Itongadol/AJN.- Vera Slonim conoció al novelista ruso cuando tenía apenas 21 años, le recitó uno de sus poemas más famosos y se convirtió en algo más que una esposa judía; ocupó el lugar como su editora personal, traductora, archivista, investigadora, asistente, agente y guardaespaldas.
Dicen que detrás de todo gran hombre, siempre hay una mujer igual de grandiosa. En este caso el legendario novelista ruso, Vladimir Nabokov, tenía la suya. La mujer se mantuvo ocupada siendo su editora, traductora, asistente, agente, archivista, investigadora, taquígrafa y una fantástica y dedicada esposa judía.
Nabokov conoció a Vera Slonim en 1923, durante un baile de caridad que se realizó en Berlín, cuando tenía 24 años. Fue en ese mismo baile, cuando esa osada mujer de apenas 21 años se le acercó y le recitó uno de sus mas famosos poemas de memoria. El resto es historia. A pesar de ser inusual que alguien de la nobleza rusa, como lo fueron los Nabokov, se casara con una judía, esto no significó un problema para Vladimir, cuyo padre era un ferviente opositor al antisemitismo y hermano menor luego sería asesinado en un campo de concentración por denunciar públicamente los horrores del régimen de Hitler.
Haciendo a un lado sus propias aspiraciones de escritora, Vera respaldó la carrera de su esposo siendo, por lo general, la primera en leer su material e incluso ser su fuente de inspiración. Cuando la fama y el escándalo rodearon a Nabokov y su familia, Vera tomó sobre su persona un rol muy importante y se convirtió en su guardaespaldas, llevando consigo una pequeña pistola para protegerlo en todo momento.