A pesar de la publicación en su cuenta de Twitter: "A todos los que preguntan: \’sacrificarse\’ significa trabajar duro para el objetivo", Bennett no pudo anticiparse a la reacción política, como la del presidente del partido Unión Sionista, Isaac Herzog, que lo acusó de conducir a Israel "al borde de la guerra civil".
La oposición calificó al ministro de "mesiánico y peligroso". Herzog llegó a decir no sólo que los comentarios de Bennett corrían el riesgo de provocar una guerra civil, sino que también podrían conducir a "un retorno a las fronteras de 1967, con una pérdida de los principales bloques, a la división de Jerusalem y al aislamiento internacional”.
Por su parte, Tzipi Livni (de Unión Sionista) trató de ridiculizar a Bennett: "Quiere anexar toda Judea y Samaria, cuando 2,5 millones de palestinos viven allí”.
"Si Bennett quiere que la gente de su vida por este sueño, me gustaría decirle que las personas dan sus vidas por que Israel exista como Estado judío y democrático”.