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Itongadol.- En un quiebre de la tradición del Ministerio de Educación de Israel, los colegios ahora pueden elegir a qué espectáculos culturales llevarán a sus estudiantes, sin la necesidad de la aprobación de varios comités de expertos artísticos.
Los seguidores de esos paneles dicen que el cambio hará que los colegios se inclinen por consideraciones comerciales. Pero los directores, escritores y rectores de los teatros de niños le dan la bienvenida al cambio. En discusiones del ministerio hay una conversación de “un cambio profundo y esencial” que señalizaría el final en el cómo se eligen las actividades culturales para el sistema educativo.
La canasta cultural, establecida en 1987, está determinado por el Ministerio de Educación, municipalidades y la organización paraguas de centros comunitarios. Su propósito es exponer a estudiantes a diferentes tipos de arte – teatro, cine, música, literatura, artes visuales y danza – al financiarlos.
Sin embargo, según un reporte del centro de investigación de la Knesset, parlamento israelí, solo un 34% de los estudiantes participó de esas actividades en el año escolar anterior. Las municipalidades deciden qué colegios participan y los datos muestran que la lista de actividades es más popular entre comunidades de clase media, mientras que las más pobres no están dentro del programa y las más ricas prescinden de ellas. El presupuesto para el programa es de aproximadamente $13 millones de dólares al año, el cual los funcionarios involucrados en el programa dicen que es ridículamente bajo.
Un componente central de la canasta cultural son los “comités de repertorio”, los cuales recomiendan espectáculos de su campo de experiencia. Los aceptados tienen ramificaciones económicas claras, entonces hay una dura pelea por las recomendaciones. Los miembros del comité dicen que el criterio, como la calidad artística, son lo suficientemente claros, pero los directores y escritores del teatro, consideran que son oscuros.
El 29 de septiembre los coordinadores municipales de la canasta cultural recibieron una carta del administrador del programa, Esti Di-Nur, en donde se anunciaba el cambio. Algunos colegios ya han estado decidiendo de manera independiente qué obras deberían ver sus estudiantes, pero el número es muy bajo.