Itongadol.- Para nuestra Escuela es importante fortalecer el conocimiento y la memoria de la Shoá, así como el compromiso para transmitir lo ocurrido durante esa época. Es en este marco que a fines de 2015 realizamos en el secundario un concurso sobre el tema entre nuestros alumnos.
Del mismo resultaron dos ganadoras: Melina Brener que en su trabajo remarcó la importancia de la transmisión de la Shoá como reflejo de la época donde el hombre perdió su humanidad; y Andrea Bransboin que trabajó sobre la historia de la familia Rus, contada a través de la mirada de su hija Natalia.
Ambas alumnas hoy están representando a la Escuela Scholem Aleijem en Marcha por la Vida 2016, incorporadas a la delegación enviada por la Escuela Tarbut. Este programa implica transitar por los lugares donde ocurrieron los peores capítulos de la historia judía, finalizando con un aire de esperanza al celebrar Iom Haatzmaut en Israel, remarcando así la importancia de haber conseguido nuevamente nuestra independencia como pueblo.
Para las estudiantes de la Escuela es una experiencia que sin duda deja una huella imborrable por la intensidad de las vivencias, como lo expresan en textos escritos por ellas en Polonia:
“Y ponerme los zapatos de cada persona y salir a recorrer aquel campo que ellos pisaron, y recordar de dónde venimos. Pisar esas piedras, ese pasto con los zapatos que tanto me pesa llevar puestos, pensar a cada paso quien estuvo aquí. Me pesa el olor del ambiente, el llanto de mis compañeros, los abrazos dados y por dar a cada paso ya que hay un motivo por el cual llorar, sentir el llanto de ellos y ver su dolor, entenderlo y hacerles compañía. Pensar en el antes y después, cuando los judíos allí rutinariamente eran mandados y sus lagrimas eran de dolor, y llorar por ellos y por nosotros haciendo memoria en cada instante intentando procesar lo que vemos.”
“Auschwitz me mató, me derrumbó por completo, esa fortaleza que creía tener desapareció. Auschwitz me hizo pensar y llorar como un niño, me hizo abrir los ojos de una forma la cual no creía tener la capacidad de ver, y también abrió los ojos, aquellos que no se ven, los que se resguardan por miedo a ser heridos. Auschwitz me abrió también el corazón”
"Un campo es para que crezcan flores, para que crezcan plantas y alimentos. Un campo es para que los animales tengan un espacio, para que la naturaleza se desarrolle y existe el aire puro. Majdanek no es un campo, es el infierno. Un infierno lleno de fuego, de maldad, en el que están las peores miserias humanas. Majdanek me niego a olvidarte, me enseñaste todo con lo que tengo que luchar, con todas las cosas que no debo ser. Me niego olvidar a cada persona que murió en ese infierno, me niego a permitir que vuelva a ocurrir aunque todavía haya gente muriendo por la maldad humana…”
Sus palabras nos emocionan y reflejan el impacto que deja esta vivencia en ellas y en todos los que las rodean. Esperamos seguir contando con el apoyo de aquellos que con su aporte permiten que nuestros alumnos puedan construirse, crecer y convertirse en los próximos transmisores de nuestra historia.