El pasado miércoles 6 de noviembre, José Judkovski disertó en la Fundación IWO sobre las características peculiares que a su entender tiene el “tango”, que ejemplificó mediante ejemplos de letras y ejecuciones de obras tangueras, para finalmente referirse a tres destacados violinistas judíos que descollaron como ejecutantes y autores de la popular música río platense: Simón Bajour, Raúl Kaplán y Bernardo Stalman.José Judkovski, un indiscutido especialista, manifestó que el tango se distingue por cuatro características. La primera de ellas que “No es solamente un género musical, es un lenguaje, es un modo de vida, una forma de mirar el mundo que forma parte de la cultura popular del Río de la Plata, y que es una verdadera unidad”; explicando que “Cuando hablamos del Río de la Plata nos referimos a donde surgió está cultura popular de la cual el “Tango” forma parte: una cultura urbana, de ciudad que se generó en cuatro ciudades porteñas y portuarias: Buenos Aires, Montevideo, Rosario y La Plata”.
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Según Judkovski el “tango” abarca y es abarcado por la literatura popular, por el teatro popular, por el cine, por el humor, por las artes plásticas y hasta por el periodismo en cierto período de tiempo, en una época en que la gente que participaba del periodismo tenía una formación universalista y por lo tanto abarcativa de todas estas disciplinas que conforman esta cultura popular.
Un ejemplo donde el “Tango” que abarca y es abarcado por el teatro es” una obra cumbre del teatro nacional estrenada en 1940 en Buenos Aires, “Pájaro de barro” de Samuel Eichelbaum, a mi entender y al entender de muchísima gente es la figura más importante del teatro nacional en el siglo XX”. “Hasta el día de hoy, en las más importantes universidades donde se estudia letras, o los colleges, se estudia la obra de Samuel Eichelbaum porque es una obra casi precursora”, para decir luego que en “Pájaro de barro” se describe claramente un fenómeno que forma parte de la cultura del Río de la Plata: “la relación madre hijo; que es una relación muy especial. En el Tango tantísimas letras hablan de la madre, de la vieja, de la relación madre e hijo y se habla muy poco del padre. Tango y teatro se unifican con el mismo criterio frente a un hecho histórico real”.
La segunda característica fundamental del tango, dijo Judkovski “es que lo pueden escuchar multitudes, pero el tango no se refiere a las multitudes, se refiere al individuo, a lo que Jaureche llamaba ‘el hombre que está solo y espera’. Se dirige al hombre individuo. Miren que interesante “Estoy sentado a mi mesa oyendo un tango que nadie escucha. Casi las cinco de la matina y hay un recuerdo que me hace burla. En mil estaños nocheros, en escolazos de madrugada, palme una vida casi vacía y hoy me doy cuenta, no tengo nada. En la ginebra aburrida sigo evocando mi vida y la bronca de saber que los años que se van a poder volver”. Este tango se llama ‘Madrugada’, de Fernando Rolón, se refiere al hombre que está solo, pues solo escucha ese tango. Así que uno imagina al hombre tango, al individuo tango, caminando por la calle, arrastrando sus pasos, acompañándose por un tango mientras habla consigo mismo”.
Para explicar la tercera característica, el orador afirmó que el tango “no se refiere nunca a lo que se posee, nunca habla del hombre rico ni del que tiene bienes materiales. Siempre se refiere a lo que no se posee, a lo que irremediablemente se ha perdido: el amor, la juventud, el barrio, la madre, los sueños. El tango siempre se refiere a eso”, para agregar “Es interesante porque en el judaísmo pasa exactamente lo mismo, los grandes escritores de la literatura idish: Mendel Moijen Sforin, Scholem Aleijem, Peretz, Scholem Asch, Badshevis Singer, generalmente no se han referido a los hombres que poseen sino a los hombres que han perdido cosas. Polonia 1939, Ariel Grindiguer dice – en el libro de Badshevis Singer “Sombras sobre el Hudson” – recordando su último paseo por su querida calle Krochmalna, algo que había perdido porque nunca más podría volver a esa calle de su vieja Varsovia. Y algo similar dice el tango Puente Alsina, que su autor Benjamín Tagle Lara hizo cuando desapareció el viejo puente Alsina y se lo reemplazo por el nuevo. El vio que con la desaparición del viejo puente había desaparecido todo su ayer y le causaba tristeza y por eso lo expresa en un tango. El tango, vuelvo a insistir no se refiere nunca a lo que se posee sino a lo irremediablemente perdió, por eso el tango es triste, es nostálgico, es melancólico y es elegiaco”.
Respondiendo a una pregunta José Judkovski explico que “Se ha hecho un mito negativo sobre que el tango es el lamento del cornudo, y ‘Mi noche triste’ – que fue el primer tango canción – donde el compadrito canta el dolor por el amor perdido ‘Percanta que me amuraste en lo mejor de mi vida’, y ese no es el lamento del cornudo, es el dolor por el amor perdido. Esta forma de expresar el dolor por el amor perdido no nació acá, viene de la poesía rústica del Mediterráneo europeo (España, Francia, Italia, Grecia, Turquía)”.
Al referirse a la cuarta característica Judkovski sostuvo que “El tango es como un papel secante, todo lo absorbe. El tango no creo absolutamente nada, ni siquiera un instrumento, por eso es como un papel secante. Si uno escucha un tango y trata de desmenuzarlo – los buenos tangos – se va a encontrar que en la música del tango está la canción francesa, la cansoneta napolitana, el swing de la escuela pianística de los Estados Unido, el romanticismo de la escuela pianística francesa, la música clásica y la música klesmer en el violín, hasta el dodecafonismo de Shonberg; y en sus letras las poesía rustica del Mediterráneo europeo. La única virtud maravillosa del tango es que sus fundadores pudieron captar códigos, sonidos musicales llegados a través de la inmigración, de fuentes totalmente distintas unas de otras, y crear un producto nuevo, un fenómeno cultural nuevo. Crearon el tango simplemente absorviendo fenómenos que llegaban de afuera. Realmente fue una creación estupenda. Dijimos que el tango es triste, el nostálgico, es melancólico y elegiaco, pero también guarda un humor ácido, es escéptico. El hombre tango es un hombre que mira el mundo que lo rodea captando que hay mucha hipocresía. Entonces se ríe de ese mundo, pero se ríe con una mueca; en el tango no hay carcajadas. El escepticismo no se encuentra en todas las letras pero está aleteando en el mundo de la poesía tanguera” y menciono como ejemplo el tanto ‘Me llaman señor’.