada.
– La DAIA presentó un informe por los 100 días de esta gestión y no es común que un presidente esté tan contento de haberlos compartido. ¿Cómo vivió este comienzo?
– Contento. La verdad que fueron 100 días movidos. Se nos había ocurrido un concepto, que venimos trabajando en el equipo, que es que somos la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas y nuestra responsabilidad es hacia nuestras instituciones. Lo que hacemos es representar a las instituciones y la mejor manera de no equivocarnos es dar informes de gestión para ver si el rumbo que estamos tomando es el correcto. Cuando asumimos, lo primero que dijimos fue que queríamos una comunidad judía unida; estamos intentando trabajar en eso. Y creo que estos primeros 100 días y el informe tenían que ver con esto, con convalidar si el camino que estamos encarando es el que la comunidad espera.
– ¿Cómo fue el encuentro con los dirigentes cuando se presentó el informe?
– Fue excelente. Vinieron 52 o 53 personas que representaban a 52 instituciones, lo que nos sorprendió. No me imaginé que iba a venir tanta gente… Todos se fueron contentos. Todos nos felicitaron. De hecho, una dirigente muy respetada en la comunidad levantó la mano y dijo: “No soy de felicitar porque entiendo que el judaísmo tiene que ser de excelencia, pero te felicito”. Eso para mí fue realmente un espaldarazo…
– ¿Cómo vivió en lo personal el pasar de ser directivo en una escuela a activar como dirigente muy rápidamente? ¿Le sirvió?
– Creo que sirve un montón… Creo que es una oportunidad muy buena, desde el punto de vista que históricamente ha habido muchas personas que tenían que ver con el ámbito jurídico y tenían mucho conocimiento legal. Pero hay dos maneras de luchar contra el antisemitismo, principalmente. Una que tiene que ver con hacer valer la ley, y para eso hay un grupo de abogados que trabajan en la parte jurídica, para que cuando alguien se pase de la raya, ser querellantes en las acciones que haya que serlo. Y otra manera, en la que tal vez no sé si se hacía tanto hincapié, es la educación. Luchamos contra el antisemitismo poniendo límites o enseñando. Y cuando digo educar, no es solo en el shule (escuela, en ídish). Es educar en todos los ámbitos: educar en las redes sociales; educar en los cursos que podemos dar, en charlas; educar en las escuelas; educar no solamente a los judíos, sino a la política en general… En estos 100 días tuvimos que asumir la responsabilidad de empujar la ley de juicio en ausencia y tuvimos más de 50 reuniones, que fue algo maratónico, con el equipo de la DAIA para juntarnos con abogados, con diputados y con senadores para contarles la importancia para nosotros de que esa ley se promulgara. Y también era educación porque muchos de ellos no estaban tan al tanto de lo que representaba para nosotros.

– ¿Cuando se reunió con el presidente Javier Milei le dijo que viene de una escuela?
– Sí, y fue un gran espaldarazo. Desde las elecciones ocurrió una situación con el Presidente: se discutía si había tomado partido o no, y siempre estaba esa duda. Entonces, cuando llegué a la Casa Rosada, a la persona del protocolo le pedí si podía atenderme el Presidente a mí solo, en forma particular, un ratito antes de la reunión general, porque quería hacerle una pregunta. Me dijo que sí, entonces me acerqué al Presidente, que apenas me atendió me dijo: “tuteame, hablame en confianza”. Fue supercálida su manera de atenderme… Y le conté un poco mi historia, le dije “Yo también soy en algún punto un outsider porque vengo de la parte de educación, de las escuelas” y le pregunté cómo vivió las elecciones de la DAIA. Me dijo: “No tomo partido porque estoy comprometido con la comunidad judía en general”. Textual… Y me impactó ese compromiso genuino. No soy partidario, mi pensamiento político va por otro lado, pero esa expresión me impactó.
– ¿Qué se llevaron de la reunión con el Presidente?
– Vi a una persona que está comprometida con la comunidad, que realmente es una convicción que tiene el vínculo con la comunidad judía. De hecho, en algún punto tuvo una expresión que me causó gracia porque dijo: “El primer gran libertario fue Moisés”. O sea, es una persona que realmente cree en eso y que tiene un apoyo incondicional con Israel y con la comunidad argentina. Quedaron muchas puertas abiertas para trabajar en conjunto con la DAIA. Le contamos dos proyectos de ley que queremos impulsar y también, en un momento, le pregunté si nos iba a acompañar en el acto de Iom HaShoá (Día de la Shoá), que era una manera de dar ese apoyo a la institucionalidad de la comunidad, y me dijo: “Si no me invitan, me ofendo”…
– ¿Cuán importante es que un Presidente, en días complejos del mundo con el antisemitismo, quiera participar?
