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El atentado a la AMIA en un nuevo ciclo de Federico Andahazi

Por Iton Gadol
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Itongadol/AJN.- La Televisión Pública Argentina estrenará el próximo domingo a las 22 la segunda temporada de “Vas a viajar en mi sidecar”, el programa conducido por Federico Andahazi. El primer capítulo estará referido al atentado a la AMIA y, en particular, a la víctima 85, identificada 22 años después de ocurrido el ataque.

En diálogo con la Agencia AJN, Andahazi recordó: “Cuando fue el atentado a la AMIA, yo vivía a pocas cuadras y al momento de la explosión, los vidrios de mi casa se inflaron al punto de estallar. Fue como sentir el atentado en mi casa, en mi barrio, en mi familia”.

-¿Sobre qué se trata su nueva propuesta?
-Esta propuesta es la segunda temporada de “Vas a viajar en mi sidecar” y tiene una dinámica narrativa que une mis dos grandes pasiones, que son la literatura y las motos. En todas las emisiones, salgo con una antigua Harley de 1948 a buscar una historia por la ciudad, por el país.

-¿Por qué surgió la idea de hacer un programa con el tema del atentado a la AMIA?
-En el primer capítulo cuento una historia que me es muy personal, porque tiene que ver con muchas cosas de mi propia historia. Cuando fue el atentado a la AMIA, yo vivía a pocas cuadras y al momento de la explosión, los vidrios de mi casa se inflaron al punto de estallar. Fue como sentir el atentado en mi casa, en mi barrio, en mi familia. Mis abuelos y mi abuela en particular, Esther, era una persona muy allegada a la AMIA. Toda mi infancia transcurrió alrededor de la AMIA. De modo que esa bomba no solamente la sentí contra mi propio barrio, mi historia, mi familia, mis amigos, sino que me pegó, literalmente. Yo salí esa mañana, caminé por la calle Tucumán y me encontré con ese desastre. Ahí entendí por primera vez eso que le pasa a la gente que empieza a caminar sin rumbo, que quedan perdidos después de una explosión. Porque algo de eso me pasó. No puedo recordar qué pasó desde el momento del atentado, cuando empecé a caminar por la calle Tucumán, hasta la noche, que me recuerdo volviendo. La historia del programa tiene que ver con la víctima número 85 de la AMIA. Durante mucho tiempo se sabía que había 85 víctimas, pero no se conocía la identidad de la víctima 85. Y en este capítulo, uniendo eslabones, pudimos contar la historia de este chico de apellido Jesús y cómo llegó a la AMIA con su mamá. Es una historia muy triste. Yo personalmente siento que después de haber contado esta historia en la televisión, finalmente ese chico, tiene un homenaje. Porque el mejor homenaje que le puede rendir un escritor a alguien es contar la historia.

-¿Su intención es seguir con la historia de los atentados?
-La idea no es contar atentados, la idea es contar historias. El nexo con esta emisión es otro capítulo, donde cuento el acto nazi en el Luna Park. Allí se hizo el acto nazi más grande del mundo, fuera de Alemania. Es una cosa realmente aterradora ver las fotos de esas formaciones cuasi militares, con las cruces esvásticas, que parecen realmente de otra geografía, y sucedió en el centro de Buenos Aires. Además fue una historia trágica, porque hubo muertos y enfrentamientos.

-¿Cuáles fueron las trabas o dificultades con las que se encontró al realizar el programa?
-No hubo trabas a la hora de hacer este capítulo, o por lo menos no más trabas de las que de por sí tiene todo el caso del atentado a la AMIA. Como sabemos, tiene un camino bastante tortuoso en la justicia. Es muy difícil, ya no cerrar judicialmente ese capítulo, sino transitarlo. Hay intereses de todo tipo, pero sobre todo políticos, que hacen muy difícil el cierre de esa investigación y que sepamos todos finalmente qué pasó y quiénes fueron, con nombre y apellido.
Por otra parte, las dificultades propias de una investigación: cómo indagar en la historia de una persona que no era pública, que era muy humilde, con una mamá que estaba buscando trabajo desesperadamente y por eso recurrió a la bolsa de trabajo de la AMIA. A mí me gustan las historias de las personas más o menos anónimas, desconocidas, porque es sacar a la luz pequeñas épicas y proezas, que en este caso tuvieron un final desgarrador.

-¿Qué conclusión hizo de este primer programa?
-La conclusión de esta primera emisión es un sabor amargo, por supuesto, porque por más de que uno pueda contar esta historia y rendir un homenaje, ya no están ni este chico ni las otras 84 víctimas. Eso es lo tremendo, que no se puede volver el tiempo atrás, que uno no puede siquiera en la memoria reconstruir esa tragedia y hacer de cuenta que no sucedió. Eso es lo angustiante. Sucedió, no tiene vuelta atrás y nadie se puede engañar. Los muertos están muertos, y lamentablemente todavía no conocemos los nombres de todos los culpables.

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