Itongadol/AJN.- El brindis con motivo del inicio del año hebreo 5777 organizado por la AMIA -que fue conducido por su secretario general, Mario Sobol- tuvo una significación muy especial en varios sentidos. “Les deseo a ustedes una autocrítica positiva y fructífera. Shaná Tová, y todo el bien para nosotros, para nuestro pueblo, para la Argentina y para Israel”, expresó el embajador de Israel en Argentina, que asistió al acto.
El embajador del Estado de Israel en Argentina, Ilan Sztulman, al ser invitado a brindar su mensaje por los Iamim Noraim (Altas Fiestas), se refirió a uno de los nombres bíblicos de Rosh Hashaná: Iom HaTrua (día del sonido del Shofar). Al respecto, expresó que pensó en “Iom HaTrua para anunciar que todavía hay un pueblo judío, con todas las dificultades, con toda la historia de miles de años en donde todos decían que no debía existir. Y existe”.
“En Rosh Hashaná tocamos el Shofar para avisar esto. En segundo lugar, como Embajador de Israel, tenemos que decir que hay un Estado judío independiente, soberano que existe en Medio Oriente, en la tierra prometida, en la tierra santa, que también es una forma de mantenernos como pueblo acá, pero también como Estado. Pero Trua, según las fuentes judaicas, también es el examen, el criticarse a sí mismo, pensar lo que hicimos y lo que vamos a hacer. Creo que esta es una característica muy importante para nosotros, los judíos, así que les deseo a ustedes una autocrítica positiva y fructífera. Shaná Tová, y todo el bien para nosotros, para nuestro pueblo, para la Argentina y para Israel”, concluyó.
A continuación de las palabras del embajador Sztulman, el rabino Ezra Cohen tocó el Shofar.
Otro hecho significativo fueron los conceptos vertidos por el vicepresidente en ejercicio de la presidencia de la AMIA, Ralph Thomas (Tomy) Saieg, quien sin mencionar la encrucijada que enfrenta la institución en los estrados judiciales, destacó que “es muy grave acusar a otro judío en un tribunal no judío” en referencia al sentido del Tzom Guedalia, el ayuno de Guedalia. Este ayuno, de acuerdo a la tradición judía, se lleva a cabo al día siguiente de Rosh Hashaná, el 3 de Tishrí.
Saieg, sobre Tzom Guedalia, manifestó: “No sé si saben por qué se ayuna”, preguntó. En ese sentido, contó que al no provenir de una familia muy religiosa, pensaba que era por todo lo que se había comido en Rosh Hashaná, lo que generó risas entre los presentes.
“Creía que el ayuno después de Rosh Hashaná se debía a que habíamos comido mucho los dos días anteriores sin embargo con los años y estudiando aprendí que se ayuna en recordación de que hace mucho, pero mucho, tiempo fue la primera vez que un judío acusó ante un tribunal no judío a otro judío. Por lo tanto, en todos estos días de alegría y de reflexión como son desde Rosh Hashaná hasta Iom Kipur, y después vamos a tener Sucot, era una decisión muy grave decretar un ayuno, pero lo que había pasado fue muy, pero muy, grave. Con lo cual, de ahí aprendemos que es muy grave acusar a otro judío en un tribunal no judío. Pero tenemos oportunidades, y las oportunidades no hay que desaprovecharlas. Todavía podemos reparar y darnos cuenta si nos equivocamos, de que tenemos la posibilidad de corregir, también de poder perdonar al semejante.Escuché también, con los años, que la mejor manera de poder perdonar y hacer algo bueno por aquellos que nos está haciendo daño, es rezar por esas personas. Por eso invito a todos en estos días, inclusive en el día de Iom Kipur, que estamos más cerca unos de otros, que podamos rezar no solamente por uno mismo, si no por los demás, para que todos juntos podamos conseguir el perdón y el cariño del otro, y así conseguir el perdón de D’s que tanto nos acompaña en la AMIA en nuestras casas y cosas buenas nos da todos los Días”, Shaná tová u metuka expresó.
Finalmente, el rabino Gabriel Davidovich se refirió al futuro de la comunidad y el pueblo judío al expresar, entre otros conceptos: “A veces como yehudim pensamos como serán nuestras comunidades y nuestras escuelas de acá a 5, 10 o 15 años, pero pensemos como deberíamos ver a nuestras comunidades de acá a 70 ó 100 años. Realmente estamos pensando cómo serán esas comunidades con respecto a los valores, a su judaísmo”.
“Si lo hiciéramos, pensaríamos en otros caminos a los que tomamos en estos momentos. No es tan difícil, tenemos una historia. Lo que plantaron nuestros abuelos, nuestros antepasados, con esa semilla, tendríamos que plantar nosotros. Pues como dice la Torá, ‘Está muy cercano a vos, está en tu boca y en tu corazón’. Creo que se puede. Hay mucha gente inteligente, con responsabilidad, que puede establecer un camino del cual podamos enorgullecernos de aquí a 70, 100 años. Esa sería una contribución muy importante para el pueblo de Israel”, destacó. Luego, deseó que el Creador mande un año de paz para todo el país, para todo el mundo y para Medinat Israel. “Que no haya sangre derramada y pidámosle un año de todas las bendiciones, de salud, de éxito.”
Finalmente, el rabino Davidovich efectuó un lejaim junto a todos los presentes, entre los que se contaban dirigentes de gran parte de las instituciones comunitarias, los ex presidentes de la AMIA, Abraham Kaul y Guillermo Borger; el ex presidente de la DAIA Julio Schlosser; el consejero de la embajada de Israel Yossi Zilberman y el empresario Eduardo Elsztain.