– Estoy convencido de que la Argentina es uno de los países con menos antisemitismo del mundo, en parte por la postura del Presidente con el Estado de Israel y con el pueblo judío.
– Volviendo a la DAIA, ¿qué ocurrió en estos 100 días?
– En estos 100 días nos atravesaron dos o tres situaciones muy especiales; muy, muy intensas… La primera fue, lamentablemente, el fallecimiento y la entrega de los cuerpos de los Bibas (los rehenes argentino-israelíes Shiri, Ariel y Kfir), que hubo un acto en Buenos Aires al que fueron unas 15.000 personas. Para mí también fue un desafío: por primera vez tuve que plantearme el transmitir un mensaje y lo que implicó… Realmente me atravesó, y no desde lo político… Me atravesó desde lo personal: lo sufrí como si hubiese sido un familiar… Tengo familiares que viven en Israel y la verdad que fue algo que me atravesó… Entonces, fue difícil en su momento… Otro tema de este período fue el impulso de la ley de juicio en ausencia, que había sido uno de nuestros principales objetivos que se promulgase. No imaginamos que iba a ser tan rápido, pero lo cierto es que obviamente no tiene que ver solo con esta gestión. Esto es 10 años de trabajo de un montón de gente: presidentes, abogados, ex jueces, personas vinculadas con la política, familiares de víctimas… Todos acompañando y apoyando durante un período muy largo. Nosotros dimos el empujón final…
– En base a lo que contó de los Bibas, la DAIA siempre tuvo que ver con una cuestión más local que con Israel. ¿Se siente cómodo en lo institucional respecto al tema de Israel?
– Esta es una DAIA sionista. Soy sionista y creo que nuestro compromiso con el Estado de Israel es único. Esto tiene que ver con que todas las instituciones que representamos son sionistas. Entonces, nuestra responsabilidad de apoyo al Estado de Israel es absoluta.
– ¿Qué pasó con las 20 cadencias anteriores, donde esto no estuvo tan claro?
– Cada uno pone su impronta, no puedo hablar por mis antecesores… Sí creo que cada uno puso su granito de arena. Hoy, que me toca ocupar este puesto, sé que es un puesto de un sacrificio gigante, le dedicás todo… Estoy agradecido de que todos los presidentes anteriores y las comisiones anteriores hayan puesto lo mejor de sí y hayan planteado su postura. Esta es la postura que siento y es con la que quiero seguir adelante.
-La reunión con el Presidente fue el 17 de marzo, el día del aniversario del atentado a la Embajada. ¿Eso estaba previsto?
– No, fue algo fortuito… Había sido inicialmente agendada para la semana previa. Justo había sido el miércoles que hubo los incidentes en el Congreso, entonces de Casa Rosada nos pidieron disculpas y si podíamos reprogramarla para el 17. No fue algo pactado. De hecho, creo que cada institución tiene que fortalecerse en su misión. Entonces, no nos interesa ocupar espacios que no son de la responsabilidad de la DAIA. Creo que el momento que tenía que ver con la conmemoración del 17 era de la Embajada y nunca hubiésemos ido (en ese marco). La misión de la DAIA es clara, que es: lucha contra el antisemitismo, veedor de la comunidad judía y representante político de la comunidad. Dentro de esas paredes, todo; de ahí para afuera, no es nuestra misión…
-Entonces, cuando dice “Somos una institución sionista”, ¿no se pone en tensión con la Organización Sionista Argentina, o es más desde lo político?
– No, al revés: creo que es una oportunidad. De hecho, la semana pasada estuve reunido con Demián (Stratievsky, el presidente de la OSA) y quedamos en tomar un café para potenciarnos. Tenemos una mirada conjunta. Más allá de las miradas políticas de cada uno, todos tenemos nuestra misión y si tenemos afinidad en el pensamiento que va por encima, van a ser más motivos para trabajar juntos.
– La relación entre la AMIA y la DAIA viene hace varios años siendo cordial. ¿Cuál es su espíritu con respecto a este tema?
– He demostrado hasta acá que soy dialoguista. Amos (Linetzky) ha sido un presidente (de la AMIA) muy dialoguista, ojalá que la gestión que continúe tenga el mismo espíritu. Me parece que en la comunidad judía, en momentos como hoy y después de lo que pasó el 7 de Octubre, no queda otra que entender que somos un pueblo, que tenemos que tirar todos para el mismo lado… Con lo cual, D’s quiera que con la AMIA sigamos teniendo el buen vínculo que tenemos hasta ahora. Siempre hay algunas situaciones donde, con buena voluntad, se mezclan situaciones, pero siempre creo y quiero creer que son desde la buena voluntad.

