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Comunidad Judía de Colombia. Una kehilá que tiene excelente diálogo con el resto de la sociedad

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 Itongadol.- Al igual que el papel que cumple la DAIA en Argentina, la Confederación de Comunidades Judías de Colombia está encargada de las relaciones formales con el resto de la sociedad. Según lo informó a la Agencia Judía de Noticias (AJN) el director Ejecutivo de la entidad, Marcos Peckel, la organización realiza “homenajes al Cardenal Rubén Salazar, actividades con las iglesias evangélicas, actividades con políticos, senadores, organizaciones de la sociedad civil, minorías (como los negros o los indígenas), y tiene una presencia importante en los medios de comunicación”. Todo ello genera que “la relación con el resto de la sociedad sea más que excelente”.

Esta pequeña comunidad de unos 5 mil judíos (aunque el Congreso Judío Latinoamericano la considera una kehilá mediana) tiene presencia en cuatro ciudades del país, pero la principal es Bogotá. Desde allí, la Confederación administra también la relación con el Gobierno. “Ahora que el presidente Juan Manuel Santos estuvo en Israel, llevó a una delegación de empresarios judíos, pero también me llevó a mí. Tanto en la parte personal como en la institucional, con el gobierno también tenemos una relación fabulosa”, describió Peckel.

“Tenemos diálogo con políticos, senadores, con el presidente, con la cancillería colombiana. Como Confederación somos miembros del Concejo Judío Latinoamericano y somos muy activos. Participamos también en el Congreso Judío Mundial”, explicó el director ejecutivo.

Debido a la buena relación que posee con el Estado, la comunidad logró impulsar la Ley que penaliza los casos de antisemitismo y la negación del Holocausto a raíz de la aparición de un grupo neo nazi. Sin embargo, Peckel aclaró en diálogo con AJN que “los hechos de antisemitismo son mínimos y aislados. Es un fenómeno muy marginal”.

Al igual que lo hace la DAIA, la Confederación se encarga de denunciar esos hechos: “Hay casos rutinarios, quizás a veces un periodista dice algo que, según nosotros, necesita una respuesta. Por ejemplo, hay periodistas que comparan lo de Gaza con el Holocausto. En esos casos mandamos una carta o comunicado para que sean publicados, pero igualmente no tenemos un fenómeno exponencial que nos preocupe”.

En otra de las actividades donde la comunidad colombiana expresa su apertura es en el campo deportivo. “Tenemos a Macabi y a un club privado que se asemeja a Hebraica. Éste lo prestan para actividades comunitarias, allí se hacen los juegos macabeos, por ejemplo. Se realiza una vez al año, siempre en Semana Santa, una macabeada donde participan 500 a 600 personas en cuatro ciudades. Se hace todos los años desde 1974 y es un evento muy importante porque vienen niños, adultos y colombianos que viven en el exterior”.

Además, el director ejecutivo señaló que en los clubes “se realizan actividades deportivas (que son las más importantes), culturales (por cada actividad hay un concurso de obras artísticas) y sociales (para salir por las noches y participar en fiestas)”.

Sin embargo, cuando se trata de festividades, la comunidad colombiana se cierra hacia el ámbito familiar y la sinagoga. Cuatro templos están ubicados en Bogotá, tres en Cali, uno en Medellín y dos en Barranquilla. “En Bogotá hay una sinagoga Masortí y las otras tres son nominalmente ortodoxas, pero sus miembros no lo son. La comunidad en general es muy tradicional, pero la ortodoxia no pasa un 10 por ciento de la kehilá”.
Los viernes un número importante de gente asiste a las sinagogas y toda la comunidad se reúne esa noche en familia. “Siempre hay Minyam, todos los días y el sábado a la mañana todas las sinagogas tienen mucha gente”.

“Durante las festividades, todos los templos estaban completamente atiborrados de gente. Los brindis de Rosh Hashaná (año nuevo) y las celebraciones fueron familiares. Cada familia tiene su comida tradicional. Las celebraciones no son hacia afuera en la sociedad, sino que después de las sinagogas se festeja en familia. En sucot la gente también asistió a las sinagogas y algunas personas tenían su propia sucá”.

Por otro lado, aparte de los templos, la kehilá tiene instituciones “bastantes desarrolladas”, como tres colegios judíos, uno en Bogotá, otro en Medellín y otro en Barranquilla. “En estos últimos los colegios tienen mayoría de estudiantes no judíos, en Bogotá el 95 por ciento de los estudiantes son judíos (unos pocos menos de 500 niños asisten a Bogotá). Y un 35 por ciento de los chicos de la comunidad van a escuelas no judías”.

En relación a esos datos, se deduce que el rango etario es el de una comunidad adulta, con un promedio de edad está por encima de los 40 años.

LV

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