Itongadol/AJN.- Por primera vez desde la salida de las tropas sirias, en 1990, El Líbano tiene un gobierno en el cual solo están representados Hezbollah y sus aliados, el Movimiento Patriótico Cristiano Libre, dirigido por Gebran Bassil, y el chiíta Amal, y ello podría tener un significativo efecto negativo a la hora de sumar socios y donantes internacionales para aliviar la grave crisis financiera que enfrenta, así como su conflictiva relación con Israel.
Desde el 15 de octubre se sucedieron violentas manifestaciones (foto) que exigían una administración de calificados tecnócratas no «contaminados» con los «corruptos» partidos políticos y sus 20 integrantes fueron presentados por el nuevo primer ministro, Hassan Diab, como «especialistas», pero pocos libaneses están convencidos de que sea cierto.
Por caso, los movimientos asociados con Occidente y Arabia Saudita quedaron fuera de las negociaciones y entre los flamantes funcionarios no se cuentan allegados al Movimiento Mustaqbal (Futuro), del ex jefe de gobierno Saad Hariri, ni las Fuerzas Cristianas Libanesas, ni el Partido Socialista Progresista del druso Walid Jumblatt.
Cabe recordar que la Justicia argentina atribuye a Hezbollah la autoría material de los atentados a la Embajada de Israel y la AMIA, que provocaron más de un centenar de muertos en la década de 1990, y que por ello los últimos dos gobiernos la incluyeron en su nómina de entidades terroristas y congelaron sus bienes en ese país.