– En las candidaturas por las elecciones de la AMIA se vio un shlom bait (cordialidad, calma interna), que dejó la sensación que se está aprendiendo. Sin embargo, la campaña de la DAIA fue distinta. ¿Cree que realmente se terminó de generar un shlom bait en la comunidad, que también en la DAIA se va a vivir de ese modo?
– Hay una diferencia abismal… Sí, yo también siento el shlom bait. Tal vez aprendimos… La campaña de la DAIA, me lo sigue diciendo mucha gente, fue tan agresiva y tan fuerte que nadie la pasó bien. Entonces, tal vez nos dimos cuenta de que no es por ahí… Ojalá que nos quedemos con este recuerdo: que es por el consenso y no por el choque y la pelea.
– Cuando dice que siente el shlom bait, ¿qué es?
– Veo que uno tiene la capacidad de hablar con todas las listas, dialogar… La campaña de la DAIA fue algo que quedó en la historia, ya pasó… Toda esa duda que había con la IGJ (Inspección General de Justicia), finalmente la IGJ se pronunció: no le dio validez a esa denuncia que había aparecido. Ese tema está cerrado y totalmente resuelto. Es un tema que a algunos les preocupaba y que a mí nunca me preocupó porque nunca habría asumido la presidencia si hubiese tenido alguna duda de que no se hubiese hecho lo correcto. Estaba convencido de que así era y por suerte la IGJ reforzó que había sido todo correcto.
– ¿Cómo es la convivencia con la Comisión Directiva?
– Cuando uno tiene ganas de aprender, no es difícil… Siempre, dentro de todas las cadencias, hay gente a la que le cuesta adaptarse un poco más y otros, un poco menos. Más de la mitad de la Comisión Directiva son personas que no habían sido parte de la DAIA; entonces, también hay un proceso de acomodamiento, de entendimiento entre las partes… Creo que hay un aprendizaje que estamos caminando, donde tenemos que todos ir encontrando nuestro lugar y nuestros espacios. Por suerte, estamos trabajando con gente que está colaborando con eso. Alguien me dijo “no cuentes que se están capacitando porque ya tendría que estar todo resuelto” y yo voy totalmente a contramano: nunca dejamos de aprender. Cuanto más nos capacitemos y mejor queramos ser, mejor gestión vamos a tener. Nadie se las sabe todas, ni el presidente de la DAIA…
– ¿Tenés un teléfono rojo con el cual hablás con tu antecesor, Jorge Knoblovits, o sos un hombre de independencia en la gestión?
– La independencia es absoluta. Jorge ha tenido un respeto absoluto por nuestra gestión… Obviamente, las decisiones no se toman en forma independiente: tengo un grupo profesional que me acompaña -gente contratada que nos ayuda, nos asesora- y un grupo de voluntarios que nos ayuda en las decisiones… Siempre el teléfono de Jorge está disponible. Me ha pasado en estos 100 días que en alguna oportunidad necesité alguna consulta, lo he llamado y él ha estado. Por ejemplo, para el desayuno que se hizo por el Día de la Mujer, Jorge participó y fue un éxito rotundo, con 150 personas. En algunas situaciones que tuve alguna duda, le pregunté, y siempre, desde un lugar de mucho respeto, está para colaborar…
– ¿Qué puede decir respecto de los 100 días que pasaron y también de los 100 días que vienen?
– Cien días para atrás, armamos la DAIA Joven, que es de formación dirigencial, que era importante que lo tuviéramos y está empezando en abril. Logramos la promulgación de la ley de juicio en ausencia, que era muy importante para nosotros. Nos posicionamos políticamente y nos hicimos conocidos: tuvimos más de 50 reuniones con dirigentes. Toda la comunidad política nacional nos conoce y hemos generado muy buenos vínculos. De acá para atrás, creo que es un trabajo muy bueno. De acá para adelante, hay desafíos importantes…
– ¿Qué desafíos?
