Una alfombra blanca dividió el salón en dos. A los costados, inmensos floreros con lirios blancos y naranjas. Él recorrió, al ritmo lento de una melodía previa, el largo pasillo hasta llegar a la jupá (altar). Minutos después sonó la marcha nupcial y ella, vestida con una blusa y falda blancas, y el cabello trenzado, caminó hacia el rabino del brazo de su hijo.
Valentín tiene 82 años y Marta, de 68. Se conocieron en el antiguo Hogar de Burzaco. Hace un año se besaron por primera vez y este martes dieron el sí ante un expectante público emocionado que los ovacionó sin parar.
Entre los invitados estuvieron, vestidos «de gala», los más de 200 residentes del «Le Dor Vador» (de generación en generación), la institución ubicada en el barrio de Chacarita. También participaron empleados y voluntarios, familiares y visitantes. Todos para festejar la primera unión matrimonial en el hogar de ancianos.
La celebración fue completa, porque incluyó comida, la proyección de un video con fotos de los novios y música en vivo.
La pareja quiere «protegerse para enfrentar el resto de la vida», dijo el rabino. No hizo más que interpretar las palabras del novio: «Marta es lo más cercano a la perfección», expresó el hombre, y los ojos celestes le brillaron. Antes, cuando estuvieron solos, prometió llevar a su mujer al tren de las nubes «para estar cerca de dios».
«Que dos personas decidan casarse a esta altura de la vida para mí marca un futuro. Hay alguien que está construyendo algo con otra persona», dijo emocionado el presidente del Hogar, Jorge Fainzaig. «Logramos el objetivo de dar vida y dignidad a nuestros mayores», agregó.
La institución alberga a casi 300 ancianos. El 65 por ciento de las camas están ocupadas por personas pobres, que pueden ser atendidas gracias al dinero que aporta el resto de los residentes y algunas donaciones.
Uno de los invitados fue «Pedrito», como lo conocen todos en el hogar. Tiene 56 años y desde los cinco, cuando el lugar funcionó como un orfanato, vive allí; padece un retraso mental.
Es el habitante más joven de todos y estaba tan emocionado como el resto por la ceremonia, en especial porque habían participado «los nuevos y los viejos» residentes.
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