Nadie, como Einstein, fue – y es – tan alabado en la opinión pública y al mismo tiempo tan incomprendido como genio del siglo XX. Hoy, hace cien años, publicó la Teoría de la Relatividad y otros conocimientos que revolucionaron la física.
Este año, al cumplirse el centenario de aquellas publicaciones, la comunidad mundial rinde homenaje haciendo de este período el «Año Internacional de la Física» y se le dedica al extraordinario pensador.
«¿De dónde viene que nadie me comprende y todos me quieren?», dijo, alguna vez, en una entrevista el físico, nacido en Ulm el 14 de marzo de 1879.
«Einstein cambió nuestra imagen del mundo como ningún otro científico», explicó el Premio Nobel de Física alemán Wolfgang Ketterle. «Confirió a la humanidad el conocimiento que,incluso cosas como el tiempo y el espacio,no son formatos predeterminados. Esto tuvo repercusiones en la Filosofía, el Arte y la Literatura», agregó el director del Instituto Albert Einstein de la Sociedad Max Planck, Bernard Schutz.
Como «experto técnico de tercera clase» en la Oficina de Patentes de Berna, Einstein escribió en su «Annus Mirabilis» 1905 seis trabajos que rompieron esquemas vigentes hasta la fecha. Entre éstos se encontraba la Teoría de la Relatividad Especial, que condujo directamente a la conocida fórmula E = mc2.
En base a ella, la masa no es más que una fórmula concentrada de energía. Otra consecuencia de la Teoría de la Relatividad es la interrelación entre el espacio y el tiempo.
Las repercusiones de los conocimientos de Einstein son tan profundas como insondables para muchos. Según Schutz, «toda la técnica del láser se basa en las ideas de Einstein de aquel entonces».
Einstein, en 1905, en un artículo que mismo calificó de «muy revolucionario», atribuyó a la luz, bajo determinadas condiciones, las características de partículas y, así, en el mundo de la ciencia de que la luz es una onda. Esa contribución a la Física Cuántica -no la Teoría de la Relatividad- le valió el Premio Nobel de Física en 1921.
El sistema de navegación por satélite GPS no funcionaría sin la Teoría de la Relatividad, pues según las leyes de esa teoría, los relojes en la órbita terrestre se mueven más rápidamente que en el suelo terráqueo. «Los relojes de los satélites GPS fueron construidos de tal manera que funcionan algo más lentamente para que en la órbita se muevan sincronizados con los del suelo», explica Schutz. «Sin esa corrección relativista, el GPS en el plazo de unas horas no funcionaría con la precisión deseada».
Sin embargo, sin las contribuciones de Einstein, la ciencia no tendría por qué ser hoy diferente. «Si Einstein no hubiera vivido, otros hubieran hecho sus descubrimientos. Tal vez diez años después. Incluso un investigador destacado sólo se anticipa en unos años a su tiempo», opinó Ketterle, quien fue premiado en 2001 junto con colegas estadounidenses por la creación de un estado agregado de la materia que Einstein ya había pronosticado en 1925.
Experimentos como los de Ketterle y muchos otros confirman una y otra vez las predicciones visionarias de Einstein.
Einstein nació el 14 de marzo de 1879 como hijo de un pequeño empresario judío en Ulm. Después de estudiar en el Politécnico de Zúrich, pasó a trabajar en la Oficina de Patentes de Berna y se casó con su compañera de carrera Mileva Maric, con la que tuvo tres hijos.
Después de sus trabajos de 1905, el mundo de la ciencia se fija en él y en los años siguientes pasa a trabajar en las universidades de Zurich y Praga, hasta que en 1914 se traslada a Berlín, por aquel entonces la meca de la Física. 5 años más tarde se divorcia de Mileva y se casa con su prima Elsa.
Tras el nombramiento de Adolf Hitler como canciller del Reich, Einstein decide no regresar de una estancia de investigación en Estados Unidos. Los nazis le retiran la nacionalidad alemana. Ya desde antes, el investigador siempre activo políticamente – incluso por el sionismo- se vio sometido a fuertes ataques antisemitas. En 1939, el pacifista convencido advierte al presidente de Estados Unidos, Franklin Roosevelt, sobre el peligro de una bomba atómica alemana y se convierte en coiniciador del proyecto nuclear estadounidense.
Más tarde se pronuncia a favor de la prohibición de armas nucleares, propone la creación de un gobierno mundial y, ya como ciudadano estadounidense, recibe fuertes críticas durante la era McCarthy por sus ideas políticas.
Einstein murió en 1955 con 76 años en Princeton, Nueva Jersey, sin haber vuelto a pisar jamás suelo alemán. Tres años antes se le ofrece la presidencia israelí, pero la rechaza. Al parecer, más tarde dijo: «Las ecuaciones son más importantes para mí, porque la política es para el presente, pero una ecuación es algo para la eternidad».
Fte Cidipal