– El primero es reforzar el trabajo con la comunidad no judía. La DAIA tiene que reforzar la comunicación con el no judío y eso es algo que hemos planteado. Lo que quiero hacer a partir de hoy es transmitir a todos lados que nuestro principal receptor es la persona no judía, que hay que transmitirle qué representa cuando defienden una bandera palestina, cuando hablan de Hamás sin entender…
– Como la reunión con el arzobispo Jorge García Cuerva…
– Sí, a eso me refiero… Hay una lógica que se armó, principalmente en las redes sociales, que llamamos el “pack ideológico”, que es: si sos una persona joven, que creés en los derechos humanos, que creés en la igualdad, que creés en el derecho de los grupos LGTB o pertenecés a grupos feministas, todo lo que tiene que ver con esas ideologías, que suelen ser de centroizquierda o de izquierda, va atado al antiimperialismo, al antisionismo… va atado al antisemitismo, a lo antijudío y pro palestino… Ese es un paquete que hoy se está vendiendo en las redes, que chicos de 15 o 20 años consumen continuamente, y si no lo atacamos en forma rotunda, no con el judío porque nunca va a ser antisemita, pero el no judío se va a dejar influenciar por esos “packs ideológicos” y va a ser el antisemita del futuro. Entonces, nuestra principal misión hoy es dispersar a esos grupos ideológicos.
– La semana pasada hubo un encuentro de jóvenes judíos con motivo de una visita de directivos de Israel. Una chica pidió si la podían ayudar a defender mejor su posición. Otra dijo: “Participo en las manifestaciones feministas” y alguien le marcó que eso va a contramano del judaísmo. Se generó ahí un gran debate…
– Hay un tema que es muy importante: el terrorismo no es un problema judío… El fundamentalismo en el mundo es algo que afecta a los judíos, a los cristianos, a los musulmanes, a todas las religiones… Cuando un grupo se deja atar con otro, te hace ser parte de algo que no necesariamente es tuyo; entonces, si te hago creer que para ser feminista, tenés que ser pro palestina, te meto en un lío porque pueden decir: «Creo en el derecho de la mujer o en el derecho LGTB, ¿por qué tengo que creer en Hamás, que es un grupo terrorista que hace un culto a la muerte, que hace un culto al asesinato?”. Eso es parte de nuestra responsabilidad: hay que hablarle a la gente y concientizarla. Miremos a Europa: tiene problemas de terrorismo… No es un problema judío, es un problema mundial…
– ¿Esto ya arrancó en los primeros 100 días o es más para el futuro?
– Creo que lo primero fue identificar y clarificar la idea. Esto que estoy contando hoy, creo que hace tres meses no me quedaba tan claro. Creo que hubo un trabajo de un equipo donde logramos definir una idea. Ahora estamos en un proceso de cómo encaramos y cómo podemos ampliar este mensaje.
– ¿Qué otros proyectos tienen?
– Hay un proyecto que queremos hacer, justamente en esta mirada de trabajar con los no judíos… Para mantenerte en planta permanente de una escuela pública o privada, tenés que dar un curso y tener una cantidad de puntos. Entonces, un proyecto que sumamos es ofrecer cursos de lucha contra el terrorismo y el antisemitismo y esos cursos homologarlos para que les den muchos puntos a los docentes. Vamos a tener a todos los docentes del país queriendo tomar esos cursos: primero porque van a ser gratuitos y segundo porque les van a dar una cantidad de puntos importantes, que después se va a traducir en que va a haber 8 millones de chicos en las escuelas que van a recibir esa educación. Y tenemos una idea superadora, que ojalá la podamos lograr, que es invitar a los ministros de Educación de todo el país a Israel para que entiendan y se concienticen de su importancia. La aspiración es tener 15 o 20 ministros frente al Kotel (Muro Occidental), firmando la homologación de los cursos.
– ¿Qué eventos organizará la DAIA?
– Tenemos Iom HaShoá el 23 de abril, que es el histórico de la DAIA. Fue invitado el Presidente y confirmó que va a participar. Queremos hacer también un evento masivo para 10.000 personas para que el mensaje de la DAIA no sea dentro de la comunidad judía solamente, y ser auspiciantes de alguna actividad, que puede ser un recital o puede ser alguna convocatoria masiva, y que la DAIA pueda transmitir su mensaje. Además, vamos a tener la cena de fin de año y estamos trabajando con un evento más a fin de año. Creo que va a haber tres o cuatro eventos grandes…
– Es un presidente joven para la comunidad, y en particular para la DAIA. ¿Eso se convierte en un mensaje para los jóvenes que faltan en cuanto al compromiso y la participación en la comunidad?
– Esa es la respuesta de DAIA Joven, un curso de formación dirigencial para jóvenes. Creo que es la mejor forma para convocar… Hay una dificultad: la gente joven tiene que sentirse parte, hay que darle lugar… Creo que ese sí es nuestro desafío, para que sepan que para cualquier joven que quiera colaborar con la comunidad judía, las puertas están abiertas…