Itongadol.- Iaakov había llegado a la edad de ciento cuarenta y siete años.
Cuando vio que se aproximaba el fin de sus días, le pidió a Iosef fuera a visitarlo con sus dos hijos, Efraím y Menashé.
Iaakov le dijo a Iosef que Efraím y Menashé serían contados entre sus propios hijos.
Cada uno de ellos sería cabeza de una tribu, al igual que los hijos de Iaakov.
Iaakov llamó a todos sus hijos junto a su lecho, habló a cada uno de ellos y los bendijo.
Estas famosas bendiciones, conocidas como “birkat Iaakov” (bendiciones de Iaakov), están llenas de profecías sobre el futuro de cada tribu, y de descripciones de los atributos y características de cada uno de ellos.
Iaakov ordenó a todos sus hijos que lo sepultaran en la Mearat Hamajpeilá, que Abraham le había comprado a Efrón.
Iaakov terminó de dar las instrucciones a los hijos, juntó los pies en la cama y “retornó a su pueblo”.
Iosef murió a la edad de ciento diez años y su cuerpo fue embalsamado y colocado en un féretro.