Itongadol.- “Todos los que trabajamos en el deporte tenemos el desafío de seguir creciendo día a día y estamos participando en el máximo nivel de cada uno de los torneos en los que Hacoaj puede participar porque no nos olvidemos que somos un club social amateur; son socios que pagan su cuota y les brindamos la actividad”, explicó a la Agencia Judía de Noticias (AJN) su secretario de Deportes, Daniel Szpryngier, quien agregó que también anhelan un crecimiento en la cantidad de asociados, brindar un servicio de primera calidad y modernizar la sede.
El Club Náutico Hacoaj nació en 1935, el mismo año que la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA), según cuenta en su página web. El ingeniero Mauricio Schverlij, fascinado con el remo, empezó una larga encomienda para crear un club donde se desarrollara esta actividad y, además, familiares y amigos pudieran asociarse.
Hacoaj, que en hebreo significa “La fuerza”, inauguró sus instalaciones en el Tigre -un hermoso lugar arbolado, con una casa estilo colonial, un galpón con botes y unas pocas canchas de tenis y básquetbol-, frente al río, el 11 de octubre de 1936.
Desde entonces y hasta hoy, Hacoaj se convirtió en uno de los clubes sociodeportivos judíos más grandes de la Argentina, profundizando y expandiéndose en otras áreas deportivas, culturales y recreativas. El club hoy cuenta con casas, un campo de golf, una isla y, por supuesto, el río.
“Lo que tiene Hacoaj en sí es que es muy fuerte la parte deportiva: todos tienen lugar para desarrollar una actividad, seas bueno o malo, y tiene muy buenas escuelas deportivas”, subrayó Szpryngier.
“Desde mi punto de vista es el lugar ideal para quien realmente quiera compartir un club de familia, desarrollarse en el deporte y que sus hijos vayan a campamentos, sientan identificación y tengan los valores del judaísmo y los signos de lo que significa ser de Hacoaj”, sostuvo.
Por último, Szpryngier se refirió a la Comisión Directiva actual, que empezó su gestión en octubre: “Felicito a todos los voluntarios que dan su tiempo para el desarrollo de una actividad totalmente ad honores; desde mi punto de vista es una comisión excelente, con muchas ganas y fuerzas, que escucha a cada uno y le da el espacio para que se desarrolle en lo que más sabe”.