«Ha resurgido el antisemitismo en el mundo árabe y en otros sitios. Las formas más perversas hacen muy difíciles los esfuerzos de paz», subrayó a los asistentes antes de sugerir una «coalición de civilizaciones» para intentar acabar con este problema. «Cada uno tenemos totalitarismos en nuestros itinerarios religiosos. Sugeriría que este foro fortalezca ese comienzo del diálogo de las civilizaciones», manifestó.
Melchior afirmó que el antisemitismo «no sólo se mide por la cantidad de incidentes». En este sentido, dejó claro que no es antisemitismo el criticar la política de Israel e, incluso, de «manera desproporcionada». Sin embargo, pidió que se evite equiparar a Israel con los «peores delitos de la Humanidad», en alusión al Holocausto. «Acusarle (a Israel) de los peores delitos de la Humanidad sí es antisemitismo y hay que reconocerlo», insistió.
El responsable israelí resaltó que en la comunidad internacional ya hay una constatación de que el antisemitismo «no desaparece simplemente si se ignora». Por ello, consideró que el camino que la OSCE inició hace dos años con reuniones como la de Córdoba es «largo y difícil».
«Llevarlo a las aulas tampoco es suficiente. Debemos ser nosotros mismos modelos y líderes respecto a la forma de actuar con tolerancia, ánimo de coexistencia. En definitiva, ser ejemplos», indicó Melchior, quien no dudo en afirmar que el antisemitismo es la discriminación «más antigua y persistente», ya que «siempre se adapta a nuevas situaciones».
«Puede venir de muchos sitios: de la derecha, de la izquierda o del centro. Puede ser parte del antiamericanismo, de la antimundialización. Puede estar en Internet, en los campos de fútbol o medios de comunicación, pero tiene siempre la misma finalidad: atacar a los judíos», concluyó.