Itongadol/AJN.- Hoy se llevó a cabo la décima audiencia del juicio por el encubrimiento del atentado a la AMIA. Rubén Beraja, quien había comenzado a declarar la audiencia pasada, concluyó con su descargo y accedió a contestar preguntas de su defensa y del Tribunal. Sin embargo, en ningún caso lo interrogaron.
En su presentación, que duró más de cinco horas, volvió a referirse a este juicio como un "velo distractorio de la causa verdadera AMIA y de la investigación por la muerte de Nisman".
Como una manera de eludir responsabilidades, Beraja habló siempre desde la primera persona del plural, como si representara a toda la dirigencia comunitaria, o a toda la comunidad. Desde este lugar enunciativo el imputado reconoció manejar mucha más información de inteligencia que ministros o el mismo presidente Menem.
También presentó múltiples recortes periodísticos en lo que se muestra a favor de la justicia y denuncia la falta de investigación y trabajo por parte de los funcionarios públicos. Sin embargo, en ninguna de estas presentaciones se denuncia a personas puntuales. Las maniobras de encubrimiento tienen nombre y apellido, bien debiera saberlo Beraja que está imputado en una de ellas.
Al final de su descargo, el ex presidente de la DAIA negó haber tenido una relación amistosa o un trato especial con el ex juez Galeano, pero sí declaró haber mantenido reuniones con funcionarios de EEUU, Paraguay, agentes de inteligencia e incluso haber puesto en comunicación a los jefes policiales de la Bonaerense y de la Federal para que investigaran. Se reconoció, a su vez, como el ideólogo e impulsor de la comisión bicameral de investigación del atentado.
Beraja, lamentablemente, elijó relatar una parte sesgada de lo ocurrido perdiendo la oportunidad histórica que tuvo de decir, por primera vez, la verdad.