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La fortuna de Arafat

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JERUSALÉN. (Corresponsal).- El presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Yasser Arafat, tiene cuentas bancarias «privadas» por valor de más de 800 millones de dólares y cada mes traspasa 100.000 dólares a la cuenta de su esposa, Suha, de 40 años, que vive en París con su hija Zawa, de 8 años. Así lo reveló recientemente el programa «60 minutos», de la cadena de televisión CBS, tras una larga y amplia investigación sobre la corrupción en la ANP y los fondos de ayuda internacional. Según la CBS, los investigadores contaron con la ayuda del ministro de Finanzas palestino, Salam Fayad, antiguo alto funcionario del Fondo Monetario Internacional, que lleva a cabo una campaña personal a favor de la transparencia económica. Fayad se niega a recibir un sueldo, se traslada solo con su maletín, sin guardaespaldas ni ayudantes, por Cisjordania y Gaza, cruzando decenas de puestos de control israelíes para intentar regularizar la economía palestina. Por ejemplo, pretende que los 56.128 agentes de seguridad de la ANP dejen de recibir sus sueldos en efectivo (lo que permite a algunos de sus jefes cobrar comisiones) y sí en cuentas bancarias. Fayad busca hasta el último dólar del presupuesto palestino.

El temor a que la ayuda internacional vaya a parar a destinos «inesperados» ha hecho que por ejemplo los fondos de la Unión Europea sean casi siempre otorgados directamente a proyectos concretos.

Hasta la creación de la ANP en 1994, el «sumud» (el aparato financiero palestino) fue dirigido por el actual primer ministro, Ahmed Qurei (Abu Ala), que empezó con un pequeño presupuesto y a raíz de inversiones en todo el mundo, compras y creación de compañías, multiplicó significativamente el capital. Según algunos analistas, parte de su fuerza política proviene de que Abu Ala conoce todos los secretos de las finanzas de la OLP, de Al Fatah y de Arafat.

El programa «60 minutos» de la CBS evalúa el capital personal de Arafat entre 1.000 y 3.000 millones de dólares. Sus cuentas bancarias estaban dirigidas por su asesor financiero y hombre de confianza, Mohamed Rashid, que lo invirtió en Europa y en el mundo árabe. Rashid –muy criticado y rechazado en la calle palestina, que lo acusa de vivir como millonario a expensas del pueblo– huyó hacia un país europeo hace meses, pero visitó Ramallah recientemente por primera vez. Una comisión de nueve diputados del Consejo Legislativo palestino investiga lo ocurrido –no a Arafat personalmente, considerado «intocable»– y exige que los fondos palestinos, sobre todo aquellos que provienen de la ayuda internacional, sean invertidos en la ayuda social al pueblo palestino y no en lo que definen como «inversiones y negocios dudosos». Se cree que parte del dinero depositado en las cuentas de Arafat proviene de los monopolios que la ANP dirige en sectores como la gasolina, el cemento o el tabaco, de impuestos procedentes de Israel (aduanas u otros que Israel cobra en nombre de la ANP) y también de ayudas internacionales pasadas.

En la Mukata, la sede semidestruida del presidente palestino en Ramallah, donde lleva dos años sitiado, dicen que el presupuesto de la Oficina de Arafat es de 74 millones de dólares al año. Según la CBS, el «rais» otorga pagos y ayudas a allegados políticos, aliados, grupos armados y distintas instituciones palestinas. Fayad, el responsable de Economía, intenta controlar cada uno de estos pagos. En Israel el Gobierno y los bancos mantienen un silencio oficial porque se benefician de los dineros del «rais» invertidos en el país. Una de las cuentas bancarias de Arafat está depositada en el banco israelí Bank Leumi, en la calle Bazel, y en la sucursal de la calle Jashmonaim de Tel Aviv. «El líder palestino es como un inversor más», afirmó sonriendo un funcionario del Ministerio de Finanzas israelí. Dicha cuenta fue abierta antes de la «intifada», a mediados de los noventa, cuando se vivían días de relativa tranquilidad tras la firma de los acuerdos de Oslo. El resto de las cuentas de Arafat están en países europeos y árabes.

Nadie en Ramallah cree que Arafat goza personalmente de estas cuentas bancarias. Algunos diputados palestinos señalan, manteniendo el anonimato, que los presupuestos ocultos son el reflejo más directo de que la ANP aún no ha concluido la transición de grupo revolucionario a entidad política. «Todos los grupos clandestinos tienen cuentas bancarias a nombre del líder para proteger los fondos», explican. Por eso la boda de Arafat despertó gran preocupación en la OLP por temor a lo que ocurriría si el «rais» falleciera.

El ex ministro del Gobierno palestino de Majmud Abbas (Abu Mazen), Abd El Fataj Jamal, declaró a inicios de mes a la televisión BBC que la ANP traspasa todos los meses 50.000 dólares al brazo armado del movimiento gubernamental Al Fatah, las conocidas Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, «para que no cometan atentados suicidas contra Israel». Según señaló, el dinero fue transferido con el acuerdo de Arafat y no estaba dirigido a comprar armas. El jefe de las Brigadas en Jenín, Zacaria Zubeidi, afirmó a «La Vanguardia» que «el presidente Arafat es el líder tanto del brazo político como militar de Al Fatah» y que «si nos pide que aceptemos una tregua con Israel, lo haremos con la condición de que el Gobierno asesino de Sharon cese los asesinatos selectivos». FteL.V.D

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