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La sobreviviviente del Holocausto que lleva una doble vida en Israel y Alemania

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Itongadol.- Karla Raveh es una sobreviviente del Holocausto de 89 años que lleva una doble vida. Gran parte de cada año, Raveh, que cumplirá 90 años el próximo mayo, es una ama de casa y abuela de cinco nietos y bisabuela de 10 bisnietos en Kiryat Tivon, cerca de Haifa, en el norte de Israel. Sin embargo, en los veranos se traslada a Lemgo, Alemania, donde es prácticamente una celebridad, incapaz de ir a ninguna parte sin ser detenida por la gente en la calle.

En Lemgo, lugar de nacimiento de Raveh, hay una escuela que lleva su nombre. Ella vive en un apartamento encima de un museo dedicado a la historia de su familia en su hogar de la niñez, una casa señorial en el centro de la ciudad. Su agenda está llena de charlas y reuniones con dignatarios y viejos y nuevos conocidos. Sin embargo, casi nadie en Israel sabe nada de esto.

Lilach Naishtat Bornstein (hebreo), una becaria post-doctoral en el instituto MOFET que enseña en el Kibbutzim College of Education, escuchó acerca de la doble vida de Raveh. Con su permiso, la siguió a Lemgo y realizó un cortometraje en 2012 sobre ella junto con el cineasta Hans-Peter Lübke, una producción israelí-alemana titulada "Between Home and Homeland".

Intrigada por lo que se permite -y lo que no- en la sociedad israelí cuando se trata de dar un testimonio sobre el Holocausto, Bornstein también extrajo la historia de Raveh como investigación para su libro, "Su judío: lo bien y lo mal en los testimonios del Holocausto", publicado en 2016 por el El Centro Melton para la Educación Judía de la Universidad Hebrea y el Instituto MOFET.

"Hay una tendencia de los sobrevivientes que regresan a sus ciudades para dar testimonio, pero el caso de Karla es único. Un tremendo y fenomenal proyecto educativo ha crecido alrededor de su testimonio. Decenas, si no cientos, de productos culturales se han producido sobre la base de ella y su testimonio en lo que parece una extraña obsesión alemana", contó Bornstein, de 51 años, y quien estaba particularmente interesada en tratar de saber por qué su testimonio se ha recibido con tanto interés en Alemania, pero no en Israel, incluso entre los miembros de su propia familia.

"Los judíos alemanes anhelan y adoran su cultura alemana, y Karla se dio permiso para compensarse por su perdida juventud alemana. Sin embargo, ha sido un poco incómodo para sus hijos redescubrir su intimidad con Alemania, a la que sólo asocian con los nazis", manifestó.

Durante gran parte de su vida, Lemgo, una pequeña ciudad universitaria a una hora y media de camino al suroeste de Hanover, no era más que un recuerdo para Raveh. Fue el lugar donde nació y se crió, y de donde ella y su familia fueron deportados por los nazis al campo de concentración de Theresienstadt en julio de 1942.

Sólo Raveh y una de sus abuelas sobrevivieron al Holocausto. Después de la guerra, cuando ella tenía 18 años, Raveh regresó brevemente a Lemgo para recuperarse de la enfermedad y recuperar la propiedad de la familia. Después de eso, dejó su lugar de nacimiento -primero fue a Suiza, y más adelante a Israel- con ninguna intención de volver.

Lemgo habría permanecido encerrado en el pasado de Raveh si no hubiera sido por una carta que recibió a mediados de la década de 1980 de una maestra llamada Hanne Pohlmann pidiéndole, como la única superviviente judía de Lemgo, compartir su testimonio del Holocausto con los habitantes de la ciudad. Raveh aceptó a regañadientes, divulgando detalles desconocidos incluso para sus dos hijos, Michael y Danny.

El esposo de Raveh, Shmuel, se convirtió en la fuerza impulsora del proyecto, alentandola a escribir la historia entera de su familia en alemán. Rápidamente fue invitada a Lemgo en el verano de 1986 para un lanzamiento de libros que, a su vez, la lanzó inesperadamente de vuelta a su vida en Alemania después de 40 años. Ese viaje inicial se convirtió en meses de visitas anuales y un verdadero regreso a casa.

"Estoy en casa en Israel, pero también estoy en casa en Lemgo. Es difícil de explicar", contó Raveh. Hoy ella es la única judía que existe, y se ha convertido en "la judío", una identidad que abraza ambivalentemente.

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