Itongadol.- Una noche primaveral fue el marco ideal para el desarrollo de la que posiblemente sea la más atractiva e importante actividad cultural del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Al menos 1.700.000 personas visitaron los más de 240 museos y espacios culturales que abrieron sus puertas desde las 20 del sábado 29 de octubre y las cerraron a las 3 del domingo.
Como cada año, Iton Gadol recorrió varios de los lugares relacionados con la comunidad judía, en esta oportunidad el Centro Ana Frank Argentina, el Museo Judío de Belgrano, el Museo Judío de Buenos Aires “Dr. Salvador Kibrick” y el Museo del Holocausto.
En las cuatro instituciones, el ingreso de personas fue permanente. En el Centro Ana Frank desde las 22 había una larga cola esperando para poder entrar. Daniela Grajzewski, coordinadora de los guías voluntarios, afirmó a Iton Gadol que “intermitentemente en el museo colaboran 80 voluntarios, y que esa noche estaban 50”. Sobre la cantidad de personas, informó que ya habían ingresado 700, por lo que estaban seguros de que superarían la cantidad de visitas del año, anterior que fueron casi 2.000. “Somos un museo joven y pequeño. Contamos con la colaboración de mucha gente y entendemos que la Noche de los Museos es un espacio para realizar actividades y que los visitantes puedan apreciar las muestras.”
En el jardín posterior de la casa, donde se encuentra el retoño del Castaño al que le escribía Ana Frank, se encontraba Moisés Borowicz, sobreviviente de la Shoá, que minutos antes había brindado su testimonio firmando ejemplares de su libro “La profecía del criminal”.
De la Casa de Ana Frank, Iton Gadol se trasladó al Museo Judío de Belgrano, en los momentos previos a que se iniciara el show musical Jewish Jam Session, a cargo de una banda de rock que integraba el rabino Shlomo Kiesel. Allí, un alto porcentaje de los asistentes degustaban comidas típicas preparadas por “El Paisano Kosher House”, una parrilla kosher que funciona en el lugar los días jueves a la noche.
El rabino Shmuel Kiesel, quien fue el responsable de organizar las actividades y muestras de este museo judío que funciona en una sinagoga de Jabad, manifestó que abrir las puertas al público significa: “Compartir nuestra tradición y mostrar nuestras costumbres. Compartir una noche de comida kosher y que los visitantes aprendan nuestra herencia, gente que no tiene nada que ver, es muy valioso. La gente viene y se va muy contenta, y por lo tanto es muy enriquecedor para todos”.
Respecto a que su padre, el rabino Schlomo Kiesel, integre la banda de rock, afirmó: “Este lugar tiene esa chispa, estamos abiertos a diferentes formas de vivir el judaísmo y poder tener una banda de rock adentro del Templo y que haya una parrillada es parte de las bondades que se brindan”.
Desde Belgrano, el próximo destino fue el centro de la ciudad: el Museo del Holocausto, donde una gran cantidad de jóvenes esperaban en la puerta la posibilidad de poder ingresar. Todos los lugares de la planta baja, donde se exponen las muestras, estaban ocupados, y alumnos de la escuela ORT eran los guías voluntarios que explicaban lo que fue la Shoá.
Mientras Eugenia Unger se retiraba muy emocionada por la recepción que había tenido el testimonio que acababa de brindar, Enrique Ovsegevich, vicepresidente de la institución, manifestó en diálogo con Iton Gadol: “Lo más importante es que viene mucha gente joven. La preparación que tuvo el Museo para tener gente que pueda explicar detenidamente de qué se trata, porque esta gente joven, en su mayoría, no conoce el tema, en su mayoría no son miembros de la comunidad. Además, la cantidad de gente que viene año a año demuestra el interés por este tipo de tema. El año pasado en siete horas vinieron 12.500 personas y hoy estamos en más de 10.500 personas. La labor del Museo es importante, pues si no tenemos la memoria (de lo que pasó), puede volver a ocurrir”.
Por su parte, Mónica Dawidowicz, sobreviviente de la Shoá y autora de “Todos mis nombres”, libro en el que brinda su peculiar y muy interesante testimonio, manifestó sobre la Noche de los Museos: “Es una oportunidad maravillosa para que la gente visite museos que normalmente no recorre, y estamos viendo en el Museo de la Shoá miles de personas, muchísimos jóvenes, que nunca accedieron al Museo, donde se encuentran con una historia que posiblemente no conocían”. Además, afirmó a este medio que el trabajo de los guías fue “maravilloso”.
Aprovechando la cercanía, la siguiente parada fue el Museo Judío de Buenos Aires “Dr. Salvador Kibrick”, que funciona en el edificio lindero del templo de la Congregación Israelita de la República Argentina. “Desde que se abrió el Museo tuvimos un flujo constante de visitantes. Este fue un año atípico, pues por primera vez participamos en la Noche de los Museos y coincidió con un casamiento en el Templo. Estuvimos dos horas sin tener acceso al Templo, entonces la gente circuló más intensamente por las instalaciones del Museo, porque a los visitantes les gusta ir a conocer la sinagoga. Cuando terminó el casamiento tuvimos allí cuatro conciertos y estuvo muy colmada”, relató Liliana Olmeda de Fogelman, la curadora del Museo.
Sobre la concurrencia, señaló que estaban llegando a la cifra del año anterior, por lo que suponía que la superarían, ya que faltaban poco menos de dos horas para el cierre y el flujo de visitantes se mantenía.
Además, explicó que la Noche de los Museos es un momento muy importante, porque “se trabaja todo el año para tener una programación coherente y variada y cada año distinta. Se acerca al Museo gente que no lo hace habitualmente y muchos lo hacen por primera vez. Por lo tanto, es muy importante para la difusión, que principalmente es de boca en boca. Durante el año tenemos muchísimo turismo de todos lados del mundo y también muchos colegios”.
Finalmente, nuevamente en el Museo de la Shoá, Iton Gadol entrevistó a su presidente, Gustavo Sakkal, quien manifestó que la actividad fue “muy emocionante, sobre todo porque este año hubo una inmensa cantidad de jóvenes, al igual que el año pasado”. “Es lo que tratamos de promover para despertar el interés en los jóvenes, que son los que van a tener que continuar este legado del deber de memoria; y ver con qué emoción y respeto escuchan el relato de los sobrevivientes, sus testimonios, y con sus ojos lagrimeando es realmente conmovedor. Estoy seguro que no se lo han de olvidar nunca, que quedará grabado en su memoria y lo van a trasmitir. Nosotros trabajamos con el boca en boca y lo bueno es que la convocatoria es genuina y espontánea. Lamentablemente en el mundo seguimos teniendo episodios que invitan a la gente a reflexionar y este es un espacio de reflexión donde poder estudiar la página más negra de la humanidad que fue el Holocausto. Esto nos da energía para seguir trabajando”.
Al cerrarse las puertas del Museo, a las 3 de la madrugada Gustavo Sakkal informó que en total ingresaron 14.855 personas, con lo que nuevamente lograron superar la cantidad de visitantes del año anterior.
Como corolario de esta edición de la Noche de los Museos, se debe destacar que la mayoría de los visitantes de estas cuatro instituciones, que en total deben haber superado los 20.000, eran jóvenes y no eran miembros de la comunidad judía.